“¡Querido Pablo!”
Una exposición en el museo barcelonés del artista analiza la relación entre Picasso y la familia Reventós durante décadas
En 2013 el Museo Picasso de Barcelona explicó en una exposición cómo un grupo de amigos del pintor Pablo Picasso, con su empeño, consiguieron poner en marcha el centro en Barcelona a partir de 1963. Allí se hablaba de su secretario Jaume Sabartés, del notario Raimon Noguera, del director de los museos de arte de Barcelona Joan Ainaud de Lasarte o del editor Gustau Gili, incluso del controvertido alcalde Josep Maria Porcioles. Ahora, el museo pone el foco con la exposición Picasso y los Reventós en esta familia que fue vital durante décadas para el pintor, desde sus inicios en esta ciudad hasta su muerte en 1973. Y lo hace a través de pinturas como La mujer muerta (1903), una pequeña obra del periodo azul que donaron los Reventós al museo en 1983; libros dedicados y, sobre todo, cartas cruzadas, muchas de ellas conservadas en el Musée National Picasso-París, la Fundación Picasso-Reventós y el propio Museo Picasso de Barcelona, que se exponen por primera vez, en las que queda patente la cercanía entre el pintor y estos amigos barceloneses, la relación del pintor con Barcelona y aporta datos sobre su obra.
Isidre Reventós, patriarca de una familia numerosa y activista cultural de la ciudad, celebraba, a caballo del siglo XIX y XX en su casa de la calle Pau Claris reuniones con artistas e intelectuales como Isaac Albéniz, Ramon Casas, Miquel Utrillo y Santiago Rusiñol, en los que participaban también jóvenes como Pablo Picasso, a partir de 1899, Carles Casagemas, Pau Gargallo, en las que no faltaban sus hijos Ramon, Jacint y Manuel. Dos retratos de Ramon y Jacinto (Moni y Cinto para su familia y para el propio Picasso) formaron parte de las obras que pudieron verse en la primera exposición que se montó con obras de Picasso en el Quatre Gats en 1900. Cuatro años después, Picasso se marchó a París y allí comenzó la relación epistolar con los hermanos.
A cuatro manos
“Las cartas entre los hermanos Reventós y el pintor hablan de sus primeras vivencias en París; de las mujeres que él y Casagemas [el amigo suicida de Picasso] conocieron y los lugares que frecuentaban”, explica Marilyn McCully, que ha revisado y editado las misivas, entre ellas las ocho cartas escritas por Picasso entre 1900 y 1963 que la familia Reventós ha cedido al museo barcelonés para la ocasión. En las cartas de Picasso, muchas a cuatro manos con escritura en catalán de Casagemas y preciosos dibujos del malagueño, explicaban las obras que pintaban entonces: “Ahora pinto una cosa, un baile en el Moulin de la Galette, y además un palco del Divan Japonais. No creo que dirás que pierdo el tiempo”, le escribían a Ramon Reventós en noviembre de 1900. En otra, de todas formas, le apuntaban “Todo el tiempo que no trabajamos nos lo pasamos comiendo y bebiendo. gastamos de tres a cinco duros diarios”.
Cada vez que Picasso viajó a Barcelona, en 1906, 1909 y 1917 se reencontraba con sus amigos. Tras la muerte de Ramon en 1923 Picasso mantuvo la relación epistolar con Jacint, reactivándose en los años cincuenta a partir de la primera visita de su hijo Jacint al artista. “Vengo a conocerlo”, le dijo. A lo que el artista le contestó “Pues ya me conoces”. Y tras esperar unos segundos, añadió: “Ahora, ven y bésame”, recordaban ayer durante la inauguración de la exposición que comisaría Malén Gual y que estará abierta hasta enero, los hermanos Ana, Jacint y Maria Reventós Gil de Biedma, descendientes del patriarca Isidre y que han prestado para la exposición un conjunto de grabados y libros de Ramon Reventós ilustrados con grabados de Picasso.
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