La agenda oficial pone en aprietos a la exconsejera Such en el juicio de Gürtel

La agenda oficial de su etapa como consejera de Turismo de la Generalitat valenciana ha puesto en aprietos este viernes a Angélica Such en el primer juicio a la trama Gürtel que se celebra en el Tribunal Superior de Justicia. Las anotaciones exhibidas por la fiscal incluyen tres supuestas reuniones con Álvaro Pérez, El Bigotes, delegado en Valencia de las empresas de Francisco Correa, en los días en que se tramitaban las adjudicaciones. Poco antes Such había mantenido a preguntas de la representante de la Fiscalía Anticorrupción que no conoció a Pérez hasta meses después de lo que figura en la agenda.

Such ha justificado la contradicción afirmando que las anotaciones correspondientes a días de octubre y noviembre de 2007 debieron escribirse porque las citas se concertaron, pero que no llegaron a realizarse y que ella no conoció al presunto cabecilla de Gürtel en Valencia hasta la celebración de Fitur del año 2008. "No tuve esas reuniones. Sé que no las tuve porque lo vi por primera vez en Fitur. Lo recuerdo porque el señor Pérez tenía una fisonomía [llamativa] por el bigote que llevaba entonces", ha afirmado la exconsejera.

La fiscalía reclama que Such sea condenada a nueve años de inhabilitación por las adjudicaciones presuntamente irregulares del pabellón de la Comunidad Valenciana en la feria Fitur a Gürtel en las ediciones de 2008 y 2009 por cerca de un millón de euros cada una. La pena es muy inferior a los 11 años de cárcel y 34 de inhabilitación solicitados para su antecesora en el cargo Milagrosa Martínez, a la que también imputa malversación y cohecho. En el caso de Martínez, por las supuestas trampas en las adjudicaciones de la misma feria en los años 2005, 2006 y 2007. En el juicio se sientan en el banquillo, además, otras 11 personas, incluidos los considerados principales responsables de la trama.

A pesar de no acusarla de cohecho, la fiscal también ha interrogado a Such sobre supuestos regalos que, según una conversación intervenida por la policía a Pérez y archivos informáticos que fueron incautados en la sede de Orange Market, la empresa valenciana de Correa que dirigía El Bigotes, le habrían hecho. Such lo ha negado: "No he recibido ningún regalo", "no se convertirá en realidad lo que no ha ocurrido".

La fiscal le ha interrogado por las palabras de El Bigotes en las que este afirma que va a comprarle un bolso en una tienda de lujo a la entonces alcaldesa de Valencia Rita Barberá "porque no nos da nada pero tampoco me jode", y que tendrá que regalarle un reloj a la en ese momento consejera de Turismo, Such, "porque se porta muy bien conmigo". "¿Qué comportamiento tan bueno podía tener usted con el señor Pérez?", le ha preguntado la fiscal. "No puedo evitar que mi nombre esté en boca de otras personas", ha respondido la consejera, "el trato que yo he tenido con este señor ha sido únicamente el de las dos celebraciones de Fitur".

A diferencia de Martínez, que hizo de su ignorancia sobre el turismo y el funcionamiento de la consejería su principal línea de defensa en su declaración como acusada el pasado martes, Such, abogada especializada en derecho de familia, letrada ante el Tribunal de la Rota, que depende del Vaticano, y natural de Benidorm ha expuesto su conocimiento sobre el funcionamiento del departamento. Such fue nombrada consejera por el expresidente valenciano Francisco Camps después de que el exvicepresidente Gerardo Camps la introdujese en la Generalitat, gobernada entonces por el Partido Popular.

Such ha tenido problemas para explicar por qué no atendió las advertencias que la Sindicatura de Comptes hizo al procedimiento de adjudicación y decidió mantenerlo. La exconsejera lo ha justificado afirmando que no hubo "cambio porque la sindicatura no incidió más" ni indicó cómo debía redactarse la convocatoria. La fiscal le ha hecho ver que el órgano fiscalizador de la Administración valenciana tiene competencias para hacer advertencias, pero no para señalar la forma alternativa en que un concurso público debe realizarse. Such ha dicho que desconocía ese extremo.

La exreponsable de Turismo, que más tarde dirigió Bienestar Social y fue diputada en las Cortes Valencianas, ha reconocido que su letrado se reunió con varios de los altos cargos con que se rodeó como consejera de Turismo antes de que estos fueran a declarar como testigos en la fase de instrucción. "Algunas personas fueron citadas para venir a declarar con la preocupación que ello conlleva. Me llamaron varias de ellas y yo les dije que mi abogado estaba a su disposición. El letrado se reunió con varias de ellas. Yo no estuve presente y trataría lo que tuvieran que tratar", ha afirmado.

Martínez, "aficionada a las imitaciones"

La antecesora de Such en el cargo, que el martes fue interrogada por la fiscal, ha declarado también este viernes respondiendo a su abogado defensor. Martínez ha dado más detalles sobre su "afición" por comprar relojes de imitación de "marcas prestigiosas". La exconsejera se ha defendido de la acusación de cohecho que mantiene la Fiscalía Anticorrupción afirmando que en las fotografías en las que aparece con un reloj Hublot valorado supuestamente en 2.400 euros lo que lleva en realidad es una copia. "Cuando llegué a la conselleria ya tenía más de 10 relojes de imitación", ha sostenido Martínez, que tras su paso por Turismo se convirtió en presidenta de las Cortes Valencianas.

Según la exconsejera, cultiva esta "costumbre" desde hace "bastantes años". "Por mi condición de alcaldesa de Novelda tuve la oportunidad de realizar distintos viajes, algunos a China, en los que iba como representante institucional y compraba modelos de muchas marcas de imitación", como Cartier, Hublot o Montblanc, "a precios irrisorios", ha asegurado.

La exconsejera también ha insistido en que nunca la han llamado La Perla, sino "Mila". Y que el otro apodo solo empezó a extenderse en los medios después de que se hiciera pública la conversación en la que El Bigotes hablaba de que le había regalado un reloj "a la hija puta de La Perla" y que pensaba hacer lo mismo con su sucesora en la Consejería de Turismo, Such.

Según los investigadores, los presuntos cabecillas de Gürtel utilizaban apodos para referirse a otros cargos públicos valencianos. Así, Camps era presuntamente identificado como El curita; el ex secretario general regional del PP Ricardo Costa como Ricky, y el exvicepresidente de la Generalitat Vicente Rambla como El cadete.