La presión del 27-S obliga a Romeva a advertir a Mas contra la corrupción

A una semana para las elecciones y con la corrupción asomando casi cada día en el debate electoral, el cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, se vio obligado ayer a explicar cómo atajará esta lacra si gana las elecciones. Sus palabras sonaron a advertencia en toda regla a su compañero de filas, Artur Mas, por los escándalos que rodean a Convergència Democràtica desde hace años. “Si se demuestra que alguien de mi candidatura, sea quien sea, ha hecho algo mal hecho, tendrá que asumir implacablemente la responsabilidad”, dijo. Fue uno de los momentos culminantes del último gran debate de campaña celebrado anoche en TV-3. La ausencia de Mas y las dificultades para fiscalizar a su Gobierno también centraron parte del coloquio.

Los catalanes tuvieron ocasión de ver ayer en TV-3 el tercer y último gran debate televisado para las elecciones el 27 de septiembre. Pudieron conocer qué ofrecen los partidos para resolver el conflicto catalán y las medidas más inmediatas que piensan tomar si gobiernan. Sin embargo, no pudieron ver un balance pormenorizado de los últimos cuatro años, dado que Artur Mas, candidato de Junts pel Sí a presidir la Generalitat y presidente desde 2010 volvió a delegar su presencia en Raül Romeva. La ausencia de Mas marcó buena parte de un debate en el que la sostenibilidad de las pensiones en una Cataluña independiente y los recortes redondearon la discusión.

Nada más comenzar el programa moderado por Mònica Terribas, el candidato del PSC, Miquel Iceta, abrió fuego por la ausencia de Mas: “Es la primera vez que no comparece el candidato a presidir la Generalitat”. “El debate ha quedado amputado”, lamentó. El candidato del PP, Xavier García Albiol fue todavía más duro y habló de “estafa democrática”, al tiempo que aventuró que “si el 27-S gana Junts pel Sí el señor Romeva desaparecerá y aparecerá el señor Artur Mas, a quien tenían escondido”.

Sin embargo, fue la corrupción política lo que encendió más el intercambio de reproches entre los candidatos. Y fue en este punto cuando Raül Romeva tuvo que abandonar la actitud defensiva que le ha caracterizado anteriormente. Hasta la fecha se había escapado de dar explicaciones argumentado que él no ha formado parte de los gobiernos de CiU y limitándose a advertencias genéricas, culminadas con una frase: “Tolerancia cero con la corrupción”. En un intento de evitar fugas de voto independentista hacia la CUP, Romeva fue más concreto ayer para insistir en que la corrupción no quedará impune. “Si se demuestra que alguien de mi candidatura, sea quien sea, ha hecho algo mal, tendrá que asumir implacablemente la responsabilidad”, dijo.

Sus explicaciones no convencieron a ninguno de sus contrincantes. En el caso de Miquel Iceta (PSC) pidió explícitamente que Mas asuma las responsabilidades en primera persona si se demuestra que CDC se financió de forma irregular. Lluís Rabell, de Catalunya Sí que es Pot, cuestionó la voluntad de Mas de hacer frente a las malas prácticas. “Desde el movimiento vecinal hemos sido los primeros en ejercer la acusación popular por el Caso Palau, en cambio, el que va de número cuatro de Junts pel Sí [Artur Mas] ejerce como acusación de huelguistas”, dijo. Rabell también culpó a Romeva de querer “reconducir” a través de Junts pel Sí “el partido del 3%”. La candidata de Ciudadanos, Inés Arrimadas insistió una decena de veces en que CDC tiene hasta 15 sedes embargadas judicialmente para dar respuesta a una eventual condena por el Caso Palau.

Esta discusión dejó en un segundo término durante buena parte del debate el carácter de plebiscito independentista del 27-S. En este punto los principales choques fueron entre Romeva y el candidato del PP, Xavier García Albiol, así como con Miquel Iceta, del PSC.

Las pensiones volvieron a ser protagonistas del intercambio de datos. Romeva apuntó que en una Cataluña independiente estarían garantizadas porque “España tiene un déficit de 80.000 millones de euros y Cataluña un superávit de 25.000 millones de euros”, dijo, haciendo balance de los últimos 15 años. Baños añadió que quien se debe preocupar por el futuro de las pensiones es el Estado si Cataluña se independiza.

Albiol usó la cifra del último año para rebatir y sostener que las pensiones no estarían garantizadas porque Cataluña arroja un déficit de 3.000 millones. Iceta y Arrimadas también alertaron del riesgo para las prestaciones.