Miedo a los neonazis en Alcalá
Los extremistas de hoy se nutren del descontento provocado por una tasa de paro del 26% y viven en los barrios con mayor inmigración.
Inmigrantes, militantes de grupos alternativos, miembros de colectivos LGTB y hasta el propio Ayuntamiento están de acuerdo: Alcalá de Henares (200.000 habitantes) sufre un incremento de agresiones de neonazis. El último episodio se produjo el pasado 14 de agosto, cuando un joven de 23 años recibió dos puñetazos en un bar mientras sus agresores le gritaban “maricón”. Los historiadores locales y las autoridades municipales señalan el origen de este movimiento violento de ultraderecha en elementos de la Brigada Paracaidista, que estuvo afincada en la ciudad durante 44 años, hasta 1997. Los neonazis de hoy se nutren del descontento provocado por una tasa de paro del 26% y viven en los barrios con mayor inmigración.
En la avenida de la Virgen del Val, en Alcalá de Henares, la mayoría de las señales están adornadas con pegatinas negras de letras blancas: “Defiende tu identidad”, “Juventudes nacionalistas” o “Hooligans Alcalá”, rezan algunos de los letreros. Muchos están descoloridos por el tiempo o rayados para impedir su lectura. Es el esfuerzo de un municipio por distanciarse de los grupos de extrema derecha, que lo sitúan en el mapa con cada agresión homófoba y xenófoba.
España 2000: “Condenamos cualquier tipo de violencia”
Uno de los focos del movimiento neonazi, según varios colectivos alcalaínos, es España 2000, un partido de ultraderecha que tiene un concejal en el Ayuntamiento, al igual que en las anteriores elecciones. Los contrarios a esta formación la consideran el reducto legal de los violentos del municipio. Su edil, Rafael Ripoll, niega esta vinculación. “Condenamos y rechazamos cualquier tipo de violencia. Nos da lo mismo que sean homosexuales, extranjeros o cualquier otro colectivo”.
Ripoll mantiene que no hay ningún grupo violento de ultraderecha en el municipio: “Así lo pregunté yo en la última junta local de seguridad, a la que asistió la entonces delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, y me negó que hubiera este problema en Alcalá. El comisario también lo confirmó. Hay agresiones pero no son de este carácter de delitos de odio. Son las mismas que puede haber en cualquier otro lugar por el móvil, por vandalismo”, añade.
Es más, Ripoll asegura que su formación ha sido objeto de ataques y que en una ocasión intentaron quemar su sede con cócteles molotov. Es más, señala como responsable al colectivo DiversiAH.
“Hay pintadas y símbolos neonazis por todo Alcalá, pero en esta zona están más concentrados”, explica Jesús García, de 23 años, el joven que fue agredido en un bar de copas del centro comercial Virgen del Val. En las paredes, en los bancos y en las persianas... en cualquier superficie de este barrio se pueden encontrar cruces célticas (una cruz superpuesta a una circunferencia) que simbolizan la ideología fascista de estos grupos. Muchas están tapadas con una capa de pintura, pero todavía se aprecia el mensaje. “Alcalá resiste” o “Sionistas fuera de España”.
Las agresiones se repiten en Alcalá desde los años ochenta, cuando había allí un capítulo (una pequeña célula) de Bases Autónomas. “En el municipio siempre ha habido muchos militares, cuyos hijos se creyeron hace décadas impunes para pegar a los que creían distintos. También estaba detrás la Brigada Paracaidista, que se creyeron durante mucho tiempo los defensores de valores como España o de la bandera”, recuerdan fuentes municipales.
La misma opinión mantiene el historiador alcalaíno Arsenio Lope. “Siempre ha habido un componente de extrema derecha, que no ha sido muy importante numéricamente, pero sí ha sido muy visible”, detalla Lope. Las causas de la llegada de estos grupos no están claras. Se atribuyen generalmente a la presencia de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) en la ciudad durante 44 años (abandonaron los cuarteles de Alcalá en 1997). “No se puede culpar, pero es cierto que aquí había una guarnición militar muy importante con la presencia de elementos parafascistas”, enuncia el historiador.
Una bodega en la zona del casco antiguo de Alcalá fue el epicentro de los neonazis durante los años ochenta. Después se dispersaron en otros bares y se difuminó su origen.
Jesús Abad, de Somos Alcalá, es el nuevo concejal de Acción Social del Ayuntamiento. Su formación, vinculada a Podemos, entró el 13 de junio en el Consistorio en apoyo del PSOE. Reconoce que en Alcalá hay problemas muy graves de homofobia y xenofobia. “Estamos avergonzados como institución de estos ataques y de estas situaciones. Hay que acabar con ellas”, afirma el concejal.
Sin embargo, una portavoz del grupo municipal del PP niega la existencia de un ambiente de intolerancia. “Aquí no hay delitos de odio, la agresión de la semana pasada fue un caso puntual y aislado”, explica el concejal popular de Alcalá de Henares Víctor Chacón.
No existe un listado de agresiones, pero desde DiversAH, la asociación defensora del colectivo LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales) que denunció la agresión a Jesús García, explican que los ataques son repetidos y constantes cada fin de semana. “Ahora la gente tiene menos miedo y denuncia este tipo de ataques, que antes no llegaban a la policía ni a los tribunales. Han tenido a la población atemorizada durante mucho tiempo, pero ahora hay mucha más visibilidad”, denuncia Carlos Pasarín, portavoz de DiversiAH. Él mismo fue víctima de un ataque homófobo hace unos cinco años. “Aquí en Alcalá siempre ha habido neonazis. Han tenido su espacio, que se les ha respetado y lo han ido aumentando”, añade Pasarín. “Ahora, a través de España 2000, los radicales están muy tranquilos porque ya han entrado en las instituciones”, concluye.
“Ahora, a través de España 2000, los radicales están muy tranquilos porque ya han entrado en las instituciones”
Los colectivos de inmigrantes también han sido diana de estos grupos radicales. Desde el Comité por la Defensa de los Derechos Humanos de Colombia (Comadehco) advierten de que estos movimientos intolerantes han crecido y se han “enseñoreado” en el municipio, porque “ven que no se actúa contra ellos”. “Hay una sensación de mayor miedo, de temor, de sentirse amenazado”, describe Olcer Santodomingo, presidente de esta asociación, en referencia a la situación que viven tanto los colombianos como otros inmigrantes en Alcalá.
Fuentes del Cuerpo Nacional de Policía explican que no existe un registro oficial separado de las agresiones que sufren estos colectivos. Las estadísticas y los registros oficiales no han llegado a ese punto de concreción. Pero varios agentes reconocen que se dan cada cierta frecuencia y en zonas distintas de la población, lo que hace difícil una labor preventiva.
Jesús García y sus acompañantes aseguran que tienen identificado al agresor. Así lo hicieron constar en la denuncia que presentaron en el juzgado a los dos días del ataque.
En los últimos años se ha detectado un aumento de la homofobia y xenofobia. “La crisis, el paro y la llegada de un gran número de inmigrantes pueden componer el caldo de cultivo para la aparición de este tipo de actitudes”, razona el catedrático de Sociología Urbana Jesús Leal. Alcalá de Henares tiene una tasa de paro del 26% y una cifra de inmigrantes superior al 20%. Estas dos variables no han ido acompañadas de una política de inmigración adecuada, según el concejal de Acción Social, lo que ha provocado la aparición de un conflicto social que se ha arraigado en la sociedad. El distrito dos de Alcalá —de los Reyes Católicos— es el que más población inmigrante ha asimilado y, al mismo tiempo, del que provienen un gran número de estos neonazis, explica Laura Martín, concejal de Participación del Ayuntamiento.
“Hay barrios más abandonados, con una mayor exclusión social, y es de ellos de donde provienen más seguidores de estos movimientos”, explica Martín. “Aun así, los grupos de extrema derecha no representan un porcentaje importante, sino que son una minoría que se hace notar mucho por ser escandalosa, agresiva y cruel”, especifica Lope. “Alcalá no es una sociedad xenófoba”.
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