Pisos a mil euros en Trinitat Vella
La ocupación de pisos en Sant Andreu es tan frecuente que el Ayuntamiento y los vecinos acordaron censarlos
Entre mil y tres mil euros cuestan las llaves de un piso en el barrio de Trinitat Vella, en Barcelona. La nueva cerradura viene incluida. Porque, los de esta tarifa, son pisos vacíos que se okupan y se revenden. Sin hipoteca, ni notario, ni escrituras. A tocateja. Todo ilegal. La ocupación, el cambio de cerradura, la reocupación... y la incertidumbre de que te pueden echar en cualquier momento y no tienes a quién reclamar. También hay pisos ocupados de alquiler. También económicos, entre 50 y 300 euros al mes.
El fenómeno de las ocupaciones en este barrio de Sant Andreu es de tal calibre que hace unos meses la asociación de vecinos y el Ayuntamiento (entonces con Xavier Trias de alcalde), decidieron hacer un censo. El trabajo, que realizaron dos personas de forma tan discreta como pudieron, acabó en junio y arrojó la cifra de 79 pisos ocupados. Es el 9,2% de los 852 pisos inspeccionados. Los pisos ocupados eran por este orden, en número, de bancos, particulares, empresas y públicos.
Los vecinos, con todo, aseguran que la cifra es mucho mayor: la elevan a 140-150. Y, aunque celebran el censo oficial, que pidieron por los conflictos que originaban algunas ocupaciones, advierten de la dificultad de sacar una foto fija. Pisos que hoy están ocupados, mañana ya no. Y pisos que se vacían, la semana que viene se llenan.
La presidenta de la asociación de vecinos, Manoli Vera, explica que el fenómeno de las ocupaciones, ventas y realiquileres se extiende por todo el barrio, no se concentra en ninguna zona concreta. Y que el perfil de familias también “es variado. Aunque a menudo vienen de fuera, de otros barrios”. Cuesta mucho que los vecinos o empleados públicos accedan a ser citados por su nombre.
Trinitat Vella es un barrio pequeño: 0,8 kilómetros cuadrados. Tiene 10.500 habitantes, el 38% nacidos en el extranjero y con una renta de 52 sobre la media de la ciudad, que se sitúa en 100. El barrio puede presumir de tener equipamientos que son verdaderas instituciones y que se dejan la piel para evitar la exclusión social: como la Fundació Trinijove, la biblioteca José Barbero o la parroquia de la Santíssima Trinitat, con la que mantiene estrechos vínculos el conocido Pare Manel, que vive en el barrio.
Pero vinculados a las ocupaciones, los conflictos son frecuentes. Hay una anécdota muy ilustrativa. Harto de que ocuparan sus pisos, el propietario de un edificio de la plaza “instaló una puerta blindada que aquello parecía un bunker”, cuentan dos vecinos: “Pues llegaron unos, la cortaron con una radial a plena luz del día y la revendieron”.
También los dos agentes cívicos que esta semana hacían su ruta por el barrio enumeraban los principales problemas con los que lidian: vecinos que tiran basura en la calle, conflictos de convivencia o “chavales que la lían”.
A raíz del censo del Ayuntamiento, “en algunos casos, y fruto de una intervención, se consiguió formalizar un alquiler en pisos ocupados y realquilados”, explican fuentes del área de Derechos Sociales. Las mismas fuentes explican que el distrito de Sant Andreu estudia realizar nuevos censos de viviendas ocupadas, como en el barrio del Bon Pastor.
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