_
_
_
_
LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cómo escribir un artículo

En el discurso del 'prusés' persisten modismos, giros, tópicos, muletillas, cantinelas, una retórica con el atractivo de lo conocido, de lo familiar y previsible, que se presta a infinitas combinaciones

Glenn Gould tocando el piano.
Glenn Gould tocando el piano.

El viernes por la tarde asistí al bautizo, en la Casa del Libro, de Catalunya. El mito de la secesión (Almuzara, 2014), escrito por Fernando Sánchez Costa, Sonia Sierra, Miquel Porta Perales, Pau Marí-Klose y Alejandro Tercero. Presentaba el acto el siempre lúcido Joaquim Coll, vicepresidente de Societat Civil Catalana, y participaron con sus reflexiones Maurici Lucena (PSC), Enric Millo (PP) y Carlos Carrizosa (C's). Es un libro útil que refuta, con seriedad y multitud de datos, muchas de las falacias del prusés.

Lamento que no me invitasen a participar en la redacción, que no me pidiesen, por ejemplo, un capítulo sobre el lenguaje. Quien se haya tomado la molestia de seguir durante los últimos años el discurso del prusés habrá detectado que en la atmósfera viciada de los medios de formación de masas para el prusés persisten ciertos modismos, giros, tópicos, muletillas, cantinelas, toda una retórica con el atractivo de lo conocido, de lo familiar y previsible, que se presta a infinitas combinaciones. Sostengo que quien aprenda a manejar con soltura esas expresiones podrá escribir artículos y columnas como churros, todos iguales pero diferentes, y predicar en la radio incesantemente.

Postulo unas variaciones Goldberg del discurso del prusés.

Y voy a hacer un ensayo, aquí, a la vista del lector. Sin red.

Empezaría declarando una violenta insatisfacción, una jovial impaciencia ("tenim pressa!") y una decidida voluntad de romper la baraja: "S'ha acabat el peix al cove!"; porque estamos indignados por habernos sometido durante décadas a un yugo infamante. "Prou de fer la puta i la Ramoneta!".

¿Y por qué esa prisa y ese mal rollo? Pues porque Madrid, o "l'Estat espanyol", o la España "de matriz castellana", ofende y humilla sin descanso "la dignidad de Catalunya". Por decirlo con una expresión muy socorrida y propia de nuestra tradición escatológica, "els espanyols se'ns pixen a sobre"; si uno es más finolis puede decir que "han creuat totes les línies vermelles".

Llegados a este punto de ruptura irreversible podemos prestar una atención escéptica y displicente a ciertos ilusos bienintencionados, o pérfidos engañabobos, que proponen "terceras vías" que hay que descalificar, pues "ja estem farts de fer pedagogia": es inútil insistir, pues "Ja sabem el pa que es dóna a les Espanyes". Y es que en esas terceras vías siempre "Hi ha més pa que formatge". ¡Un pan jacobino! "Se equivocará quien piense" lo contrario, "cometerá un grave error quien crea que…", avisaremos desde una omnisciencia a la que hemos llegado por ciencia infusa. Podemos acentuar la admonición recurriendo al modo imperativo: "Que no s'equivoquin!" Y a esos que no entienden que nos sobran los motivos para "irnos" y la inevitabilidad de la independencia de Cataluña (que llegará, nadie lo dude, "maybe not today, maybe not tomorrow, but soon and for the rest of our life"), les diremos con desdén: "Potser que s'ho facin mirar!"

¿Tan difícil resulta comprender que ya es tarde para "abaixar-se els pantalons" otra vez? Porque desde "la sentència de l'Estatut" —agravio similar al exterminio de los armenios, cítese siempre—, "se han hundido todos los puentes del diálogo". ¿No ven que ya "hemos pasado a la siguiente pantalla" y que "això ja no ho para ningú"? "Creure el contrari és pensament màgic". Y si "a Madrit no ho entenen", da igual, que se queden ahí, en el secarral de "la meseta", en el "poblachón manchego", en ese "intratable país de cabreros" (copyright Gil de Biedma.) Nada, nada: "Bon vent i barca nova!"

Más delito tienen los "quintacolumnistas". Tipejos "inadaptats" que "tenen molt mala peça al teler"; a sus representantes, "el poble català" no les sigue y "perden un llençol a cada bugada", comicios tras comicios van "perdent pistonada". Los más detestables son los del PP y los "cosmopolitas"; pero paradójicamente esos fachas rinden servicio a la causa, pues "són una fàbrica d'independentistes".

Y es que no respetan el ADN de nuestra identidad, la lengua catalana, y fingen ignorar que "la immersió és un model d'èxit reconegut a nivell mundial". (Es dogma de fe, aunque en realidad no lo haya reconocido nadie y de ella huya como de la peste quien puede, empezando por los hijos de los políticos que la imponen).

En fin, yo remataría el artículo señalando que estamos en un momento decisivo. Aquí tenemos la gran suerte de que siempre es día "D" y hora "H": el día y la hora en que "Catalunya se la juga". Sí, "ens la juguem!", y si no seguimos "el full de ruta" del Astuto "serem anorreats com a poble", "el català s'extingirà" y, lo que es peor, "perdrem bous i esquelles".

Pero eso no sucederá si le ponemos al asunto "Pit i collons". Fin. Sólo queda firmar; y cobrar, en la ventanilla del Fondo de Reptiles, quiero decir, de Patriotas. Se ruega respeten la cola.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_