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El Bellas Artes ‘invita’ por vez primera a sus salas a una pieza arqueológica

'Retrato de anciano' es una obra anónima de la época romana

El País
La directora del Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera, Rosalía González Rodríguez, y Javier Viar, del Bellas Artes de Bilbao, ante la escultura 'Retrato de anciano'.
La directora del Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera, Rosalía González Rodríguez, y Javier Viar, del Bellas Artes de Bilbao, ante la escultura 'Retrato de anciano'.fernando domingo-aldama

La pieza que se presenta en el programa La Obra Invitada es un retrato masculino de proporciones naturales procedente del yacimiento de Mesas de Asta, la antigua colonia Hasta Regia mencionada por las fuentes hispanorromanas, situada a 11 km al noroeste de la ciudad de Jerez de la Frontera, uno de los enclaves más importantes del Bajo Guadalquivir desde época tartésica.

Está realizada en mármol blanco de grano medio. Tiene una altura máxima de 36 cm y su conservación es, en general, buena, aunque se aprecian pequeñas fracturas en la nariz y algunos desperfectos en el mentón derecho y en la frente. Presenta la peculiaridad del vaciado en la oreja izquierda y un desbastado tanto de la oreja derecha como de la zona occipital, lo que revela un trabajo de reelaboración en una fase posterior. La base del cuello manifiesta la preparación típica para encajar en un cuerpo.

Fue hallada a finales del siglo XIX, en lo que pudo ser una de las necrópolis de esta antigua ciudad, en el transcurso de las obras de construcción de la carretera Jerez-Trebujena, por lo que tal vez formó parte de una estatua funeraria. Permaneció en manos privadas hasta los años 40 del pasado siglo, en que ingresa en el Museo Arqueológico Municipal de Jerez, donde se expone en la actualidad.

Pertenece a un hombre anciano que mira a lo lejos y distiende los labios finos en una leve sonrisa. El tiempo ha dejado una profunda huella en su rostro: patas de gallo, arrugas y pliegues que tampoco faltan delante de las orejas y en el cuello. Carne flácida y venas marcadas sobre sienes hundidas. Pelo muy corto y escaso del que sólo se señalan las puntas, mientras que unas entradas profundas se abren sobre la frente.

Mantiene la tradición del realismo republicano, en la línea de los modelos cesarianos, sin ninguna concesión al idealismo. Debió de pertenecer a un personaje de las élites de la ciudad y constituye uno de los ejemplos más notables que ilustran los inicios de la retratística romana en Hispania.

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