La inestabilidad política cerca a los gobiernos de los grandes municipios
El final de las mayorías absolutas del pasado mandato obliga a pactar las grandes decisiones y proyectos locales
Las elecciones del pasado 24 de mayo dejaron un panorama en los grandes municipios muy distintos respecto al mandato anterior. Si las corporaciones se caracterizaban hasta entonces por mayorías absolutas en las que el partido gobernante aplicaba a rajatabla su programa, los ciudadanos decidieron acabar con ese poder. Salvo claras excepciones, se han decantado por ampliar el espectro político. Esto ha supuesto que los actuales alcaldes tengan que acudir a pactos de gobernabilidad y a efectuar algunas concesiones antes de llevar a pleno las ordenanzas o los contratos más importantes.
Diálogo, negociación y reuniones son las palabras que más repiten los políticos en los últimos días. “Ha habido un cambio importante. Ahora toca hablar mucho con la oposición y negociar todos los puntos importantes. Eso es lo que va a presidir este mandato en los Ayuntamientos en los que no tenemos mayoría absoluta”, explica el alcalde de Las Rozas, José de la Uz (PP), que se estrena en el cargo. Este ha conseguido un pacto de gobernabilidad con Ciudadanos, en los que se han sumado los 11 ediles de los populares con los seis de la formación de Albert Ribera. Eso sí, gobierna en minoría. “La caída del PP ha sido generalizada en muchos municipios y ahora solo toca recuperar la ilusión que mucha gente ha perdido con nosotros”, añade.
Sin sueldos en Guadarrama
Un caso curioso se ha dado en el Ayuntamiento de Guadarrama (15.500 habitantes). La actual Corporación se halla ejerciendo su trabajo pero sin cobrar, de momento, ningún sueldo. En el pleno de organización y funcionamiento del Consistorio celebrado hace unos 15 días, los cinco grupos de la oposición (PP, Sí se puede Guadarrama, PSOE, IU y Vox) rechazaron la propuesta de la alcaldesa Carmen María Pérez del Molino, de la Agrupación Popular por Guadarrama (APPG).
La regidora había propuesto que ella cobraba el máximo que le permite la ley (50.000 euros al año) o el resto de los concejales no recibiría ningún salario. El órdago le salió mal a Pérez del Molino, ya que le tumbaron su propuesta. Ahora mismo, todos están en sus puestos de manera gratuita.
El pacto ha resultado más fácil en algunos municipios que otros. Uno de los más rápidos fue el de Móstoles, con David Lucas (PSOE) a la cabeza. Este gobierna gracias al apoyo de IU (que también ha entrado en el Gobierno) y de Ganemos Móstoles. “Desde el principio ha habido muy buen entendimiento porque los programas son muy parecidos y en el fondo defendemos lo mismo, como es la mejora de los servicios sociales. Yo me reúno con el portavoz de Ganemos Móstoles como mínimo una vez a la semana. Eso no quita para que hablemos muy a menudo todos los días”, recuerda Lucas.
Bastante más complicada ha sido la gobernabilidad en Leganés, donde hubo un empate técnico en el que cuatro formaciones consiguieron el mismo número de concejales (seis cada uno). El PSOE, como fuerza más votada, fue al final el que se hizo con el sillón presidencial. Su cabeza de lista, Santiago Llorente, se hizo con el bastón de mando. “En los primeros días no hemos tenido grandes problemas porque la Ley de Grandes Ciudades daba muchos poderes a los alcaldes. Es decir, en el día a día no hay problemas. Eso es lo que nos ha permitido gestionar la ciudad”, reconoce Llorente. Otra cuestión muy distinta es en los grandes temas como los presupuestos, las ordenanzas fiscales, el urbanismo o los convenios con otras Administraciones.
Llorente tiene abierta todavía la posibilidad de crear un gran gobierno de concentración. El problema surge cuando otras fuerzas ponen como exigencia que no concurran determinados partidos. “No quiero formar guetos ni que nadie expulse a otros de forma previa. Lo que sí tenemos claro es que con el PP no puede haber ese pacto de gobierno”, concluye el regidor leganense.
Un gesto que han repetido la mayoría de los alcaldes ha sido bajarse los sueldos al igual que el de los portavoces y los concejales. También se han reducido el número de asesores. Parte de ese dinero se ha destinado a servicios sociales, en especial a los comedores escolares para que abran durante el verano y los niños más necesitados puedan seguir alimentándose.
Algunos alcaldes, como el de Alcorcón, David Pérez (PP), reconocen que adaptarse a la nueva situación no le resulta nada difícil. “Hay que desmitificar el tema de las mayorías absolutas o si tendré que negociar con Ciudadanos. Cuando yo entré en este Ayuntamiento tenía grandes trabas como una deuda heredada muy alta o el pago multimillonario por las expropiaciones mal hechas en el barrio del Ensanche Sur”, rememora Pérez. “No es tan difícil, sobre todo, cuando te encuentras con personas razonables, con capacidad de gestión y ganas de dialogar”, apostilla.
Otro de los que se estrena en el cargo es el primer edil de Alcalá de Henares, el socialista Javier Rodríguez Palacios, que entre otras medidas ha renunciado al coche oficial y a los cinco policías municipales que tenía su antecesor como escoltas. No es el único que lo ha hecho. “Esto supone un ahorro de 235.000 euros al año y que la ciudad cuente con más agentes”. Tras 70 horas de negociación, lograron 400 puntos en común con Somos Alcalá e IU. Estos entrarán a partir de mañana en el Gobierno municipal.
Valdemoro, el epicentro de la Operación Púnica, también ha estrenado alcalde. Guillermo Gross, de Ciudadanos, ha dejado su puesto de ingeniero informático en Google por el de regidor de su municipio. “Siempre hemos defendido la transparencia y que se incorporen las ideas de la oposición si son positivas”, afirma el regidor. “Van a ser meses de mucho trabajo porque nos hemos encontrado un Ayuntamiento bastante mal porque el anterior equipo de gobierno [del PP] hacía lo que le daba la gana”, concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.