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El sótano del bar del Museo Reina Sofía sufre de humedad

La Inspección de Trabajo ha tramitado un oficio sancionador contra la empresa TAMAR que administra la cafetería

Humedades en el sotano de la cafetería del Museo Reina Sofía.
Humedades en el sotano de la cafetería del Museo Reina Sofía.SANTI BURGOS

El edificio sede del Museo Reina Sofía, declarado Monumento Histórico Artístico en 1977, luce imponente por fuera y alberga aún más sorprendentes obras de arte como el Guernica de Picasso. Sin embargo el sótano donde se encuentra la cocina de su bar, sufre de humedad y los empleados que allí trabajan tienen que poner incluso cartones sobre el suelo para no resbalar mientras lavan platos en circunstancias “tercermundistas”, según declaran.

La Inspección de Trabajo ha examinado el lugar tras la denuncia de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios CSIF, y en oficio del pasado 28 de mayo ha iniciado un “procedimiento sancionador contra la empresa” Tamar, responsable de administrar la cafetería de la pinacoteca, para que solucione las deficiencias y “condiciones ambientales del centro”. El mismo escrito constata que “no se levanta acta de infracción contra el museo”, porque la responsabilidad sobre riesgos de trabajo la lleva en este caso la empresa adjudicataria.

En el bar de la galería trabajan 20 personas repartidas en nueve meseros, un encargado, un administrador, cinco como personal de cocina y cuatro trabajadores del office, que es como llaman a la zona de lavaplatos. Los camareros, de cara al público, no se ven afectados por la situación en la cocina y área de limpieza. Pero, sus compañeros en la office sí. Como pudo comprobar este periódico, el techo presenta marcas oscuras de humedad, el extractor de aire no funciona y muestra también manchas negras de moho. Sobre el suelo se encuentran dispuestos algunos baldes y pequeños recipientes para recoger el agua que gotea del lavaplatos industrial. En la cocina uno de los extractores para la ventilación ha perdido una de las pestañas que gradúan la entrada y salida de aire y de momento el paso del aire lo contrala cinta adhesiva.

La humedad también ha provocado que las baldosas inferiores de la pared directamente adyacente al lavaplatos se hayan despagado. Otro lavavajillas deja ver los cables al aire sin ningún tipo de protección. “Esta área se convierte en un sauna a medida que pasan las horas”, afirma uno de los trabajadores y comparte que las malas condiciones del lugar vienen de años. Ante la pregunta de por qué no han denunciado la situación antes, no responde, solo levanta los hombros, frunce el ceño y aprieta los labios.

“Los trabajadores nos llaman solo cuando la situación se convierte inaguantable”, afirma Enrique Ayuso de la CSIF y continua diciendo: “Acudimos a la inspección solo en casos extremos porque una multa a la empresa repercute directamente en los trabajadores. A la mayoría les da miedo que haya algún tipo de represalias contra ellos. Pueden llegar a molestarlos con fechas de feriados y con los horarios de trabajo”. Según Ayuso, y consciente que el Ministerio de Empleo y Seguridad Social no le atribuye ninguna responsabilidad al museo, dice que “debería haber un plan de inspección conjunto entre la empresa subsidiaria y la galería, ya que los riesgos son para todos los mismos”.

Por su parte el Museo Reina Sofía afirma: “Es una pena que un tema de carácter tan interno nos salpique, sobre todo cuando el museo no tiene ningún tipo de responsabilidad, porque en tema de riesgos laborales la responsabilidad recae sobre la empresa subsidiaria”. Sin embargo también han aclarado que han hecho “acreditar que Tamar cumpla punto por punto el requerimiento que le haya hecho la Inspección de Trabajo”. La pinacoteca explica que “entregan los espacios en perfecto estado” y que le corresponde a la empresa adjudicataria encargarse del mantenimiento.

En el oficio de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social se hace mención de la evaluación de riesgos que aportó el Jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del museo con fecha de diciembre de 2006. En esta evaluación se prevenía ya de la “presencia de humedades en paredes y paredes próximas a conexiones eléctricas”.

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