Balenciaga entre bambalinas

Cristóbal Balenciaga participó en el diseño del vestuario de una veintena de obras teatrales. Una faceta del modisto desconocida, que si bien no fue abundante, alumbró una colaboración con grandes autores, entre ellos, Jean Cocteau, Albert Camus o Jacinto Benavente. La exposición Balenciaga y las artes escénicas, en el museo dedicado al modisto, en Getaria y hasta el 18 de octubre, recorre a través de 80 reproducciones de imágenes y otros documentos los trajes que el diseñador ideó para ser vistos encima de un escenario.

La muestra es fruto del programa de colaboración impulsado por San Sebastián 2016 con las principales instituciones culturales de Gipuzkoa, en este caso el Museo Balenciaga, y ha sido presentado esta mañana por el director de la capitalidad, Pablo Berástegui, la responsable del centro, Miren Vives, y el comisario Pedro Usabiaga. 

La exposición muestra a un Balenciaga inédito, no sólo por el hecho de explorar una faceta hasta ahora poco estudiada, sino porque el diseñador se ciñó a unos encargos que le llevaron a crear trajes de inspiración goyesca, flamencos, de época o incluso el vestuario que los terroristas de Les Justes, de Albert Camus, lucieron en el primer montaje de la obra, estrenada en diciembre de 1949.

La muestra arranca con la recreación de los vestíbulos de los grandes teatros, donde abundan imágenes relacionadas con las artes escénicas, y que en esta ocasión recoge dibujos de Montes Iturrioz, Amable Arias o Rafael Munoa, junto a otros encargados para la exposición a los diseñadores Ion Fiz o Isabel Zapardiez.

La primera creación de Balenciaga ideada para las artes escénicas es el vestido que diseñó para la bailarina María Elena Arizmendi, que interpretó en 1935 en el Kursaal de San Sebastián el Bolero de Ravel, pero no es hasta finales de esa década cuando las colaboraciones del creador con el mundo del teatro y la danza empiezan a multiplicarse. Entonces participó en el diseño del vestuario de obras como Orphée, de Jean Cocteau, o Les justes, de Albert Camus, además de colaborar con otros autores franceses como Marcel Achard, Claude-André Puget, Armand Salacrou o Françoise Sagan.

El modista también trabajó para montajes españoles, entre otras, vistió a la actriz Isabel Gracés en obras de Jacinto Benavente y Alfonso Paso, o a Amparo Soler Leal en El caballo desvanecido, de Françoise Sagan. Destaca entre las colaboraciones con artistas españoles los tres trajes, recogidos en las muestras a través de varias fotografías, que Balenciaga creó para Antonio Ruiz Soler, conocido como Antonio El bailarín, de inspiración goyesca, y que supone el diseño de unas prendas masculinas en un modista que sólo creó para mujeres.

Usabiaga ha precisado que la exposición, gestado a lo largo de dos años, es fruto del trabajo de muchas personas que poco a poco han rescatado de archivos, de periódicos o de álbumes personales imágenes u otros documentos relacionados con estos diseños. La muestra, precisamente partió, después de que el comisario encontrara en un anticuario de París un programa de teatro de mano de la obra Histoire de Rire, de Salacrou, estrenada en 1939, en el que se indicaba que el vestuario había sido diseñado por Balenciaga.