De Andorra a Venecia pasando por Mallorca

La estructura en aluminio y vidrio coloreado del escultor barcelonés Agustín Roqué ocupa prácticamente todo el espacio central del laberíntico edificio Spiazzi, que acoge el Pabellón de Andorra en la Bienal de Venecia. Pese a su inmejorable ubicación, a dos pasos del Arsenal y en la ruta que todo el mundo recorre, se trata de un espacio difícil. Por ello Roqué tuvo que traer su obra desarmada y ensamblarla en el interior del palacio. “Siempre me he considerado un creador de paisajes, de modo que he concebido esta obra como un espacio dentro de otro espacio. De ahí el nombre, Inside Inside, de la instalación formada por tres esculturas realizadas especialmente para este lugar y este momento”, explica Roqué. La más grande, cuyo nombre es Inside a secas, combina elementos en aluminio y hierro realizados en los célebres talleres de Pere Casanovas en Mataró, con los vidrios curvados rojo y naranja fabricados en Granollers.

“En un momento de crisis y oscuridad tan profunda como este, quise proporcionar luz, transparencia, dinamismo y belleza, pero sobre todo luz. De ahí el atrevimiento de traer unas obras de vidrio, en una de las grandes capitales internacionales del vidrio como es Venecia”, indica Roqué, quien considera que la Bienal le ha brindado la oportunidad de experimentar con un material nuevo en su obra. Su instalación se completa con una escultura pequeña de vidrio azul, que según el artista, constituye el embrión de todo el trabajo. Roqué se considera uno de los últimos representantes de la abstracción pura y heredero de la gran tradición de la escultura catalana en hierro. Es conocido por sus obras en el espacio público, como La Puerta de la Ciudad de Hattingen (Alemania) y el conjunto escultórico de 306 metros de longitud para la avenida Río de Janeiro de Barcelona, Premio FAD de Urbanismo en 1989.

Para su tercera participación en la Bienal de Venecia, junto al escultor Roqué, Andorra ha elegido el pintor Joan Xandri, que propone una sugestiva instalación formada por una cuarentena de pinturas apoyadas en el suelo, a menudo al revés, apiladas sólo aparentemente de cualquier manera, ya que a una mirada más atenta revelan la silueta de la proa de un barco. Su intervención, bautizada Alma compartida, enturbia voluntariamente los códigos tradicionales de la pintura, impidiendo una visión completa de las obras y obligando el espectador a activar su imaginación.

Nunca hubo una Bienal de Venecia con tanta presencia de la cultura catalana. Además del Pabellón de Cataluña, del comisario y los artistas catalanes del Pabellón de España, hay varios galeristas de Barcelona como Joan Prats, Estrany-de la Mota, Angels y Senda, directamente involucrados como representantes de artistas seleccionados.

La instalación de Jaume Plensa en la basílica de San Giorgio está siendo uno de los enclaves más visitados, pero también están despertando interés proyectos tan distintos como Beyond the Tropics, la selección de vídeo artistas que Imma Prieto presenta en la Universidad de Arquitectura y El Diálogo del Fuego. Maestros de la cerámica y el vidrio de Barcelona a Venecia, que reúne en el palacio Tiepolo Passi, piezas contemporáneas, fabricadas en la Fundación Artigas de Gallifa y en los talleres de Murano. El núcleo histórico de la muestra es una colección de 30 platos realizados en Gallifa en las últimas dos décadas por artistas de la talla de Tàpies, Chillida, Amat y Barry Flanagan. Finalmente, 14 llaüt, las embarcaciones típicas de las islas Baleares han sido utilizadas por el artista italiano Fabrizio Plessi, afincado en Mallorca desde hace años, para Liquid Light, una impactante instalación multimedia que se exhibe en el Arsenal.