El PP pierde la mayoría absoluta en la Diputación de Pontevedra tras 32 años

Una decena de periodistas despeinados apuraban la empanada y el albariño de la sede provincial de PP cuando el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, compareció públicamente para confirmar que su partido había perdido la mayoría absoluta en el ente provincial por primera vez desde que la logró en 1983. Los populares perdieron en la votación 80.000 votos y cinco diputados en la corporación respecto a 2011, por los 10 de PSOE, 4 de BNG y 1 de las Mareas. “Probablemente algo habremos hecho mal”, concedió.

Pasaba un buen rato de medianoche y las cuentas definitivamente no salían en el cuartel general. El presidente en funciones entró en una sala de conferencias semivacía, tragó saliva y subió a la tarima. “Todo parece indicar que estamos ante un tiempo nuevo”, dijo. A su lado, viejos valores del partido como Teresa Pedrosa y otros nuevos, como Rocío de Sinde, miraban al suelo, dientes apretados. El derrotado candidato local, Jacobo Moreira, no estaba.

“Estas coaliciones de gobierno ahora sí tendrán que dar la cara”, emplazó Louzán a los partidos que hasta ahora estaban en la oposición. “A ver con qué programa gobernamos y a quién apoyamos o no en las investiduras”, deslizó, anticipando veladamente una discusión entre PSOE y BNG. A partir de ahí empezó a lamentar insistentemente que la ley electoral no obligue a que gobierne a toda costa la lista más votada. “Estamos siempre en la misma, el PP gana las elecciones, gana el mayor número de diputados y en casi la mitad de los municipios somos mayoría absoluta. Es un doble o triple esfuerzo”, se quejó.

El vetusto e intrincado sistema de elección de las corporaciones provinciales, basado en los partidos judiciales e históricamente favorable a los populares, conllevó en este caso la aparente contradicción de que el BNG, que perdió 15.000 votos, sume un diputado provincial más. Un lío que ni los propios beneficiaros tenían claro al principio. “Es que no tenemos las plantillas, no hemos hecho la cuenta”, informaba uno de los diputados del Bloque. En el PSOE, otro tanto de lo mismo. “Me dicen que no ganamos. Bueno, no sabemos”, confesaba un portavoz.

Los números finales los tenía Louzán. El auge inesperado del BNG estuvo en el descalabro del PP en la capital de provincia y su comarca y la concentración del voto nacionalista en esa misma área. La marcha militar del PSOE en Vigo es el otro factor en la derrota. “Vigo ha sido clave”, reconoció Louzán. El PP pierde tres de sus diputados provinciales en ese partido judicial, el más populoso. El PSOE recupera en total 20.000 de los votos que perdió en 2011. La suma de PSOE y BNG es del 44% de los votos, 12 puntos más que el PP.

Louzán siguió quejándose unos minutos. “Que los ciudadanos valoren que un partido con tres o cuatro diputados [el Bloque] tenga la llave. Estas son las cosas que tienen las cuentas hechas después de que hablen los ciudadanos. La última palabra no la tienen ellos sino los acuerdos de despacho, que permiten que los que ganan las elecciones no gobiernen”, protestó, para admitir inmediatamente que “es democrático, por supuesto, mientras no exista una modificación legal”. El PP no fue la lista más votada en Vigo, Pontevedra ni Vilagarcía, las tres localidades más pobladas.

El presidente, imputado por soborno en el alquiler de unos bajos comerciales a otro diputado provincial, no se explayó sobre las causas del descalabro. “El Gobierno hizo un trabajo muy difícil que creemos que no fue bien entendido. Pero dejó un país ordenado y con futuro. Acabada la comparecencia, el líder bajó de la tarima y se abrazó uno por uno con sus fieles. “Muchas gracias a todos”.