El ERE de Adolfo Domínguez amenaza su fábrica en Ourense
Las hijas del modisto trasladan desde hace meses líneas de producción a Madrid
El plan de reestructuración de la empresa textil Adolfo Domínguez avanza de nuevo. Ni la reducción, prácticamente a la mitad, de la plantilla con la que se saldó el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de 2012, ni el cierre de casi un centenar de puntos de venta “no rentables”, ni los 40 despidos de 2014, ni los cerca de 30 de hace apenas dos meses son suficientes para que la compañía del modisto ourensano consiga salir de los números rojos. La dirección de la compañía desvelará el próximo martes a los representantes sindicales las condiciones de la nueva regulación de empleo que acaba de anunciar, pero los trabajadores ya tienen claro que este ERE asestará un nuevo golpe a la fábrica ourensana, que creen que se aproxima a su fin.
Los nuevos despidos que se concretarán la próxima semana afectarán a empleados de los tres centros de trabajo de la empresa —personal de administración y de producción— ubicada desde su nacimiento en el polígono industrial de San Cibrao das Viñas, en el extrarradio de la capital ourensana Las tiendas, con otro convenio laboral, quedan esta vez al margen del programa de reestructuración.
Los 530 trabajadores que han sobrevivido en la factoría ourensana —de los más de mil de las épocas de bonanza económica— a los consecutivos recortes de la empresa están convencidos de que se avecina el final de esta fábrica. El año pasado, una de las hijas del modisto se llevó a Madrid la tienda on line y arrastró con ella a buena parte de su equipo. Argumentó que “aquí no había talento”, según asegura la delegada de Comisiones Obreras (CC OO) en la empresa, Celia Martínez. Hace un par de meses, otra de las hijas inició el traslado también a Madrid de la línea U. “Entonces dijo que aquí no encontraba diseñadores”, explica Martínez, quien habla de “desbandada”.
Los traslados a la capital española de las descendientes del creador de la empresa no han sido los únicos. Estanislao Carpio, el primer director general de la firma, nombrado en 2012 y procedente de Camper, mantuvo por breve tiempo su despacho en el polígono industrial de San Cibrao. Acabó instalándose también en la capital de España. “Nos tememos que están empequeñeciendo la empresa para trasladarla definitivamente a Madrid y cambiar el tipo de negocio por un pequeño taller de nivel premium”, que implicaría colecciones reducidas con precios más caros “para las que no son necesarios ni de lejos 500 trabajadores”, sostiene la representante de CC OO.
Una sospecha que comparte el secretario comarcal de la Confederación Intersindical Galega (CIG), Etelvino Blanco, convencido de que el “nuevo modelo” de empresa con sede en Madrid que, en su opinión, está preparando la firma, “obedece al criterio de las hijas” del modisto “con otro planteamiento empresarial”. No son solo los traslados constantes de los departamentos a Madrid lo que levanta las sospechas. La notificación del ERE que han recibido los trabajadores indica ya que la dirección pretende modificar las “condiciones de trabajo y movilidad” de la plantilla de Ourense con vistas a “asegurar el proyecto empresarial”. El retorno a los beneficios que busca Adolfo Domínguez está de momento lejos. La empresa finalizó el ejercicio de 2014 con pérdidas netas de 11,03 millones de euros (un 7,5% más que el anterior) con unas ventas por importe de 121,54 millones de euros, un 8,2% menos que en 2013.
La dirección expresó el martes su deseo de consensuar con los trabajadores la “solución” que ha previsto para esta reestructuración. Los representantes sindicales se preparan sin embargo para una dura negociación. Sospechan que la propuesta de despidos y traslados a Madrid que la empresa les planteará la próxima semana para encarrilar “el nuevo modelo productivo” será “considerable” y acarreará el final de la fábrica ourensana.
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