Empieza la primera fase del Parque Central a la puerta de elecciones

La primera fase de obras del Parque Central de Valencia arrancó ayer tras la firma de contratos con las empresas que llevarán a cabo el proyecto, que tiene un presupuesto de 16 millones y un plazo de ejecución de 22 meses.

Las obras serán ejecutadas por la unión de Pavasaly Dragados, mientras que la dirección facultativa correrá a cargo de Nova Ingeniería y Gestión S.L., el Grupo TEC Servicios Avanzados S.A., Borgos Pieper Ltd. London y la empresa Oficina Técnica TES.

Los trabajos se desarrollarán sobre 11 hectáreas de superficie y cubrirán el 40% del Parque Central, entre la playa de vías y las calles Filipinas y Peris y Valero. El proyecto incluirá la rehabilitación de las naves y talleres del arquitecto Demetrio Ribes, además de la reconstrucción de dos muelles de carga y un centro de transformación ubicados en la estación Joaquín Sorolla.

Los primeros trabajos se realizarán a lo largo de esta semana y tienen que ver con la señalización y vallado del perímetro de la obra, la demolición de los cerramientos, firmes y asfaltados de las parcelas, la preparación del espacio reservado para acopio de materiales y la tramitación de permisos para la conexión de los servicios de suministros. La obra dura comenzará más adelante.

La Sociedad Valencia Parque Central, que forman las administraciones central, autonómica y local, será la encargada de la financiación de la urbanización de Russafa, mientras que el resto de las obras serán costeadas con las cuotas de urbanización de los propietarios. La reparcelación se presentará al Ayuntamiento de Valencia en las próximas semanas.

El proyecto diseñado por la paisajista norteamericana Kathryn Gustafson, ganadora del concurso internacional de ideas convocado por el Ayuntamiento de Valencia, ha tenido que fragmentarse en varias fases después de que el Ministerio de Fomento descartase de momento el soterramiento integral de las vías en el centro de la capital por restricciones presupuestarias. La caída del precio del suelo -una parte se financia con las plusvalías inmobiliarias de las viviendas previstas en el entorno- también ha condicionado el desarrollo de un parque que los diferentes gobiernos locales llevan prometiendo a la ciudad desde finales de los años 80.