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Populares y socialistas se reparten el control de un ente en precario

Los exconselleiros populares Xesús Palmou y Dositeo Rodríguez están al frente de dos de los cinco puestos del pleno

Xesús Palmou y Dositeo Rodríguez, en una comparecencia en el Parlamento.
Xesús Palmou y Dositeo Rodríguez, en una comparecencia en el Parlamento.OSCAR CORRAL

El Consello de Contas fue creado con la propia promulgación del Estatuto de Autonomía en 1981, pero no fue hasta una década después, en 1991, cuando Manuel Fraga lo puso en marcha de forma efectiva. 24 años después el fraguismo sigue dominando la institución, con los exconselleiros populares Xesús Palmou y Dositeo Rodríguez al frente de dos de los cinco puestos de su pleno y con otras dos plazas vacantes. Muertes, renuncias, prórrogas y falta de entendimiento entre PP y PSdeG para su renovación han marcado los últimos años de un ente cuyos miembros deben fiscalizar la gestión al frente de las Administraciones gallegas de los partidos que los proponen.

Es el Parlamento de Galicia el que nombra por mayoría de tres quintos a los cinco conselleiros que forman el pleno de la institución, de ahí que los dos partidos mayoritarios pacten repartirse las propuestas. Su mandato dura seis años y son renovados en dos tandas (tres y dos conselleiros, respectivamente) cada tres años. Actualmente, además de Palmou y Rodríguez, el tercer conselleiro activo es Ramón José Núñez Gamallo, propuesto por el PSOE en 2009, por lo que su mandato está a punto de expirar. Aquel año socialistas y populares se pusieron de acuerdo para repartirse entre ellos las cinco plazas de Contas y dejar fuera al BNG. Fue entonces cuando junto al socialista Núñez Gamallo entró el popular José Antonio Orza, también exconselleiro de Fraga, que falleció en octubre de 2012 y tardó nueve meses en ser sustituido por Dositeo Rodríguez. Este cuenta hoy con 79 años, por lo que no podría ser conselleiro según la reforma ahora propuesta por el PP, que limita el cargo a un máximo de 72 años. Pero los populares han incluido una disposición para que ese límite no se aplique a los conselleiros actuales.

La anterior renovación se produjo en 2007, ya con un año de retraso sobre la previsión legal, cuando el PP eligió a Luciano Fariña y Pedro Puy y el PSOE, a Antonio López Díaz. Puy, alto cargo con Fraga, dejó el puesto dos años después, cuando fue elegido diputado, y lo sustituyó Palmou. Fariña falleció hace ahora un año y su puesto sigue vacante. Igual que está vacante el del socialista López Díaz, que renunció a él en enero del año pasado, cuando ya lo ocupaba de forma interina. Porque la renovación de esos tres puestos está pendiente desde julio de 2013. Desde entonces PP y PSdeG se acusan mutuamente de no querer llegar a un acuerdo global para renovar tanto el Consello de Contas como otras instituciones que requieren mayorías cualificadas, como la dirección de CRTVG o el Valedor do Pobo, que trabaja de forma interina desde 2012.

Contas es más que sus conselleiros. Sus auditores, funcionarios de carrera, son los que realizan el trabajo técnico. Pero es el pleno de la institución el que aprueba la redacción definitiva de sus conclusiones, lo que suele provocar que se suavicen o que los informes más críticos queden aparcados durante meses.

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