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Pop | Second
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El énfasis impostado

Los murcianos se coronan con un lleno en La Riviera, pero casi todo parece de segunda mano en su melodrama para festivales

Después de tres lustros largos de expediente, que los murcianos Second consiguieran al fin recalar este sábado en La Riviera constituye un meritorio premio a la perseverancia. De acuerdo, un lleno en la sala de las palmeras equivale hoy a 1.800 almas frente a las 2.500 de antaño, pero ello no desmerece el ambiente de euforia y brazos elevados al cielo. El todavía último trabajo del quinteto, Montaña rusa, siempre resultó sospechoso de concebirse como un artefacto para el epicureísmo festivalero. Si esa era la intención, admitamos que el éxito la ha coronado.

Sucede, sin embargo, que los bajos octavados en la más pura tradición discotequera (Antiyo), el futurismo un poco infantil de 2502 o, sobre todo, esa permanente apelación al oooh oooh en los estribillos no constituyen los elementos más refinados que puedan imaginarse para el entusiasmo. El charles desbocado de la batería (en Las serpientes, por ejemplo) se erige en réplica anodina de Two Door Cinema Club, pero es que casi todo desprende un aroma a segunda mano, a híbrido confuso entre Lori Meyers y Héroes del Silencio. En esta política de préstamos, hasta el nuevo logo de la banda parece adaptado de Kraftwerk.

Más enjundia se le intuyó, por ejemplo, a ese medio tiempo trágico que es Muérdeme, incluso con su puntito de sobreactuación hiperbólica. Nueva sensación, el tema de estreno para la película Solo química, presenta un bajo sugerente y Conocerte o Tu alrededor son piezas sólidas, aprovechada esta última por Sean Frutos para cantar entre el público. Pero esa querencia por el melodrama sin genuinos ingredientes melodramáticos le confiere a todo un aroma a énfasis impostado, como cuando la banda se arrodilla junto a su invitada Carmen Boza en Más suerte. Y hasta la parroquia más fiel ofreció síntomas de agotamiento cuando el reloj enfilaba ya hacia las dos horas.

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