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Viscerales pero menos

El trío madrileño Nudozurdo presenta su tercer disco en la sala El Sol

El trio musical Nudozurdo.
El trio musical Nudozurdo. Luis Diaz Diaz

Fue en un canal de 24 horas de Teletarot donde nació Nudozurdo, una de las propuestas más inspiradas, personales e inquietas de la escena musical madrileña. O lo que es lo mismo, la banda que lidera Leo Mateos (Madrid, 1977) desde hace 14 años: “Ahora solo me dedico a la música, pero he tenido mil trabajos, y en aquella cadena coincidimos los primeros miembros de un grupo con el que tiendo a moverme mucho por opuestos”.

La prueba de eso son sus trabajos de los últimos cinco años: un disco de intensidad guitarrera, una revisión acústica de su repertorio, un proyecto electrónico en solitario y ahora un nuevo álbum, Rojo es peligro, de medios tiempos luminosos. Una entrega que el trío presenta en vivo el hoy y mañana en El Sol: “Nos hacía ilusión el doble concierto, en una sala que suena muy bien y no tiene un precio abusivo”.

En este cuarto trabajo de canciones nuevas, Nudozurdo rebaja la visceralidad del anterior, Tara motor hembra (2011), para abrazar la calma. “En general, está gustando mucho, aunque hay algunos viejos seguidores que no lo ven con buenos ojos. Me hacen gracia las discusiones en las redes”. Pese a que la impronta inquietante del grupo sigue ahí (“alucino con las bandas que no persiguen un sonido propio, como si fueras pintor y no te preocuparan los colores”), no son pocos los cambios. “Siempre he compuesto con la guitarra, pero en este disco todo nace del teclado a raíz de descubrir los sintetizadores analógicos y la voz adquiere mayor papel”.

Entonan unas letras donde ha variado el punto de vista: “Más que de mí mismo, de lo que siento, hablo de los demás, de lo que veo, en modo reflexivo”. Sin proclamas, pese a que el primer single, El grito, pueda provocar algún equívoco: “No me gustan los grupos con un mensaje político, aunque habría que aclarar el concepto de política, ya que tendemos a simplificar y asociarla con lo que sale en los telediarios. Solo intento reflejar cosas que están pasando. Le doy vueltas a la idea de que en el fondo somos esclavos de los genes, aunque revistamos nuestra existencia de emociones, amor u odio”.

Seguro que factores ajenos a la mera transmisión genética han ido influyendo para las muchas salidas y entradas de miembros en Nudozurdo. “Con unos he tenido conexión musical pero no personal y al revés con otros. La cosa se vuelve inestable así, pero, si lo piensas, al menos aporta variedad. Los grupos sin público masivo son un milagro en España”. Además del cabecilla, Nudozurdo se compone hoy del bajista Meta y de un nuevo batería, Ricky Lavado, que también ha trabajado con bandas como Standstill o Egon Soda. “Intuyo que este trío puede perdurar”, suelta Leo, consciente de algunas vicisitudes rocambolescas vividas desde el nacimiento de su criatura. El debut en largo de Nudozurdo, por ejemplo, tardó años en encontrar distribución después de que lo grabaran como premio por ganar un concurso (“Nos ha llevado tiempo tomarnos en serio la parte de relaciones públicas”). El segundo, Sintética (2008), se publicó en la práctica antes que el primero, y eso que sufrió un considerable retraso porque los estudios donde lo registraban quebraron a mitad del proceso. Y para colmo, la gira del trabajo de confirmación definitiva, Tara motor hembra, debió cancelarse por problemas de salud en la banda. “Salimos todos desquiciados del esfuerzo de plasmarlo”, recuerda.

Los Premios de la Música Independiente les galardonaron como mejor artista revelación en 2009, justo por delante de los ya arrasadores Vetusta Morla. “Me alegro mucho de su éxito, pero lo que no me gusta es que se convierta un determinado tipo de música en referente único y que parezca que sólo hay eso. Veo muy peligroso el juego de que no haya variedad”.

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En pos de un abanico más amplio, Leo lanzó hace un año el primer disco de Acuario, proyecto paralelo donde empleaba programaciones además de los sintes que ahora reinan en Nudozurdo. Un precedente en cuanto a música luminosa que el músico pretende que dure y conviva con su vehículo principal. “Con Acuario he descubierto los placeres de trabajar en casa con el ordenador, aunque luego eché de menos en el estudio el calor de los grupos”.

Nudozurdo actúa el 17 y el 18 de abril en la sala El Sol. Rojo es peligroestá publicado por Everlasting.

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