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Jazz-Pop DuMMie

Involuntarios cronistas generacionales

Las endiabladamente buenas canciones de los madrileños DuMMie se mueven entre el jazz y el pop

Alejandro Serrano y Goiko Martínez forman el grupo DuMMie.
Alejandro Serrano y Goiko Martínez forman el grupo DuMMie. Claudio Álvarez

Argüía Tom Petty que para escribir una buena canción basta con tres acordes: su Learning to fly puede ser un magnífico ejemplo de ello. Las canciones de los madrileños DuMMie incluyen muchos más de tres, pero muchas son endiabladamente buenas. Resultaba alentador encontrarse con una Galileo Galilei casi repleta este miércoles para indagar en el ideario de este quinteto, que abraza influencias casi inéditas en el catálogo nacional: Marc Jordan, José James, Jamie Cullum, incluso Steely Dan. Pop con orgullosa pulsión jazzística, canciones con la suficiente envergadura como para que acontezcan fenómenos inesperados (el ritmo de pronto ralentizado en Golpe de efecto) o se intercalen solos sin pizca de filfa, como el espléndido arrebato al saxo tenor de David Carrasco en A este lado de río.DuMMie es un nombre raro y quizás poco inspirado, pero merece la pena memorizarlo.

Hay honestidad a raudales en esas letras, felizmente en castellano, que desgrana Alejandro Serrano con mucha más convicción que en sus tiempos al frente de No Reply. Entonces lucía traje por exigencias del guion; ahora, en vaqueros y camiseta, se erige en cronista acaso involuntario de toda esa generación al borde de los 30: lúcida, talentosa, documentada, ecléctica, sensible y legítimamente hasta las narices del país con el que les ha tocado lidiar. Serrano canta a la cotidianidad urbana, los anhelos desdibujados y las congojas de la vida moderna, y hubo durante la noche varios ejemplos espléndidos de ello. Asómense a Nadie tiene culpa de nada, Viaje a ninguna parte, Huele a café o Enero, y verán.El otro miembro fundacional, el batería Goiko Martínez, enriquece la fórmula con su pulso imaginativo, repleto de acentos inverosímiles. Pero las sorpresas no cesan en hora y media: una gran adaptación de Ángel González (Ustedes parecen felices), el palmeo aflamencado en Tengo, las voces femeninas que otorgan una hondura casi gospel a Bueu. Hay mucha y buena tela que cortar en esta banda con un solo disco por ahora, Un jardinero en la Antártida,pero munición abundante.

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