Risoterapia para parejas en crisis
En 'Els veïns de dalt', primera incursión teatral de Cesc Gay, el matiz es la abierta búsqueda de la carcajada, de la comedia pura
La carrera de Cesc Gay es una paleta de matices sobre un solo conflicto: el desencanto. El espectador entra en sus historias —propias o prestadas— cuando los personajes dan las primeras señales de un desajuste con sus sentimientos, sus relaciones y el paisaje de confort que se han construido. A veces prima el drama civilizado; otras la comedia, igual de civilizada. Todo muy íntimo, con la variedad de tonos de una conversación que como máximo se amplía a cuatro voces en un mismo plano o escenario.
En Els veïns de dalt —primera incursión teatral— el nuevo matiz es la abierta búsqueda de la carcajada, de la comedia pura. El elemento cómico desestabilizador es la visita de los vecinos del título. De ellos sabremos lo justo (bombero, psicóloga, extrovertidos, sexualidad abierta). Suficiente para unos personajes que sólo están ahí para provocar la explosión de la crisis de pareja que late desde la primera escena. Son el caos, incluso el artificio para llevar la obra donde el autor quiere. Un sátiro y una bacante que erosionan el espacio de confort del próximo. Una prueba de estrés en clave de humor. Vecinos atípicos con intenciones ocultas —como los ancianitos de La semilla del diablo— que han llegado para abrir la puerta del infierno, a golpe de efectivo gag.
ELS VEÏNS DE DALT
ELS VEÏNS DE DALT. De Cesc Gay. Dirección: Cesc Gay. Intérpretes: Pere Arquillué, Nora Navas, Jordi Rico y Àgata Roca. Teatre Romea, Barcelona, 25 de marzo de 2015
Quizá la situación recuerde a A un Díos salvaje de Reza, pero la obra no se propone denunciar la fragilidad de los rituales de convivencia que nos hemos otorgado para salvaguardarnos de la barbarie. Una obra sobre la hipocresía de la sociedad tiene más sentido en Francia que aquí. Además Gay sí cree que existe un fenotipo urbano —como Woody Allen— que responde a cierta evolución de la especie, aunque sea a costa de una permanente insatisfacción. Un ecosistema que uno sitúa en un barrio de Manhattan y el otro en cualquier piso gentrificado de Barcelona. El personaje de Àgata Roca es la que más se aproxima a esta tensión interna entre Lady Beige y Mrs. Freak.
Tampoco se puede evocar el recuerdo de Bob & Carol & Ted & Alice de Mazursky. Falta más desarrollo de la pareja formada por Jordi Rico y Nora Navas para poder hablar de un juego cruzado de relaciones cuestionadas. Es evidente que sobre ellos el autor no ha colocado ningún foco. Toda la atención se concentra en la creciente perplejidad de la pareja que lo ha sacrificado todo por la estabilidad de una familia convencional, y en medio de su latente crisis tienen que lidiar con una invasión de “amor libre”. La comedia surge del tratamiento de choque que recibe esa mentira a dúo. Principal víctima: Pere Arquillué, en un rol que —como apuntaba con visión Marcos Ordóñez a la salida del Romea— tiene en su horizonte el sarcasmo derrotado de George en ¿Quién teme a Virginia Woolf?
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