El penúltimo mojito
Tacos, cócteles y espacios con solera se alternan en el recorrido del escritor madrileño, aficionado al fútbol y amante de los rincones cotidianos de la ciudad
1. Círculo de Bellas Artes. Un edificio majestuoso —con techos altísimos, columnas o una terraza espectacular—, que alberga un cine, un teatro, dos salas de exposiciones, una cafetería preciosa… Leer en ella un periódico, tomando un café o una cerveza, hace que por un momento uno pueda sentirse como un alto funcionario del Imperio austrohúngaro. (Alcalá, 42).
2. Museo del Prado. Los madrileños —yo el primero— no aprovechamos lo suficiente el privilegio de tener la mejor pinacoteca del mundo. Es impresionante lo que guarda. Las Pinturas Negras de Goya siempre me impactan. (Paseo del Prado s/n)
Aprendiendo a madurar
Con El juego sigue sin mí, Martín Casariego (Madrid, 1962) obtuvo el Premio Café Gijón. Crítica y diverso autores de nuestra narrativa han aplaudido su actualizada mirada ante ese dramático y vibrante giro a la edad adulta.
3. Museo del Romanticismo. También me gustan los museos pequeños, sin colas. Me encantan sus hologramas y el jardincito de la cafetería, con su vegetación, sus veladores, su estatua y su fuente. No hay forma más barata de escapar de Madrid que tomar un café aquí. (San Mateo, 13).
4. Matadero Madrid. Un lugar fantástico, tanto arquitectónicamente como espacio de promoción de las artes, con especial mención a la Casa del Lector. Espero que su pasado como matadero municipal no acabe siendo una metáfora de la muerte de la cultura. (Plaza de Legazpi, 8).
5. Estadio Santiago Bernabéu. Futbolísticamente es el escenario más importante del mundo, porque allí juega el equipo más laureado; el mío. Ni mi mujer, del Atlético, puede hacerme cambiar. Pero que alguien cambie de equipo, como se veía en El secreto de sus ojos, es casi imposible. (Avenida Concha Espina, 1).
6. Tacos Chapultepec. Me encanta esta pequeña taquería, de excelente comida mexicana a muy buen precio, con fotografías en las paredes y sin que falte alguna calavera. Un lugar para reunirse informalmente con amigos y charlar al calor de las margaritas y los tacos al pastor. (Santa María, 39).
7. Tipos infames. Una agradable librería en la que se puede tomar un café mientras se piensa en qué libro comprar (siempre hay muchos apetecibles, novedades y de fondo). Podría haber elegido Alberti, Antonio Machado, Pasajes, Naos, Lé, y muchas otras librerías, porque me gustan todas las que tienen libreros dentro. Pero ésta la tengo a tiro de piedra. (San Joaquín, 3).
8. Cines Callao. Es un lujo pasear por la Gran Vía mirando sus edificios, y acabar en los cines Callao. Su sala principal aún nos permite evocar lo que fueron esos espacios. El Callao, obra de 1926 del arquitecto Luis Gutiérrez-Soto, es historia viva del cine. Yo hice mi tesina sobre los cines y las nuevas corrientes arquitectónicas del siglo XX. (Plaza de Callao, 3)
9. El Retiro. El césped, los árboles, los pájaros, las ardillas, el estanque o las esculturas convierten el parque en un lugar perfecto para perder el tiempo aprovechándolo. A veces sueño con que me toca la lotería y me compro un piso con balcones al Retiro. Algo imposible porque nunca compro lotería.
10. Del Diego. Madrid está lleno de bares en los que ofrecen cócteles, pero pocos merecen recibir el nombre de coctelerías. Del Diego, con su diseño cosmopolita y su atento servicio, es uno de ellos; el lugar perfecto para tomar uno y conversar con amigos. Siempre me pido un mojito, y sólo me arrepiento cuando no pido más de uno. (Reina, 12)
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