Más allá de la pantalla
'Maestros ocultos' es la extraña etiqueta con la que la Fundación SGAE ha organizado un ciclo en la sala Berlanga
Maestros ocultos es la extraña etiqueta con la que la Fundación SGAE ha organizado un ciclo en la sala Berlanga.
Extraña, porque la muestra reúne una selección de filmes que, según los organizadores, “han encontrado en el cine el espacio para profundizar en nuevas formas de pensamiento y de percepción, o el soporte para representar, como nunca hasta entonces, las realidades paralelas investigadas por heterodoxos del arte, de la espiritualidad o de nuestra esencia como seres humanos”.
Toma ya. Probablemente sea más sencillo definirlo como artistas que entienden que el cine va más allá de los artefactos meramente narrativos, que una película puede trasladar el alma y los sentimientos de un espectador más allá del patio de butacas, imágenes y sonidos que llevan al público a la trascendencia. Un buen ejemplo es Tren de sombras, de José Luis Guerín (se proyecta el jueves 5), cuando las grietas de una vieja casa ya no son solo meros desconchones de paredes sino todo un mundo que se abre ante el espectador. Otro, el trabajo de F. W. Murnau, con sus juegos cabalísticos escondidos en sus grandes películas, y que Luciano Berriatúa —enorme restaurador e historiador de cine— desvela en El lenguaje de las sombras: años de juventud y ‘Nosferatu’, que presentará el mismo Berriatúa en el cine el martes. Luis Buñuel, Fernando Arrabal, Alejandro Jodorowsky y Daniel V. Villamediana son otros de esos maestros ocultos, investigadores de alquimias y simbologías cinematográficas cuyas películas pueden verse hasta el domingo.
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