Fabra defiende su gestión ante una oposición que lo da por amortizado
El presidente, que sigue sin tener la nominación de candidato del PP, se revuelve contra la izquierda y confía que a Morera "no le pase lo mismo que a su portavoz en el Congreso"
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, compareció este jueves en su última sesión de control en el Parlamento valenciano pertrechado de indicadores económicos para defender su gestión en un cargo al que llegó accidentalmente en julio de 2011 tras la dimisión de Francisco Camps.
A diferencia de entonces, ni Camps ni la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá —el primero denunciado por la Fiscalía Anticorrupción por la contratación de la F-1 y la segunda en horas bajas por su penosa aparición en la Crida del pasado domingo— estuvieron ayer para arroparlo frente a la oposición. Sí el resto de un grupo parlamentario que poco tiene que ver con el que arrancó la legislatura, tras las docenas de dimisiones y renuncias provocadas, la mayoría de ellas, por los escándalos de corrupción.
Fabra, consciente también de que su debilidad se ve aumentada por el retraso de la dirección del PP en nombrarlo oficialmente candidato, se pertrechó de los indicadores económicos que anuncian la recuperación económica. La recuperación del PIB, la reducción del número de parados conseguida en 2014 y la reducción del déficit se convirtieron en un mantra en boca del presidente que, sin mencionar el problema de la financiación ni el de la corrupción que han sido sus principales quebraderos de cabeza esta legislatura, calificó su gestión de “razonablemente positiva”.
Sin embargo, como si se tratase de una versión del reciente debate sobre el Estado de la nación celebrado en el Congreso de los Diputados, la oposición se mostró refractaria a los argumentos de Fabra con el discurso de la creciente desigualdad y el deterioro institucional de la Generalitat. Tanto que el socialista Antonio Torres, Enric Morera de Compromís e Ignacio Blanco de Esquerra Unida dieron al jefe del Consell por amortizado y se metieron, como el propio Fabra que aprovechó su intervención para anunciar el próximo martes el nuevo hospital de Llíria, en harina electoral.
Fabra insistió en que esta “ha sido la legislatura del cambio y de todos los valencianos que tienen derecho a seguir soñando y creyendo en su Comunidad”. “Los indicadores son claramente positivos”, recalcó una y otra vez el jefe del Consell.
El portavoz del PSPV esgrimió sus propias estadísticas y puso nombre y cara a los recortes sociales del Consell a lo largo de esta legislatura. “Usted no ha sido un buen presidente, usted se ha resignado”, dijo Torres, que le recordó al presidente de la Generalitat sus fracasos a la hora de conseguir la reforma del sistema de financiación autonómico, la reclamación de la deuda histórica, la supervivencia de Ràdio Televisió Valenciana y la tramitación de la reforma del Estatut de 2011 en el Congreso de los Diputados. “Ha perdido credibilidad hasta en la lucha contra la corrupción”, sentenció.
Con este cruce de reproches y acusaciones, el debate se contagió de tensión y obligó a Fabra a revolverse frente a las críticas de la izquierda.
Fabra insistió ante el portavoz de Compromís, Enric Morera, en que el sistema de financiación se cambiará en 2016 y en la importancia de las inversiones del Gobierno en el corredor ferroviario mediterráneo. Sin embargo, el portavoz de Compromís acusó a Fabra de sumisión y de perder “el sentido de la realidad”. “Espero que cuando esté en la oposición se sitúe al lado del nuevo Gobierno en la defensa de los intereses valencianos”, le espetó Morera a Fabra, que no dudó en revolverse. “Usted me compara con Rajoy”, replicó el jefe del Consell, “Espero que no le pase lo mismo que a su portavoz en el Congreso (Joan Baldoví, que tuvo que interrumpir su intervención en el hemiciclo por un ataque de hipertensión) y se recupere rápidamente”. Compromís lamentó la réplica del presidente a través del diputado Juan Ponce: “Se ha cubierto de gloria con su bromita y no ha vuelto a contestar a lo que se le preguntaba”. A última hora del jueves, Fabra comunicó a través de Twitter que había hablado con Baldoví para disculparse "por el malentendido suscitado" tras su intervención y desearle una pronta recuperación.
También el portavoz de Esquerra Unida, Ignacio Blanco, insistió en las consecuencias negativas de la gestión de Fabra y el PP en esta legislatura que se cierra. Blanco insistió en las consecuencias de los recortes, el aumento de la tasa de paro, el deterioro del mercado laboral, la educación y la sanidad y el menosprecio hacia el valenciano. “Usted quizá ha intentado hacer las cosas distintas pero no ha logrado un resultado mejor”, afirmó el candidato de Esquerra Unida a la Generalitat. Para entonces, Fabra había guardado las estadísticas para entrar en campaña y acusar a EU de estar “desunida y hundida”.
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