Un barroco erótico y mestizo
El Febrero Lírico del Real Coliseo de Carlos III en San Lorenzo del Escorial propone pasar las fases del amor con música antigua
El Real Coliseo de Carlos III de San Lorenzo de El Escorial ha preparado un mes de barroco desbordado. En los conciertos programados en el teatro, la música será la narradora que ayude al espectador a pasar por todas las fases del amor, de la decepción al enamoramiento, del cortejo al erotismo. Los maestros de la música antigua hacen de celestinos.
Uno de los conciertos que más llama la atención es el que incluye los Madrigales eróticos de Monteverdi. ¿Cómo era el erotismo según el compositor barroco? “Hay que verlo en el contexto. Lo que en aquella época era erótico, ahora puede que no lo sea en absoluto. Por ejemplo, una simple mirada prohibida de un amante secreto es muy erótica. Monteverdi te propone usar la imaginación en función de los textos, todo depende de la interpretación que tú le quieras dar para entender en esas letras una cosa u otra”, dice Elia Casanova, que se encargará de poner su voz de soprano al servicio de la sensualidad.
En este programa del día 15 de febrero, la cantante afrontará las distintas fases del amor con una parada especial en las canciones eróticas que hacían volar la imaginación del público en la época de Monteverdi. “En los madrigales de Monteverdi, que sí están considerados eróticos, hay muchos dobles sentidos. Tú los puedes leer y, si no te dicen que son eróticos, no te das cuenta. Pero hay interpretaciones que ya están publicadas que ayudan a guiar al que escucha, aunque nada aquí es explícito”, dice la soprano. “Hay una sobre un enamorado que, cuando ve los labios de su amada, tiene que elegir en cada momento si quiere tener sus besos o sus palabras, porque no las puede tener a la vez. Le gusta mucho como le besa, pero también cómo habla. Y se vuelve loco porque no puede tener las dos cosas al mismo tiempo. Ahora mismo estamos acostumbrados a un erotismo mucho más explícito, pero hay que entender lo que era erótico en esa época. Antes era una provocación verle el tobillo a una mujer. La interpretación de esos textos hay que llevarla a su momento”, cuenta Casanova.
Para adaptar esa sensualidad barroca a los tiempos de hoy y transmitirla al público, tiene que modificar algunos aspectos: “Para transmitir el erotismo aquel hoy día, tengo que subir un poco el tono, hacer mi canto un poco más lánguido para darle ese arrastre de sensualidad".
En ese programa la soprano afrontará la dificultad de pasar por cinco bloques en los que el amor se muestra de cinco formas distintas, desde el enamoramiento hasta el dolor de la indiferencia. “Cada bloque de los cinco que componen el concierto tiene un carácter diferente del amor. En uno estoy enamorada, en el otro me dejan… y eso conlleva la dificultad de tener que ir cambiando la intención de cada bloque durante un mismo recital”, explica.
El día antes, coincidiendo con la noche de los enamorados, será el mestizaje de la Accademia del Piacere y el cantaor Arcángel el que tome el Real Coliseo. Aunque ya han traído Las idas y las vueltas otras veces a Madrid, esta ocasión vienen en una versión de cámara con solo seis integrantes, haciendo más íntimo el recital a caballo entre música antigua y flamenco. “Desde su estreno hace unos años, la obra ha ido a más. Partiendo de aquellos cimientos sólidos, ahora es un programa que vuela, está por encima de los personajes que están en el escenario. Cada concierto hay sensaciones de que se ha convertido en algo que nos supera”, explica Fahmi Alqhai, violagambista y director de la Accademia del Piacere. “Vamos a hacer una versión curiosa, con tres violas y el trío flamenco encabezado por Arcángel, sin amplificación. El concierto tiene un interés espectacular”, explica.
Para el fin de semana siguiente, por San Lorenzo pasarán también los cantos y romances de Galicia, recuperados por Mercedes Hernández y el grupo Resonet, y también se podrá escuchar al contratenor Dominique Visse con un programa que gira en torno a la música francesa en forma de cantatas, repertorio encabezado por el Dom Quichotte de Courbois.
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