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La nueva casa de los ‘Traficantes’

La librería asociativa vinculada a los movimientos sociales abre nueva sede

Sergio C. Fanjul
Fachada de la nueva sede de la librería Traficantes de Sueños, en la calle del Duque de Alba, 13.
Fachada de la nueva sede de la librería Traficantes de Sueños, en la calle del Duque de Alba, 13.

Llevan 20 años traficando con libros, con ideas, con debates y, claro está, con sueños. Empezaron con un puesto entre la variopinta fauna izquierdista que se congrega los domingos de rastro en Tirso de Molina; luego se mudaron a un piso en la calle de Hortaleza en el que pasaron nueve años; su última sede estaba algo escondida al final de un pasaje en la calle de Embajadores, lo que les daba cierto aire de sociedad secreta o taberna de conspiradores. Ahora, la librería asociativa Traficantes de Sueños ha abierto sus escaparates a la calle, en Duque de Alba, 13. “El local se nos quedaba pequeño y buscábamos un contacto más directo con la calle, y esta es muy transitada”, dice Beatriz García, miembro del colectivo. Curiosamente han acabado muy cerca de donde empezaron plantando su tenderete original y a la vista del paseante. El círculo se cierra.

Aquí no hay patrón, mandan los marineros: lo que era un proyecto activista y voluntario se convirtió en un proyecto de autoempleo, sin ánimo de lucro, en el que trabajan 13 personas y que se organiza de manera asamblearia y dividido en diferentes secciones. Porque esto es algo más que una librería: es editorial, estudio de diseño, distribuidora y alberga el proyecto Nociones Comunes que ofrece cursos y seminarios de autoformación. “Son cursos sobre la crisis, la Unión Europea, el feminismo, la política y las redes sociales, etcétera”, explica García, “temáticas de interés para los ciudadanos y a los que la enseñanza formal no llega”. Lo que hila todas estas facetas es el pensamiento crítico y su vinculación con los movimientos sociales.

El 15-M marcó un antes y un despúes; ahora tenemos un público más amplio

Su nuevo espacio antes estaba ocupado por la sastrería La Universal (aún se conserva el rótulo que ahora diríamos vintage) y, posteriormente, por una fotocopistería, aunque llevaba cuatro años cerrado. Es un local amplio con dos pisos, techos altos y suelo de madera, donde tienen espacio para todo y una terraza donde colocarán mesitas y probablemente una máquina de café (no es su idea que esto sea un café-librería). Con el aumento de metros cuadrados ahora hay espacio para más libros, como infantiles y novelas gráficas. Aunque las temáticas principales de la librería son los ensayos políticos, los vinculados con los movimientos sociales y la literatura “de otros mundos”.

Desde el estallido de la crisis y la erupción del 15-M vivimos buenos tiempos para este tipo de textos. “La gente busca respuestas, quiere saber qué son los mercados financieros, qué es la prima de riesgo, por qué se ha derrumbado todo alrededor y qué alternativas existen”, dice García. Algunos de los títulos que recomiendan los editan ellos mismos: Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, de David Harvey, Subversión feminista de la economía, de Amaia Pérez Orozo, o La apuesta municipalista, del Observatorio Metropolitano, un colectivo que publica textos críticos y trata de generar debate, del que son parte varios de los trabajadores y que tiene aquí su sede. Aparte de los ensayos, también aquí la narrativa y otros géneros tienen alto contenido social. En este sentido, algunas recomendaciones son Cartas de una pionera (Hoja de Lata), de Ellinore Pruitt Stewart, El karma de vivir al norte (Sexto Piso), de Carlos Velázquez, o el cómic Degenerado (Dibbuks), de Chloé Cruchaudet .

“El 15-M marcó un antes muy después”, dice García; “antes teníamos un público juvenil y muy lector que estaba muy implicado en los movimientos sociales. Ahora el público es mucho más amplio y de todas las edades”. Más que la crisis del libro en particular, a García le preocupa la crisis general: “Esta es la que corta el consumo, y creo que esto influye más que los nuevos modos de tecnología y las nuevas tecnologías. Siempre ha habido bibliotecas públicas y se han seguido vendiendo libros. Pero es imposible saber qué peso tiene cada causa en la pérdida de ventas hasta que no se recupere la economía, que es lo que hay que perseguir”.

Es inevitable preguntar por Podemos. “Como colectivo no tenemos ninguna vinculación con ellos”, dice García, “pero muchos de sus miembros activos, como participantes en movimientos sociales durante muchos años, han frecuentado la librería para comprar libros o participar en debates y otras actividades”.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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