Vidarte espera que el nuevo acuerdo refleje la autonomía del Guggenheim
El director del museo bilbaíno tiene la voluntad de estrechar la colaboración 20 años más
Hay voluntad de estrechar las relaciones con la Fundación Solomon R. Guggenheim, pero también de reflejar el papel y autonomía del Guggenheim Bilbao. Esa es la idea de futuro del director del museo bilbaíno, Juan Ignacio Vidarte, que, en un desayuno organizado por la asociación de antiguos alumnos de la comercial de Deusto (donde cursó la carrera de empresariales) este jueves, se ha mostrado esperanzado de que el nuevo acuerdo de colaboración se firme antes de final de año para poder seguir centrados en el Plan Estratégico 2020. "La autonomía que ha ido adquiriendo el museo estos 17 años no implica el distanciamiento de la relación con Nueva York, que todavía puede aportar mucho en su papel global y en el refuerzo de la programación".
Guggenheim Bilbao en cifras
Juan Ignacio Vidarte ha desgranado una serie de cifras para explicar la historia y el futuro del Museo Guggenheim Bilbao:
- En la gestión, un 31% es público, 27% privado, un 26% viene de los visitantes y el 26% de otros ingresos como el patrocinio.
- En el año 2013, el Guggenheim Bilbao tuvo 931.015 visitantes, y siempre andan cerca del millón, una cifra similar al de Nueva York. Esto es, casi tres veces la población de Bilbao.
- 13% de los visitantes son de la Comunidad Autónoma Vasca, y el 23% del resto de España. El resto, dos tercios, extranjeros, siendo especialmente destacable el 18% de Francia, el 9% de Reino Unido o el 7% de Alemania.
- El museo ha tenido un impacto económico directo de 3.483 millones de euros en la economía vasca. "40 veces la inversión", ha asegurado.
- Durante sus 17 años de vida, ha tenido 64 presentaciones de la colección permanente, y 73 exposiciones temporales. 137 cambios, o lo que es lo mismo cambios cada mes y medio. La colección propia cuenta en estos momentos con 128 obras de 63 artistas distintos.
Vidarte ha mirado hacia ese futuro, después de echar la mirada atrás y explicar lo que el museo ha significado en la evolución de Bilbao. Su papel como catalizador, como "una reacción química", de la renovación de la zona de Abandoibarra, que pasaba por sus peores momentos de crisis a principios de los noventa, y, de rebote, de la ciudad. "El éxito no es inteligible como una actuación aislada, pero tampoco la transformación se entiende sin ese elemento fundamental". Una argumentación que le ha servido para explicar por qué no han funcionado otros proyectos con los mismos objetivos. "Se ha interpretado de manera banal su efecto, con una estrategia equivocada. Tomando un arquitecto de prestigio sin tener en cuenta el contenido, la gestión, la sostenibilidad en el tiempo y las circunstancias: el funcionamiento de la ciudad y el momento exacto".
El director del Guggenheim ha subrayado, asimismo, la importancia de la intervención de las administraciones públicas como una estructura mixta —mezcla de la perspectiva anglosajona y europea— y su papel en la "constelación" de la Red Guggenheim, donde, para Vidarte, "todos son estrellas". Ha negado, aun así, que el efecto del Museo sea solo el efecto Gehry, en referencia al arquitecto la obra: "un edificio genial no puede ser la causa de todo su éxito. Quien piense así se equivoca y comete un error que puede ser peligroso".
Dentro de esas constelaciones de museos con la marca neoyorquina ha destacado el futuro de la pinacoteca en desarrollo de Abu Dabhi, que "toma como referencia a Bilbao con una escala mucho mayor", y que podría servir para apoyar en la diversidad del arte venido del sudeste asiático, y el de Helsinki, que sigue en estudio y que tendrá que ser autorizado por el de Bilbao, que concluirá si el proyecto es "complementario o competencia".
En el País Vasco, a su vez, Vidarte ha abogado por que una nueva generación tome el testigo con un nuevo proyecto generacional que vuelva a transformar el territorio. "Creo que estamos más relajados y eso no es bueno". Entre sus objetivos para el futuro: acercarse a la generación de los millenials, nacidos en el siglo XXI, "que tienen un sentido de pertenencia y de participación distinto".
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