El jazz más híbrido resuena en Málaga
El saxofonista Ernesto Aurignac abre un festival con Lou Donaldson y Chano Domínguez
Ya de niño, al saxofonista malagueño Ernesto Aurignac le tildaban de rarito. “Recuerdo que desde pequeño me llevaba al colegio un walkman con cintas de jazz que escuchaba en el recreo. Estaba loco por el jazz. Mis libretas de cuando estudiaba estaban repletas de anotaciones de discos, listas de músicas separadas por instrumentos, dibujos... Era el sonido que me emocionaba, que me hacía despertar un montón de sensaciones que otro tipo de músicas no lograban”, recuerda Aurignac. El malagueño abre este martes (21.30) en el Teatro Cervantes la 28ª edición del Festival de Jazz de Málaga, en la que también estarán músicos como Lou Donaldson, Chano Domínguez y Niño Josele, entre otros.
Crecer rodeado de los discos de jazz de su padre y un temprano encuentro a los ocho años con un saxofón, marcaron el futuro de Aurignac hasta convertirse en lo que es hoy: uno de los saxofonistas de jazz con más proyección internacional. A sus 32 años, ha querido avanzar en su carrera, en la que además de su cuarteto y diversos proyectos propios, ha grabado con diversos maestros, entre ellos uno de sus ídolos, el pianista gaditano Chano Domínguez.
Cuando empecé con este disco pensaban que estaba loco por el lío que suponía, pero es lo que me pedía el cuerpo Ernesto Aurignac, saxofonista
El saxofonista presenta en el Teatro Cervantes su primer trabajo en solitario, Uno, un original híbrido en el que caben Stravinsky, Ornette Coleman, Charlie Parker, John Coltrane, el flamenco, los boleros, la música de cine y hasta la bossa nova.
Junto a Ernesto Aurignac y hasta el 9 de noviembre desfilarán por el escenario del Teatro Cervantes el veterano saxofonista estadounidense Lou Donaldson (día 5), una leyenda del soul jazz que sigue en plena actividad a punto de cumplir 88 años; la aterciopelada voz de Jane Monheit (día 7) y la magia de Chano Domínguez y Niño Josele, que en su trabajo conjunto. Chano y Josele, adaptan temas brasileños como Luiza y Olha María, de Tom Jobim, así como las melodías de Los paraguas de Cherburgo, de Michel Legrand, y Two for the road, de Henry Mancini, entre otros.
Nombres como los del guitarrista Kurt Rosenwinkel (día 6) o el pianista malagueño José Carra, que presenta su segundo disco como solista, El camino, completan el cartel del encuentro. “Es un lujo compartir festival con estos grandes músicos”, señala Aurignac, frenético ante su debut en solitario y, a la vez, multitudinario.
El saxofonista malagueño lo hace con la formación que ha creado, la Ernesto Aurignac Orchestra, compuesta por 25 músicos, entre ellos dos figuras de larguísimo recorrido y prestigio en el género: el saxo alto Perico Sambeat y el bajista Carles Benavent.
Para este primer trabajo como compositor y líder de una gran banda, Aurignac ha tenido que “llamar a muchas puertas que nadie abrió” y empeñar su palabra con los músicos que aceptaron colaborar en su debut, a los que engatusó con viandas de la tierra a la espera de poder pagarles su salario con los beneficios que dé su primer trabajo.
Lou Donaldson, una leyenda del soul jazz, sigue en plena actividad a sus 87 años
“Nunca me había animado a escribir mi propia música y grabarla en un disco. Pero me puse a ello y conforme iba escribiendo con el piano me iban apareciendo instrumentos. Cuando quise darme cuenta ya tenía más de 20. Además de los propios del jazz he ido añadiendo otros que se suelen utilizar en clásica, como un arpa, un chelo, tres trompas, un oboe, un corno inglés, una flauta… Es un híbrido interesante”, explica Aurignac sobre su nueva banda.
“Cuando empecé con el proyecto de Uno pensaban que estaba un poco loco por el lío que suponía, pero es lo que me pedía el cuerpo. Llamé a muchas puertas y nadie abrió. Tuve que buscarme la financiación yo solo. ¡Hasta tuve que vender uno de mis saxofones favoritos por 3.000 euros!”, añade Aurignac, que se volcó en publicitar su proyecto en las redes sociales y poco a poco sumó patrocinadores, entre ellos la Fundación Málaga.
“Me echaron un cable y el sello vasco Mosquito Records se interesó por el disco. Luego recurrí a las grandes amistades que he hecho en el circuito después de tantos años de trabajo, músicos de primer nivel que han colaborado y colaboran de forma altruista y a los que iré pagando poco a poco”, cuenta el saxofonista, satisfecho porque ya tiene reservado medio millar de unidades de Uno antes de que este martes se ponga a la venta durante su actuación en el Teatro Cervantes. “Es muy fuerte. Muy pocas veces ha pasado esto con un disco de jazz”, resalta.
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