Gran Vía es mi locura
La actriz pasea por los lugares más emblemáticos de la capital recordando su juventud
1. Gran Vía. Mi padre me trajo a Madrid con 17 días de vida. Viví, desde entonces, en la calle Gonzalo Jiménez de Quesada. Toda mi niñez y mi adolescencia la pasé viendo desde mi ventana esta gran avenida preciosa y muy internacional. Ha cambiado, ya no hay cines, pero me sigue entusiasmando. Con los años volví a vivir allí. Esta calle es mi locura, parte de mi felicidad. Aquí será donde termine mis días.
2. Paseo Pintor Rosales. Es, sencillamente, una maravilla. Este paseo y el parque que lo bordea me recuerdan a Hyde Park o al Green Park de Londres. Rosales no tiene nada que envidiarle a la capital británica. Brilla con luz propia.
3. La zona norte de Madrid. El final de Recoletos, del Paseo de la Castellana, pero, sobre todo, la calle Ourense, donde me fui a vivir cuando me casé y tuve a mis hijos. Era un descampado, mi madre me llegó a decir que nos habíamos ido a vivir a provincias, pero a mí me encantaba. Estaba lleno de parejas jóvenes que empezaban a crear una familia, como nosotros. Ya no es lo mismo y está muy bonito, pero para mí gusto se quedado muy solitario.
4. El Retiro. Otro emblema de Madrid en el que he vivido cosas increíbles. Una vez, creyéndome una bailarina profesional, me caí de la barca. ¡Estábamos en medio del estanque y tuve que salir nadando! Entre recuerdos y vivencias, el Retiro se ha convertido en un lugar mágico.
5. Paseo del Prado. Es mi preferido, junto al paseo de Recoletos y al de Pintor Rosales. Mi padre me contaba que, antiguamente, allí estaban las aguadoras, que vendían agua mezclada con anís antes de que empezara la guerra. Cada vez que paseo por este Madrid tan castizo las imagino en las esquinas, botijo en mano, esperando ganarse unas monedas.
Una madrileña con alma de valenciana
María Luisa Merlo (Valencia, 1941) ha sido bailarina y actriz de cine, teatro y televisión. Con 73 años, sigue teniendo ganas de subirse a las tablas. En unas semanas comenzará su gira por España. Locos por el té y Villa Puccini se han estrenado en Madrid.
6.Restaurante El Espejo. Ese local acristalado en medio del paseo de Recoletos es espectacular. Lo conocí con los años y no he dejado de ir. Me gusta quedar allí con mis amigos a tomar algo y disfrutar del ambiente que se respira (Recoletos, 31).
7. Teatro Alcázar. Es divino. Uno de los mejores de Madrid, aunque ahora le han cambiado el nombre y se llama Cofidis. Allí empezó mi carrera como empresaria teatral. Mi compañía les vendía obras de teatro, en las que actuábamos mi padre (Ismael Merlo), Carlos Larrañaga y yo. Era fantástico. Y también fue donde estuve cinco meses con Locos por el té, trabajo con el que ahora me voy de gira por España (Alcalá, 20).
8. Joy Eslava. Antiguamente se llamaba Teatro Eslava y era igual que ahora, pero con butacas. Fui la primera bailarina del teatro en la obra Te espero en Eslava y fue allí donde se forjó mi carrera como actriz. José María Jorqué me vio actuar. Gracias a eso empecé a trabajar en el cine.
9.Teatro del Arte. Acogió mi último trabajo, Villa Puccini. Era la primera vez que actuaba en un teatro alternativo. La experiencia fue maravillosa. Me gustó hablar directamente con el público, verles la carita de impresión y de placer. Repetiría mil veces (San Cosme y San Damián, 3).
10. Los bulevares. Así se llamaban las calles Alberto Aguilera, Carranza y Sagasta. Ahora me hago un lío con tanto nombre. Para mí siempre serán los bulevares, el lugar desde el que salí vestida de novia para casarme en la Iglesia de San José.
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