Cerrando heridas con Dalí
Barcelona dedicará al pintor un libro, una exposición y una plaza en los próximos meses
La vieja herida abierta entre Barcelona y Salvador Dalí (Figueres, 1904-1989) parece que comienza a cerrarse. A los 25 años de su fallecimiento, la ciudad sigue sin reconocer públicamente al genio surrealista de manera abierta. La última gran exposición sobre el artista que vieron millones de personas en 2013 en París y en Madrid pasó de largo por la capital catalana, entre otras cosas porque nadie pidió que hiciera escala en la ciudad. Pero el consistorio barcelonés está decidido a que la situación cambie y, pese a que sus iniciativas no llegarán a tiempo para conmemorar los 110 años de su nacimiento ni los 25 de su fallecimiento, en los próximos meses el artista contará con una nueva publicación que analiza su relación con la ciudad, una exposición sobre la amistad entre Dalí y Picasso y, por fin, con un espacio público que llevará su nombre. Algo que aún no ha ocurrido, pese a que en 2003 se aprobó poner su nombre a una plaza en la zona de la Sagrera.
El primero en ver la luz será el libro Dalí i Barcelona, del historiador y crítico de arte Ricard Mas, que se editará en febrero. Lo publicará el consistorio y recogerá la intensa relación del pintor con la ciudad. “Aquí no hemos acabado de entender el humor de Dalí”, explica Mas que ultima estos días el volumen tras recopilar imágenes, textos y testimonios de los que lo conocieron en esta ciudad. “Recopila el amplio material de las estancias de Dalí en la ciudad, en actos sociales y públicos como en el parque Güell, las atracciones Apolo o el Hotel Ritz; cuando visitaba a su familia, como a su tío en la librería Verdaguer, o cuando venía a exponer en las galerías Dalmau; también sus conferencias en el Ateneu, como la de 1930, donde cargó contra toda la burguesía, o la de 1950: ¿Por qué fui sacrílego, por qué soy místico?; su relación transversal con Gaudí y su obra desde los años 30, con historias como que durante la Guerra Civil quiso crear en la Pedrera la Secretaría de Propaganda de la Imaginación”, explica el autor.
La amistad con Picasso permitirá ver en el museo de éste 40 obras de cada uno
El libro también recogerá los lugares que Dalí frecuentó durante la posguerra: “Dónde compraba los dátiles para estilizar sus bigotes o adquiría sus espardenyes; sus visitas al zoo para ver a Copito de Nieve, al que regaló un enorme pastel y un maniquí de novia en su cumpleaños; su afición por el flamenco y la rumba, que le llevaba a visitar los tablaos; o dónde se conservan sus pinturas, las colecciones privadas y las públicas como la de la Biblioteca de Catalunya, el MNAC, la Fundación Suñol o el Palacete Albeniz”. Al investigador le gustaría que este ingente material formara parte de una exposición que podría organizar el propio ayuntamiento.
La exposición que sí tiene fecha es Picasso/Dalí. Dalí/Picasso: se inaugurará el 19 de marzo en el Museo Picasso de Barcelona, centrada en la fértil relación entre los dos pintores y contada a partir de 80 obras, óleos, dibujos y esculturas, cuarenta de cada uno. Una relación que se forjó a partir de 1926, tras visitar Dalí a Picasso en su estudio de París donde vio las obras que el artista preparaba para su exposición en la galería de Paul Rosenberg. Organizada con el museo barcelonés, el Museo de Sant Petersburg de Florida y la Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueres, podrá verse antes, desde el 8 de noviembre, en el museo de Estados Unidos. Las obras provienen de 20 prestadores diferentes y el autor del catálogo es el historiador y arquitecto Juan José Lahuerta, jefe de colecciones del MNAC y autor de la nueva y famosa ya museografía del arte del siglo XIX y XX de este museo.
La exposición parte del libro publicado en 1973 por A. Reynolds Morse, fundador del museo americano dedicado a Dalí, titulado Salvador Dalí, Pablo Picasso -- Pablo Picasso, Salvador Dalí: un estudio preliminar sobre sus similitudes y contrastes, y mostrará los puntos de coincidencia, como en 1929 cuando los dos participan en el proyecto surrealista y en 1936, cuando responden simultáneamente a los horrores de la Guerra Civil. También recogerá sus diferencias ideológicas, sobre todo tras la guerra en la década de 1940, cuando Picasso giró hacia la izquierda mientras que Dalí se vinculó más al régimen y a la religión católica. Algunas de las obras que no faltarán son el Retrato de Picasso en el siglo XXI, que hizo Dalí en 1947, donde el malagueño aparece como un monstruo, o Ninfas en un jardín románico, en la que en su reverso se puede leer “Viva Picaso”, escrito por el genio ampurdanés.
La plaza en la Sagrera será “un espacio digno y grande”, dice Ciurana
La tercera pata de esta nueva relación con el pintor que pretende cambiar la ciudad será urbanística. Choca comprobar que Dalí no tiene en Barcelona calle, plaza o parque con su nombre, mientras que otras ciudades como Madrid le dedican un gran espacio desde 1986. En Barcelona, en 2003 se decidió dar su nombre a un gran espacio junto a la Sagrera, que el retraso de las obras ha impedido materializar. Según Jaume Ciurana, concejal de Cultura de Barcelona, el pasado día 8, en la reunión de la Ponencia del Nomenclátor de las calles de Barcelona, se reservó un espacio en la nueva zona de la Sagrera donde se construye la estación del AVE. “Se trata de un espacio grande. Todavía es pronto para saber cómo será, pero sí que será un lugar digno y grande de esta zona. Será un buen reconocimiento público a la figura de Dalí”, explica Ciurana que añade: “Me gustaría que hubiera muchas piezas de Dalí en los museos de Barcelona”, una oportunidad que se perdió durante las negociaciones con el Ministerio de Cultura por el reparto del legado del pintor pero la Generalitat decidió que todas las obras cedidas fueran a Figueres y ninguna a Barcelona. En todo caso, Ciurana asegura que se están intensificando las relaciones con el Museo Dalí de Figueres, para que el genial pintor esté cada vez más presente en la ciudad.
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