El auténtico oeste en la Sala Negra
‘True West‘, de Sam Shepard, abre el nuevo espacio en los Teatros del Canal con la dirección de José Carlos Plaza
Si ya tenían una sala roja y otra verde, los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid estrenan ahora un nuevo espacio escénico: la Sala Negra. Se trata de un amplio y equipado espacio con paredes de ladrillo y suelo de madera, pintados ambos de negro, situado sobre el patio de butacas de la Sala Roja, que se utiliza habitualmente como espacio de ensayos o para celebrar eventos de prensa, y al que se accede por la zona interior del teatro vetada normalmente al público.
“Si siempre que se ha ensayado aquí han salido espectáculos geniales”, bromeaba el director de los Teatros del Canal, Albert Boadella, durante la presentación de la primera obra representada en ese espacio, True West, un texto San Shepard dirigido por José Carlos Plaza. “Era una lástima no aprovecharlo para representaciones”, añadía.
Esta sala tendrá un papel similar a otras como la Sala Pequeña del Teatro Español o la Sala de la Princesa del teatro María Guerrero, es decir, dar cobijo a producciones de pequeño formato (en este caso en concreto, con un aforo de 180 localidades y un escenario de 22 metros de largo y ocho de ancho).
Cabría preguntarse pues, ante la proliferación de las llamadas salas alternativas, si no estarán los grandes teatros quedándose demasiado grandes.
“Me empeñé desde el primer día de mi dirección en que hubiera la posibilidad de utilizar esta sala de unas dimensiones más reducidas”, explicaba Boadella, “porque soy de los que creo que la proximidad en el teatro es una cosa muy importante. Hay algo que se pierde cuando la sala es muy grande y las distancias son excesivas”.
Ahora, superados los escollos que le pusieron los arquitectos para su apertura al público, inicia su andadura con una programación que seguirá otros criterios además de albergar obras de pequeño formato. “La Sala Roja es una sala convencional y la Verde es más polivalente”, explicaba Boadella. “Cuando empezamos, todo el mundo se quejaba de ser programado en la Verde por considerarla una sala secundaria”, añadía. Sin embargo, según el director, esto ha cambiado, porque la proximidad es mayor en la Verde y se consigue una fuerza mayor, explicaba.
“Pero nos faltaba dar oportunidades a cosas que tuvieran menos peso promocional y atrajeran a menos público”, añadía Boadella, “porque traer a esas compañías a las salas grandes era lanzarlas a una aventura que podría ser negativa para ellas”. Estas, la Roja y la Verde, tienen 843 y 778 localidades respectivamente.
Así, los Teatros del Canal tratarán de dar oportunidades a compañías más desconocidas o experimentos de interés, siempre a la altura de la calidad de las otras salas. Formarán parte de la programación de la Negra otros espectáculos como Las niñas no deberían jugar al fútbol, de Marta Buchaca; El reportaje de Santiago Valera; Inseguridad social... y tal, de Enrique Viana; Dignidad, de Ignasi Vidal; Ángelus Novus, de Jorge Fernández Guerra; El dictador, de Federico Luppi; y una muestra de las compañías residentes del Centro Danza Canal.
Para empezar, desde esta semana, de lunes a sábado y hasta el día 27, se podrá ver en la Sala Negra el espectáculo True West, un texto estrenado en 1980. “La palabra maestro, no sé por qué, se ha perdido en el mundo del teatro. Se utiliza ya solo en la música y en los toros”, explicaba Boadella, “pero aquí estamos ante dos grandes maestros: Sam Shepard y José Carlos Plaza”.
La obra, que ha sido descrita como un “drama familiar” lleno de humor, violencia y sátira, narra el encuentro en la casa materna, en las inmediaciones de Los Ángeles, California, de dos hermanos que llevan varios años sin verse y que no mantienen muy buenas relaciones, lo que les obliga a entenderse.
“Trata de la capacidad de identificación con el que está al lado. De lo que hay de mí en el otro y lo que hay del otro en mí”, detallaba durante su presentación su director, José Carlos Plaza, quien destacó el trabajo actoral que realizan Joaquín Abad, Alberto Berzal, Inma Cuevas, Israel Frías, Daniel Gallardo y Luis Rallo, gran parte de ellos procedentes del Laboratorio de William Layton, donde estudiaron “y se enamoraron” de este texto.
“Shepard es uno de los grandes pilares del teatro estadounidense que es, a su vez, uno de los pilares de la cultura del teatro”, añadía Plaza, “Su grandeza nace de las raíces de grandísimos autores que van desde Eugene O'Neill hasta Tennessee Williams, todos están humedeciendo extraordinaria obra”.
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