Madrid ya está en campaña
El último debate del estado de la región de la legislatura da paso a un periodo incierto en el que ningún partido ha elegido todavía a sus candidatos. La composición de alianzas tampoco está clara
A falta de ocho meses para unas elecciones que amenazan el poder absoluto del PP tras 20 años de reinado en Madrid, el último debate del estado de la región de la legislatura se vivió como el arranque de una campaña electoral marcada por la incertidumbre. Las debilidades de los aspirantes avivan la incógnita del mapa político de los próximos cuatro años. De entrada, porque ni PP, PSOE, IU ni UPyD han decidido todavía quiénes serán sus aspirantes a presidir la Comunidad de Madrid. Por distintas razones Ignacio González, Tomás Gómez, Eddy Sánchez y Luis de Velasco aguardan su destino.
Las alianzas entre partidos tampoco están claras. A nadie le salen las cuentas. La irrupción de Podemos en las elecciones europeas de hace cuatro meses transmutó un horizonte en el que IU aspiraba al sorpasso con los socialistas. Ahora se debate entre la convergencia o no con un partido de tan reciente creación que no tiene un año de vida.
Los mensajes del PSOE defendiendo las conquistas de la socialdemocracia frente a “los revolucionarios” de nueva generación reflejan la inquietud hacia Podemos, que además de amenazarel caladero de votos tradicional de IU resulta atractiva para un nutrido número de electores socialistas. Un acuerdo entre los partidos del Pablo Iglesias original y el Pablo Iglesias del siglo XXI no parece factible.
La fragmentación de la izquierda y el aparente techo alcanzado por UPyD, que ha encontrado en Podemos un competidor en parte de su discurso (regeneración, transparencia, etcétera), ha alimentado las expectativas del PP. Hasta el punto de creer lo que en primavera sonaba a ciencia ficción: revalidar la mayoría absoluta. El partido del Gobierno basa su fe en dos razones. La primera es que espera activar a los electores de su órbita que por su descontento se abstuvieron en las últimas europeas, animados por los buenos datos macroeconómicos y frente a la alternativa de una coalición de izquierda tan diversa.
El otro argumento que anima al PP es que la hipotética ampliación del número de partidos en la Asamblea de Madrid bajaría el porcentaje de votos necesario para la mayoría absoluta a una horquilla en torno al 45%. En las elecciones de 2011, Esperanza Aguirre cosechó un apoyo del 51,73%, doblando al PSOE (26,27%) y a una amplia distancia de IU (9,61%) y UPyD (6,32%), que debutó en el Parlamento regional. Aunque un sondeo de Metroscopia del pasado mayo otorgaba al PP un 36,7% de los votos, 15 puntos menos que en los últimos comicios autonómicos —la encuesta con motivo del Dos de Mayo de 2013 le daba un 35,2%—, los populares confían en alcanzar, al menos, la franja del 40%. No hacerlo devolvería a la derecha a los años ochenta, la última vez que se quedaron por debajo de esa barrera.
La financiación autonómica acerca al PP y a UPyD
El PP tiene en UPyD un aliado para modificar el sistema vigente de financiación autonómica. La Comunidad pide su cambio desde hace dos años (reclama 1.300 millones al Estado por un reparto que considera “injusto”). Al igual que los populares, el partido de Rosa Díez presentó esta semana una propuesta favorable a un nuevo sistema, con el apunte de que los ciudadanos de País Vasco y Navarra “contribuyan a la solidaridad nacional y al sostenimiento del Estado como el resto de los españoles”. PSOE e IU votaron en contra.
A su vez, UPyD secundó dos propuestas del PP: la unidad de España frente a “cualquier desafío independentista”, en alusión a Cataluña; y “continuar fomentando” la enseñanza bilingüe. María Teresa Gómez-Limón, que renunció el miércoles como diputada del PP (seguirá como no adscrita) no apoyó las medidas de su expartido y se alineó a favor de muchas de las propuestas de UPyD. Gómez-Limón fue presidenta del CDS.
Pero una cosa es lo que marcó el pasado y otra muy distinta es lo que puede deparar el futuro. Los recortes —1.045 millones en los presupuestos de 2012 a mediados del ejercicio y otros 2.700 millones en los presupuestos para 2013—, los escándalos de corrupción que continúan en el candelero (Gürtel, Bárcenas...) y el desgaste que siempre conlleva la gestión contribuyen a que nada esté escrito.
El tiempo que Mariano Rajoy se está dando para decidir si Ignacio González será o no el cabeza de cartel del PP engorda el suspense. Las contradicciones de Tomás Gómez, la última de ellas su decisión de celebrar primarias cerradas para elegir al candidato del PSOE a presidir la región cuando siempre ha defendido un formato abierto a la ciudadanía y no exclusivo de los militantes (apenas 15.000), tampoco dibujan un panorama fabuloso para los socialistas.
El debate del estado de la región evidenció los puntos flacos de los aspirantes —los indicios apuntan que finalmente serán los elegidos— de los dos partidos mayoritarios por encima de sus fortalezas, en las que tuvieron más presencia los deméritos del rival que los méritos propios. El intercambio de golpes entre González y Gómez en la arena de la Asamblea reflejó los nubarrones en la gestión de la Comunidad, pero también la narrativa selectiva del responsable del PSOE, que criticó decisiones que él mismo había llegado a compartir. La conclusión fue que Gómez también tiene el mentón de cristal. Salvo sorpresa mayúscula, en todo caso, tiene prácticamente garantizado repetir como candidato, y más tras firmar la pax con Pedro Sánchez tras olvidar los desencuentros del pasado. El secretario general del PSOE fue un firme aliado de Trinidad Jiménez en las primarias para 2011 frente al secretario general del PSM desde 2007, una razón, entre otras más, que sin duda pesó para que Gómez prefiriera a Susana Díaz como primera opción para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba antes que a Sánchez... hasta que se tuvo que volver a posicionar cuando la presidenta andaluza renunció a la carrera.
Argumentos no faltaron en contra de los candidatables del PP y PSOE. Si Gómez cargaba contra el intento de privatización de la gestión de seis hospitales, González le replicaba que no se opuso a la externalización de servicios en el hospital de Parla cuando era alcalde y era partidario de un 14% de inversión privada en la sanidad “para dar un servicio de calidad”. Cuando el líder de los socialistas madrileños denunciaba la política fiscal del Gobierno —“privilegian a las elites: de cada 100 euros de crecimiento, 90 van a parar al 1%, a los más ricos y poderosos”—, el presidente regional le recordaba que apoyó la eliminación del impuesto de patrimonio. Madrid es la única región que lo ha hecho.
Y así casi hasta el infinito.
Nuevo ejemplo: Gómez cuestionó la venta de 3.000 pisos del Plan Joven del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) al fondo inversor Goldman Sachs-Azora por un importe de 201 millones. Lo hizo justo en la semana en que la directora general del IVIMA, Ana Gomendio, compareció ante el juez imputada por los delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos a raíz de una querella presentada por el PSM (Gomendio defendió la legalidad y transparencia del proceso de licitación, aunque se escudó en que desconocía los trámites realizados por su predecesor, Juan Van-Halen, ahora en la Administración del Estado). En esta ocasión, González incidió en que Parla entregó 500 viviendas en 2009 desarrolladas por Azora. Esta semana también se supo que Sagasta Corporate Finance, un fondo con sede en Luxemburgo, ha comprado por 73 millones de euros la deuda que el Ayuntamiento mantiene con la empresa del transporte (de momento se ha embolsado 12 como beneficios).
La intensidad del enfrentamiento entre PP y PSOE no resta interés a los próximos pasos que han de dar tanto Izquierda Unida como UPyD. El coordinador regional de IU, Eddy Sánchez, ha basado su estrategia desde que fue elegido en diciembre de 2012 en convencer, con un discurso moderado de izquierdas, a las clases medias, los movimientos sociales y otros actores.
Activista de base, muy vinculado al 15-M, su elección significó que el coordinador de Izquierda Unida sea, por primera vez, alguien sin representación institucional. Justo al revés que otra de promesa del partido: Tania Sánchez Melero, diputada regional y pareja de Pablo Iglesias, es otra opción que suena con fuerza para encabezar las listas de IU.
Si en IU está por ver el orden interno, lo mismo sucede en UPyD. La formación ha convertido Madrid en su principal semillero de votos junto a la Comunidad Valenciana. Con una intención de voto del 12,7%, su pujanza hacía pensar en mayo que el PP dependería de su apoyo para gobernar. Antes de ver si dobla o no los resultados de 2011, UPyD debe resolver si su jefe de filas, Luis de Velasco, sigue siendo su jefe de filas. Su potencial sustituto es Ramón Marcos, portavoz adjunto en la Asamblea.
El debate regional también sirvió para mostrar otros lunares de la Comunidad. Tras recordar los fiascos de Eurovegas y los Juegos Olímpicos de Madrid, la oposición coincidió en recordar que dos de los principales proyectos anunciados por el Ejecutivo autonómico en el debate del estado de la región llegan tarde. Es más, con año de retraso. El hospital de Collado Villalba abrirá sus puertas en octubre, tres años después de la fecha prevista. Terminado en 2012, su mantenimiento ha tenido un coste de 900.000 euros mensuales en los presupuestos regionales aun estando cerrado.
Mientras, se retoma por tercera vez el Campus de la Justicia, ahora por una concesión a 40 años en la que se abonarían a una adjudicataria todavía por ver 30 millones anuales (como el alquiler que la Comunidad paga por el alquiler de las sedes de justicia cada año). Aunque debía estar finalizado en 2011 y en su diseño original tenía 15 edificios que costarían 500 millones, el único complejo que se finalizó es el del Instituto de Medicina Legal. Sin uso tras valer 19,3 millones, el Gobierno regional lo abrirá antes de que finalice el ejercicio. Por más que la pretensión del Gobierno regional es sacar el concurso público en los primeros meses de 2015, es imposible que el proyecto rellene las 200.000 hectáreas que tiene reservadas en Valdebebas antes de las elecciones de mayo. El vacío de ese páramo yermo es un trago indigesto para el Gobierno regional. Y más con las elecciones en juego.
Último golpe a la imagen de Arturo Fernández
Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña (CEIM) y vicepresidente de la estatal, habitual en infinidad de actos institucionales, no asistió al debate del estado de la región. Las filas del PP recibieron su ausencia con alivio tras la renuncia en agosto del empresario hostelero a la concesión de la cafetería y el restaurante del Parlamento regional.
Los 16 trabajadores del servicio de hostelería del Parlamento regional protestaron en la entrada del edificio por la decisión del Grupo Cantoblanco, que el pasado marzo había solicitado prorrogar la adjudicación durante otro año.
El presidente de la CEIM argumentó razones económicas para dejar la concesión, sin que la Asamblea de Madrid tuviera tiempo para encontrar otra empresa interesada con menos de un mes de margen. De la media docena de empresas a las que se tanteó, únicamente mostraron interés dos. Pero no cumplían con los requisitos exigidos para poder aprobar un contrato menor con el que la Asamblea saliera al paso.
Los responsables del hemiciclo esperan que el servicio vuelva a funcionar con normalidad en un par de meses.
A falta de camareros la cafetería permanecerá abierta con tres máquinas de refrescos, una de café y otra de alimentos. Al funcionar solo con efectivo, abundantes diputados reclamaron que se instalara otra para cambiar billetes por monedas.
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