El hotel de las mil contorsiones
Acróbatas, magos y malabaristas del Circo del Sol o The Hole se 'hospedan' en el Nuevo Apolo
Se abre el telón y se ve la recepción de un hotel de época. Aparece un mayordomo, una camarera y dos botones. Todo muy normal hasta que suena un clásico del musical americano de los años 30, Puttin' on the Ritz, con múltiples versiones a lo largo de décadas, entre ellas una memorable de Fred Astaire. Los personajes se descoyuntan y empiezan a hacer cabriolas, saltos, volteretas y bailes con aparente naturalidad. Carreras por el escenario, vistosa coreográfica y original vestuario. ¿Cómo se llama la obra?
La respuesta está en el Teatro Nuevo Apolo y se llama The Hotel, un espectáculo de cinco estrellas, según su publicidad, que podrá disfrutarse hasta el último día de este mes, y que reúne a artistas y números que, en algunos casos, han aparecido con anterioridad en el Circo del Sol, el Circo de Moscú o The Hole, y en otros han sido creados para la ocasión.
Hace un año, por estas mismas fechas ya pudo disfrutarse en el mismo lugar con notable éxito, por eso repite tras meses de gira y exhibición en otros teatros españoles, incluido por entero el Circuito Escénico de Castilla-La Mancha.
Para su creadora y directora, la joven madrileña Marta Gutiérrez, tiene todo el sentido repetir en estas fechas un espectáculo tan familiar que bien parece que podría reservarse para las navidades, más propensa a divertirse en espacios cerrados: “Las dos últimas semanas de agosto son buenas para espectáculos familiares”, sostiene, pues considera que “ya ha regresado mucha gente a la ciudad y a los niños hay que darles cosas distintas pues ya ha habido mucha playa y mucha piscina".
En la obra hay variantes circenses de alto riesgo, como el número de telas aéreas o el de aros
Y entre las cosas distintas que las familias pueden encontrarse en The Hotel hay variedades circenses de alto riesgo, como el número de telas aéreas o el de aros, además de equilibrios acrobáticos, contorsión, rueda alemana, malabares, humor, barra, hula hoops, acrobacias de suelo y un montón más de disciplinas envueltas en un ambiente sonoro de cierto aire cabaretero, de musical de Broadway con mucho swing y jazz.
Parece demasiado montaje para solo diez funciones que empezaron anteayer, pero The Hotel es fruto del tiempo en que vivimos, con el público mirando el bolsillo y las empresas teatrales sobreviviendo la alta presión tributaria, incomparable con los países del entorno. “El elevado IVA a la cultura y los espectáculos hace que un teatro así tenga que tener una programación muy variada”, dice la directora madrileña. “El Nuevo Apolo tiene su programación de toda la temporada y eso es lo que manda, nosotros nos adaptamos”. Cierto, The Hotel, además, comparte programación estos días con otros montajes que el teatro se ve obligado a hacer para sobrellevar estos tiempos duros.
Pero Gutiérrez lo vive en positivo: “El mundo del teatro es así. Ahora son, al menos, diez funciones seguidas, pero hay lugares donde vamos solo un día, y al día siguiente en otro”.
The Hotel tiene un hilo argumental sencillo para ir incluyendo las distintas disciplinas. A Marta Gutiérrez se le ocurrió basarlo en “las relaciones que ocurren entre los trabajadores del hotel y tres misteriosas damas que viene a alojarse en él”. Pero, para los que no la hayan visto, no quiere destripar la obra. “Un desenlace bastante inesperado”, desvela.
"Requiere de mucho fondo físico", explica la encargada de una de las acciones más peligrosas
Gema García, también madrileña, y conocida dentro de la compañía de artistas de The Hotel como Gemita, protagoniza uno de los momentos que mayor silencio y admiración provoca durante la obra. Ella es una de las tres damas misteriosas a que se refería la creadora, y aparece en escena de forma sexy y hace sensuales movimientos mientras suena Looking for Love, de Conny Francis & the MGM Orchestra. Los empleados del hotel la agasajan ante los celos de la camarera pero todo se transforma cuando llega a su suite y despide al botones de forma displicente. El dosel de la cama se convierte en un par de telas sobre las que se encarama para enredarse en ellas elegantemente y hacia el cielo en peligrosas y arriesgadas figuras. Un ejercicio muy vistoso que según ella “requiere de mucho fondo físico”, más que fuerza y concentración. “No creo que sea el número más arriesgado de la obra”, mantiene con modestia, “lo que hacen mis compañeros en el aro aéreo y otras son igual de arriesgadas”.
Para la directora de The Hotel, que sigue buscando la tecla que en España haga acudir a la gente a recintos cerrados su obra es “un espectáculo muy dinámico, muy divertido, con mucho talento, del que se sale con una sonrisa del teatro”.
The Hotel, Nuevo Apolo (Tirso de Molina, 1), hasta el 31 de agosto. De miércoles a viernes, 20:30. Sábados, 20:00; y domingos, 18:30. Desde 18 euros.
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