Bilbao revive con el ritmo de la Aste Nagusia
El 'txupin' da comienzo a nueve días de fiesta en la capital vizcaína
Solo el txupin de Aste Nagusia es capaz de resucitar Bilbao. La capital vizcaína salió ayer de su letargo veraniego para dar la bienvenida a nueves días de fiesta, con un “buen rollo estupendo”, anunciaba, poco antes de que Marijaia saliera al balcón del Teatro Arriaga, el alcalde Ibon Areso, en su primeras “y últimas” fiestas en el puesto.
Desde lo alto, el pregonero Asier García, capitán del equipo de baloncesto sobre ruedas Bilbao BSR —segundo de Liga—, tuvo unas palabras para todos los bilbaínos: niños, jóvenes, amamas, aitites, “a los que no pueden estar con nosotros” y, sobre todo, a las personas con discapacidad, a quienes dedicó el discurso.
“Durante años no pudieron disfrutar de la Aste Nagusia”, recordó, “pero hemos conseguido que muchos de los obstáculos que impedían su participación fueran desapareciendo”. El pregonero pidió a los bilbaínos perdidos en el horizonte su ayuda para conseguir un lugar donde todos ellos “sean respetados”.
Aunque desde abajo el tumulto y el agua de Bilbao no dejaran escuchar el discurso, ninguno dejaba pasar la oportunidad para echar al cielo el siempre sonoro grito de alegría: “Gora Aste Nagusia! Gora Bilbao!”. La fiesta ya había comenzado. Una fiesta que poco a poco va dejando atrás las batallas de harinas y huevos —aunque todavía quede alguna— y las grandes reivindicaciones políticas, entre las que se colaron esta vez banderas de Palestina e Irlanda.
“Es una Aste Nagusia sin polémica”, se congratulaba Areso, que el año pasado cumplió el rol de alcalde en funciones, en sustitución del hospitalizado Iñaki Azkuna. “El hábito hace al Monje, y hasta que no te dan la makila, no tienes del todo esta responsabilidad”, apuntaba.
El bailarín Ramon Bañuelos, todavía recuperándose del aurresku con el que dio la bienvenida al público al Arriaga, recibió de manos del alcalde la distinción de Bilbaíno de Honor. El veterano aurreskulari, “acostumbrado a que lo miren pero no a hablar”, recordó emocionado su primer baile oficial hace 30 años, frente al alcalde José Luis Robles, el "recién investido" lehendakari José Antonio Ardanza, y el Athletic al completo.
Igual de nerviosa estaba la txupinera Loreto Errasti, de la comparsa Piztiak, encargada de encender la mecha de las fiestas. Al grito de “Gora Marijaia!”, el icono de las fiestas salió al balcón, saltaron las serpentinas rojiblancas y sonó el himno de Kepa Junkera que los bilbaínos, y todos los que los visiten, se cansarán de oír esta semana.
La fiesta había comenzado para todos, hasta para los que no tardaron ni media hora en meterse en las fuentes. El ambiente bilbaíno había revivido de manera oficial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.