La lluvia amenaza las fiestas de Gràcia

Como es tradición, por estos días los vecinos de Gràcia miran cómo en sus calles van creciendo lentamente los decorados de la fiesta mayor, el plato fuerte de las celebraciones que comienzan mañana con el pregón. Pero también levantan mucho la vista al cielo. Las predicciones meteorológicas apuntan a la posibilidad de aguaceros hasta el sábado. Un problema que no tiene solución y puede mandar todo el trabajo de un año a la papelera.

“Yo de la lluvia mejor no hablo, que es de mala suerte”, bromea María, una de las laboriosas trabajadoras que estos días se dedica a construir los zombies y las lápidas del cementerio en el que se convertirá la calle Progrès, la ganadora del año pasado. El papel de periódico y la pintura no aguantan muy bien el agua. “Ya sufrimos bastante con los incívicos que a veces destrozan los decorados. No me quiero imaginar lo otro”, agrega.

El trabajo en las 18 calles que este año participan en el concurso —una más que en el año anterior— no para desde el pasado fin de semana. Si hasta ahora la actividad se concentraba en los locales que cada calle utiliza como taller, estos días se ha trasladado a la vía pública para montar tarimas, portadas y todo el esqueleto que sostendrá las propuestas de cada comisión. Una labor que pone de manifiesto la importancia de vincular jóvenes a la fiesta para garantizar su continuidad. “No todo el mundo se puede montar en una escalera. Aquí nos repartimos los trabajos”, explica Rosa, de Ciudad Real.

Este año la organización ha logrado que por decreto las instalaciones eléctricas sean mobiliario urbano, lo que blindará la iluminación. Hasta ahora, por ejemplo, un vecino podía impedir que un cable o una caja pasara por su fachada. También se han hecho grandes señales en catalán, castellano, inglés y francés pidiendo que se respeten los ornamentos, evocando los “casi 200 años de historia” de la fiesta.

En esta idea recurrente de buscar el respeto a las creaciones de los vecinos surge la idea del Taller de Historia de Gràcia Centro de Estudios, que entre el 15 y el 20 de agosto ofrecerá visitas guiadas, a las 11.30, por las 18 calles decoradas. El recorrido cuesta 9 euros y sale del espacio Albert Musons (L'Alzina, 9). Otra de las medidas es el sentido de circulación única por algunas de las calles más estrechas como Fraternitat, Tordera o Llibertat. Con esta medida se espera evitar aglomeraciones y facilitar la fluidez en las visitas.

Mozart y Verdi, dos de las grandes favoritas año tras año, han coincidido con el tema en esta ocasión. La primera quiere convertir su calle en un gran jardín que, en palabras de sus responsables, “haga olvidar a la gente que está en la ciudad” y la segunda trabaja para traer el espíritu de la selva amazónica. Ambas son dos de las que cuentan con equipos más numerosos, lo que les permite apostar más por el maximalismo. “Aquí nunca faltan manos”, explican desde Mozart, donde una treintena de personas trabajan por la decoración. Este año debuta Travessia de Sant Antoni.

La Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural también aprovecharán la vitrina de la fiesta, que se extenderá hasta el 21 de agosto, para hacer un simulacro de la V con que se quiere conmemorar la Diada. La convocatoria es para el día 19 a las siete de la tarde y la idea es llenar las calles de Escorial y la avenida de Pi i Maragall, teniendo como vértice la plaza de Joanic.

El pregón de este año será en clave de despedida. Ricard Estruch, quien fuera el presidente de la Fundació Festa Major durante ocho años, será el encargado de dar el pistoletazo de salida a la fiesta. El discurso, como siempre, será hoy a las siete de la tarde en la plaza de la Vila. Aunque llueva.