Ni los peces pueden con la sequía
Toneladas de mújoles mueren por las altas temperaturas en un pantano de Santa Pola
José María García, empleado de un coto de pesca en un pantano del parque natural de las Salinas de Santa Pola (Alicante), lleva dos días pescando peces muertos. Se le ahogan. La falta de agua causada por la sequía subsahariana que asola el territorio no le permite obtenerla del azarbe que acostumbra. Y la que le llega, los desechos de los regadíos de poblaciones como Almoradí o Dolores (ambas en Alicante), arriba muy salobre, con poco oxígeno. “Tengo el pantano que parece una salina. Se me está muriendo todo: los mújoles sobre todo pero también las anguilas, las carpas, los llobarros… Entre 15 y 20 toneladas se han perdido, casi 200.000 euros a la basura”, lamenta García.
En la finca donde José María García se ha pasado seis años adecuando el llamado Pantanetde las Salinas de Santa Pola para que tuviera un uso recreativo, además de convertirlo en una piscifactoría natural, está pasando un fenómeno propio de los años calurosos. Se repite en distintos puntos de Alicante y Castellón bajo dos constantes: mucho calor y falta de caudal. Estas dos circunstancias propician que los canales de agua se queden sin oxígeno y además se les dispare el grado de salinidad, lo que acaba matando a los peces.
“Es como meter a 50 personas en una habitación pequeña con 200 plantas, te vas a dormir y no te despiertas”, explica gráficamente el biólogo de Riegos de Levante, José Antonio Sánchez. El científico trabaja para la comunidad de regantes que riega 30.000 hectáreas en el parque natural de El Hondo de Elche, donde han aparecido muertos, según cuenta, otras 12 toneladas de peces.
Al pez le pasa lo que a cualquier animal. A más calor, más consumo de oxígeno. En el canal principal de Riegos de Levante se reúnen en bancos de 200 a 500 piezas. La climatología de este año ha permitido una proliferación anormal de algas, de modo que durante las noches, cuando se concentran los bancos en el canal, las algas y los peces compiten por consumir el poco oxígeno que reúne un exiguo caudal.
La solución, según el biólogo, es “difícil, poco se puede hacer con el calor”, tan solo incrementar el flujo de agua. Otras fuentes, que apuntan a que en El Hondo se han perdido 20 toneladas y no 12, dicen que bastaría hacer circular un pequeño caudal de agua por un circuito para hacer que recogiera oxígeno. En opinión de estas fuentes, el agua que suelta Riegos de Levante proviene de los embalses y, al estar estancada, se ha podrido.
En la Consejería de Medio Ambiente no tenían conocimiento de la elevada mortandad al tratarse de espacios privados, pero se pusieron en contacto con las empresas interesadas y enviarán técnicos para comprobar la situación, obligada como está al ser la gestora de los parques naturales valencianos.
La aparición de peces muertos está ocurriendo en otros puntos como el parque natural de Las Salinas de Calpe (Alicante). Empleados municipales estuvieron hace dos días sacando peces de un estanque con un grado de salinidad de 62 grados por litro, cuando lo normal son 21.
En Calpe el fenómeno ya ocurrió también en 2011, un año de pocas lluvias. Como en esta ocasión se cebó con el mismo pez, el mújol o llisa, un animal de cuerpo cilíndrico, lomo parduzco y cabeza achatada cuyas huevas suelen dar una suerte de caviar de bajo precio pero muy sabroso. En el resto de España se le conoce también como lisa o capitón, depende de la zona. Al ser un pez de mar no está acostumbrado a las concentraciones mínimas de oxígeno en agua que pueda llevar el caudal de un río, por ejemplo, por eso son susceptibles de sufrir peor que otras especies las depresiones de oxígeno.
En el marjal de Almenara (Castellón) centenares de petxinots, una especie de almeja de río en peligro de extinción, “agonizan” en los estanques del parque natural, también con una masa de agua escasa. La denuncia es de la asociación ecologista Agró, que culpa a la Administración autonómica, local y a la Confederación Hidrográfica del Júcar.
En opinión de la organización ecologista los estanques están “prácticamente secos por la sobreexplotación” de la cuenca, condición que no ayuda en una época de sequía que empezó siendo alarmante en Alicante y empieza a amenazar a gran parte de la Comunidad Valenciana.
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