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Vall d’Hebron, un verano en conflicto

El cierre de camas lleva a decenas de pacientes a esperar hasta cinco días en urgencias

Una de las pocas habitaciones que quedaban abiertas en la planta 10ª en julio en el Vall d’Hebron.
Una de las pocas habitaciones que quedaban abiertas en la planta 10ª en julio en el Vall d’Hebron.albert garcia

“A día siete de agosto, hay en urgencias 74 pacientes pendientes de ingreso, algunos desde el día cuatro”. Así resume la situación del hospital del Vall d’Hebron uno de sus trabajadores. Las urgencias del centro nunca descansan. La “zona de guerra”, como muchos la llaman, sigue estando en el punto de mira un mes después de la destitución del jefe de urgencias, Xavier Jiménez, después de que denunciara la saturación del servicio. Desde entonces, la situación solo ha mejorado algunos días, mientras los profesionales admiten estar “al límite”.

Pacientes que esperan hasta cinco días para ser ingresados en planta o el aumento de las derivaciones a otros hospitales como San Rafael o Pere Virgili mientras el hospital mantiene cerradas, según cálculos sindicales, 225 camas son algunas de las consecuencias de las medidas de ajuste decretadas por el Departamento de Salud, cuyo titular es Boi Ruiz.

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El hospital atiende cada día entre 250 y 300 urgencias. Pero los pacientes se quedan allí un día y otro, muchos en camillas en el pasillo de urgencias hasta que quede libre una cama en las salas de observación, según confirman los profesionales sanitarios del centro.

Son salas de cuatro camas, muchas de ellas sin baño, renovadas a principios de año y a las que el hospital destinó 350.000 euros para mejorarlas y aumentar el número de camas a 60. “El problema no es que los pacientes no estén bien atendidos aquí, el problema es que no reciben la atención necesaria que tendrían en planta con un equipo médico porque estén cerrando camas”, asegura una trabajadora del centro, que lleva 40 años dedicada a la sanidad pública y que, como sus compañeros, pide no publicar su nombre.

R. M., es un joven catalán de 24 años que sufre fibrosis quística desde los dos años. Es un verdadero experto en hospitales. Hasta llegar a la mayoría de edad fue atendido en el hospital de Sant Joan de Déu. Desde entonces, en Vall d’Hebron. Parece un joven valiente, acostumbrado a los ingresos frecuentes. Pero es reacio a dar su nombre: “Estoy aquí continuamente, no querría buscarme una enemistad”, explica.

El joven entró el pasado lunes en urgencias por una infección pulmonar y anoche seguía sin poder subir a planta. El primer día permaneció la jornada entera en una camilla en el pasillo de urgencias, en el nivel dos, hasta que le pasaron a boxes. Tras 48 horas, fue derivado a observación donde espera a que le ingresen en planta. “No hay camas disponibles. Son los recortes, o eso me han dicho”, afirma. En su sala, sin baño, tres pacientes más esperan el ingreso. Y así hasta 70 enfermos.

Mientras, hay 34 camas libres en la séptima planta, pendiente de cierre, pero paralizado temporalmente. “Los usuarios están esperando en observación o siendo derivados a otros hospitales”, explica una trabajadora.

Es el caso de la madre de Joan. Fue ingresada en urgencias por una insuficiencia respiratoria y dada de alta. El miércoles volvía de nuevo a urgencias en un caso que, según la opinión de algunos trabajadores, se repite estos días: altas precipitadas que acaban con reingresos al cabo de unos pocos días. “Ahora nos han mandado a San Rafael”, asegura Joan.

La mayoría de pacientes asegura que la atención médica que reciben es muy buena. En ese aspecto no tienen queja alguna. Sin embargo, muchos temen poner una reclamación por el “miedo a que esto les perjudique”, afirman varios trabajadores de urgencias.

Son ahora los colectivos como la asociación de vecinos SAP Muntanya los que denuncian abiertamente la situación que sufre urgencias. El pasado miércoles acudieron al centro para denunciar los recortes en la sanidad pública: “El Vall d’Hebron es un hospital de referencia y debe continuar siendo así”, explica la portavoz de la asociación que es enfermera del hospital. Varios de los familiares de pacientes se unieron a sus reivindicaciones. Tras hablar con el gerente en funciones, los 11 pacientes que esperaban desde el dos de agosto fueron finalmente derivados a planta

El cierre progresivo de camas que comenzó el pasado mes de julio seguirá aumentando en agosto debido, según la dirección del hospital, a un descenso de la presión asistencial.

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