“La guitarra es cosmopolita, pero de sangre española”
El estadounidense actúa en Madrid con un inusual repertorio contemporáneo
Decir guitarra española y subirla a las tablas de un auditorio suele conllevar una asociación mental directa con el Concierto de Aranjuez de Rodrigo. Pero hay mucho más.
O eso viene a decir el guitarrista Adam Levin. Un músico que con poco más de 30 años ha recibido piropos de gentes como su reputado colega Elliot Fisk, discípulo de Andrés Segovia: “es un virtuoso y un verdadero hombre renacentista del siglo XXI”, dijo de Levin, nacido en Chicago y que da un concierto este sábado en un escenario peculiar: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Brea del Tajo. Un recital que pone sobre la mesa la música para el instrumento español compuesta desde
Son cuatro generaciones de compositores que crearon una nueva música para guitarra que todavía no ha sido asimilada por muchos intérpretes. “Intento presentar programas que combinan la disonancia y la consonancia, que alternan un repertorio tradicional con música actual. Puedo llevar al público conmigo, comenzando en áreas en las que la gente está cómoda para introducirla en un repertorio nuevo poco a poco”, dice Levin, que estuvo tres años en España conociendo de primera mano a los compositores que aparecen hoy en sus programas de conciertos y que escribieron obras para él. “Esta es la única manera de la música de sobrevivir, crear nuevos repertorios: si vivimos solo en el pasado, la música muere”, explica.
En este concierto afronta una titánica labor, la de repasar el trabajo de cuatro generaciones de compositores que han prestado una especial atención a la guitarra. Desde Antón García Abril a Juan Manuel Ruiz, de Alicante a Canarias. “García Abril tiene un lenguaje muy interesante y un importante catálogo de obras para guitarra”, dice del autor de la pieza que es la piedra angular de su concierto, Dos cantares.
El músico repasa
la obra de cuatro generaciones de compositores
Nativo de Chicago, para Levin, la guitarra solo puede aprenderse del todo y comprenderse por completo cuando se vive en el lugar donde nació, España. “La guitarra es un instrumento cosmopolita, pero su sangre es española. Desde niño sabía que tenía que venir al centro de la guitarra, y ese centro es España. Trabajar con los compositores supone entablar un diálogo de criterios y puntos de vista. Vivir aquí me hizo entender mejor la música española, entendiendo su cultura, su gastronomía, su lengua y hasta el sol de España”
Levin paseó su guitarra por la comunidad en un proyecto con los colegios bilingües de Madrid.En su país organizó un concierto benéfico para recaudar fondos para las víctimas del huracán Katrina, creó una sección de clases para jóvenes en el Boston Guitar Festival, ha llevado la música a las prisiones y albergues estadounidenses y también es profesor de guitarra en la Universidad de Massachussets. “En Estados Unidos introduzco a los niños que tienen el inglés como segunda lengua en la música española, sobre todo a aquellos de origen hispano. El público de hoy día es muy mayor, y tenemos que asegurarnos de que tenemos una próxima generación de oyentes que entiendan la música y la usen como un puente que reafirme su confianza en sí mismos. Tienen un espíritu que nos hace creer que hay un futuro asegurado para la música clásica”.
Para este recital, que Levin ofrecerá el sábado el guitarrista ha preparado un menú que arranca con una pieza nada española, pero que sirve para ofrecer al público algo más clásico antes de comenzar con el repertorio actual.
Desde niño sabía que tenía que venir al centro de la guitarra, a España”
Inicia el concierto un Aria con variaciones, de Frescobaldi, que sirve de imagen en el espejo a la siguiente pieza, que en esta ocasión es del alicantino Ricardo Llorca. “Llorca es un compositor español que vive en Estados Unidos y que ahora es profesor allí en la Juilliard School de Nueva York. En esta obra presenta una aria de Haendel, pero haciendo sus propias variaciones con un ojo actual sobre un aria de ópera del alemán”, dice el guitarrista.
El concierto prosigue con otras obras de corte más actual entre las que destaca el misticismo de Orión. En esta pieza del compositor canario Juan Manuel Ruiz, dedicada al propio Levin y escrita por encargo de este, el oyente puede encontrarse según describe el interprete: “una mezcla de colores. Es una descripción de las constelaciones y del espacio, por lo que tiene muchos matices y atmósferas diferentes”.
Para cerrar el recital, una vuelta a la guitarra más y menos rigurosa al mismo tiempo, de la mano de uno de los padres de la Música.
La Chacona de la Partita nº2 de Bach, aunque no fue escrita para guitarra, es un reclamo para todos aquellos que quieran volver a escuchar sonidos conocidos antes de abandonar la sala de conciertos. “Dentro de los contrastes que pueden verse a lo largo de todo el concierto, La Chacona aparece para crear un contraste entre las disonancias de Orión y la música celestial de Bach”.
Fascinado por esa música española para guitarra que todavía está por escribir, tiene entre sus objetivos crear un nuevo repertorio para el instrumento, siempre a través de un trabajo mano a mano con los compositores de nuestro país.
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