Castella, Fandiño y Talavante para abrir boca

Con Celedón sobre las calles de Vitoria, la Feria taurina de La Blanca se estrena con un cartel muy bien rematado. La presencia de Iván Fandiño rivalizando con Sebastián Castella y Alejandro Talavante es un atractivo seguro para cualquier aficionado. Las reses de Albarreal suponen la única incógnita con respecto a una terna que vive un momento especialmente dulce esta temporada.

Será la primera de las cuatro citas en el Iradier Arena y nada tendrá que ver con el resto de carteles, ya que la segunda jornada cuenta con el reclamo de los nombres conocidos socialmente como Juan José Padilla, El Cordobés o el siempre efectista Fandi. Curiosamente, la última de las corridas de a pie cuenta con un acento torista poco habitual en tierras vitorianas, al anunciarse las siempre complicadas reses portuguesas de Palha en un mano a mano sin ningún atractivo formado por el alcarreño Sánchez Vara y Joselillo. Es aquí donde no puede entenderse la ausencia del nuevo torero vasco Iván Abasolo, que a buen seguro habría tirado de la taquilla con su presencia.

El cierre volverá a dedicarse al rejoneo, como el pasado día 25. En este caso, Hermoso de Mendoza pugnará con Sergio Galán y el joven Joao Moura.

Una feria con carteles para todos los paladares: figuras, famosos, toristas y rejones. Sin embargo, el gran trabajo que exige Vitoria es acercar de nuevo al público hasta los tendidos de la cubierta plaza gasteiztarra. Ese reto es muy complicado y solamente se puede hacer desde la cercanía a los diferentes sectores de la ciudad y, de momento, no parece haberse acertado con la tecla adecuada para sensibilizar a los que hace un lustro se juntaban en las butacas del nuevo coso. El día del Blusa pareció buena la respuesta, la prueba del algodón llegará esta semana.

El gran trabajo que exige Vitoria es acercar de nuevo al público a la plaza

Después de tres días de actividad taurina en Azpeitia, Juan del Álamo y los toros de Pedraza de Yeltes han sido los premiados por su actuación. Precisamente, ambos premios se centraron en el quinto astado lidiado en la corrida del sábado, ya que el jurado hace una mención especial a la bravura del toro Brigadier de la divisa salmantina, que fue lidiado por Juan del Álamo y al que sólo cortó una oreja a pesar de ser un gran ejemplar.

El ciclo ha vuelto a rayar a gran altura, con una excelente presentación del ganado en las tres corridas, en las que siempre hubo astados para el triunfo. El debut de Valdellán se saldó con un aprobado, mientras que los encierros de Cuadri y Pedraza de Yeltes merecieron un notable alto. Algo más dejaron que desear los espadas actuantes, ya que ninguno logró salir en hombros por unas u otras razones y los que dispusieron de enemigos para triunfar no acabaron de rematar sus actuaciones.

Sin lugar a dudas, la nota más positiva fue la asistencia de espectadores a la plaza, ya que los tendidos registraron más espectadores que en ediciones anteriores y con la singularidad de haberse convertido en un atractivo para aficionados de otras localidades, con especial referencia a los franceses, que año tras año movilizan más autocares hasta la villa de Loiola. Económicamente se vuelve a salvar una feria que cuida los detalles y que sigue defendiendo con brillantez la responsabilidad de ser en la actualidad la única cita de Gipuzcoa con corridas.

En medio de la particular vorágine taurina, Azpeitia sigue ganando importancia; cada año interesa a más aficionados, cada vez atrae a más foráneos y siempre con una identidad muy clara que defienden a la perfección los miembros de la comisión organizadora que dirige Joxin Iriarte.