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Los vecinos ven insuficientes los criterios de participación ciudadana

La propuesta del Ayuntamiento está "a años luz" de las exigencias de las entidades

El sistema de participación ciudadana en el Ayuntamiento de Barcelona presenta “síntomas de agotamiento”, según advertía en un dictament hace meses el Consejo de Ciudad, un órgano formado por todos los grupos municipales, las entidades más representativas y personalidades de especial relevancia ciudadana. El documento advertía que además de recursos hacía falta “una gran dosis de voluntad política” y, según denunció ayer la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (Favb), no ha sido así.

La propuesta de nuevo reglamento de Participación Ciudadana que quiere aprobar el Ayuntamiento “no está a la altura de las demandas democráticas de la ciudadanía”, según un comunicado emitido ayer por la Favb. El presidente de esta entidad, que representa a todas las asociaciones de la ciudad, Lluís Rabell, aseguró ayer que “la Favb está profundamente decepcionada” y criticó el proceso participativo organizado por el Ayuntamiento para redactar una propuesta que “está a años luz” de los retos que tienen actualmente las administraciones. “Hay un cambio de paradigma en la ciudad que ya está llamando a la puerta y lo que tiene que hacer el gobierno es abrir puertas y ventanas”, dijo Rabell.

Consultas ciudadanas

Los cambios más importantes que los vecinos echan de menos son la elección directa de los consejeros de distrito (una reivindicación que la Favb reclama desde que se fundó), así como la posibilidad de que los vecinos puedan organizar consultas ciudadanas sin necesidad de que las autoricen dos terceras partes del pleno, como sucede actualmente. También reclaman cambios para hacer más operativos las audiencias públicas y los consejos de barrio. La propuesta del ayuntamiento se tendrá que discutir y aprobar en un pleno pero todavía no tiene fecha.

En los últimos años, en Barcelona —como en muchas otras ciudades— han surgido procesos de participación impulsados de forma asamblearia por la propia ciudadanía que después han tenido que ser asumidos por las instituciones. El ejemplo más claro en Barcelona es el caso de Fem Rambla en el Poblenou, que organizó un proceso participativo tan ambicioso que dejó en evidencia el que planeó el distrito.

Estos ejemplos, según Rabell, son la prueba de que “hace falta un cambio de filosofía sustantivo”.

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