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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las lágrimas de Micaela

La nueva presidenta del PSOE es todo un símbolo de la igualdad y la solidaridad

Paré la grabadora. Sus ojos comenzaron a nublarse. Las lágrimas luchaban por saltar. Un respiro.

Micaela Navarro recordaba su infancia en La Alcaparrosa (Sierra de Andújar). De cómo comenzó a trabajar antes de cumplir los 10 años. De jornalera, como su padre. De los cinco kilómetros que recorría a pie para acudir a la escuela. De una infancia llena de sacrificios y huérfana de lujos. “No sabía lo que era un yogur, pues en mi casa no había frigorífico”. El primero llegó cuando tenía 14 años.

Al recordar cómo su abuelo, guarda de una finca, se libró de ser fusilado por los franquistas, una cortina acuosa cubrió sus ojos. Su voz se quebró. Detuvimos la charla.

De aquella entrevista con Micaela Navarro, (EL PAÍS, 15 de junio de 2008), salí también con los ojos nublados. Había conocido a una de las mujeres más sencillas, humildes, inteligentes, solidarias y profundamente socialista de los últimos años.

Esa mujer es hoy la presidenta del PSOE federal. La primera mujer que ocupa ese cargo en 135 años. Si había que elegir un símbolo de lo que ha significado la lucha por la igualdad –pilar del socialismo- no había otro mejor que Micaela Navarro. Trabajando de día y estudiando de noche, consiguió sacar el Graduado Escolar a los 29 años. Casi con 40 finalizó Puericultura.

En paralelo transcurría su vida política. Concejal de Andújar, a los 31 años, estrenó la concejalía de la Mujer y Servicios Sociales, dos territorios sobre los que transitaría buena parte del resto de su vida pública. Senadora, diputada, miembro de la ejecutiva federal del PSOE (1997-2004) e impulsora de la Ley de Igualdad. Por fin, consejera de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía (2004-2012).

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Susana Díaz tuvo el acierto de proponerla como presidenta del PSOE andaluz. Ahora Pedro Sánchez la elige como presidenta del federal.

¿Qué va a aportar esta luchadora jiennense al PSOE renovado? Su profundo conocimiento del dolor y del sufrimiento de los damnificados por la crisis. Sobre todo de quienes más le preocupan, los niños, las mujeres, los ancianos, los parados, los desahuciados…

Porque a Micaela le caen lágrimas cuando observa esta España después de la batalla: dos millones de niños en el umbral de la pobreza (Unicef); el país de la OCDE donde más ha crecido la desigualdad; un espantoso rebrote de la violencia de género, con 32 mujeres asesinadas este año, las dos últimas esta semana en Málaga y Vigo. A Micaela le caen lágrimas por cada uno de los 5,6 millones de parados, muchos de ellos de larga duración y sin ingreso alguno. Ya solo cobran el subsidio el 57%.

Desde la presidencia del PSOE, Micaela puede derramar lágrimas de sensibilidad y solidaridad para que ese partido centenario se reencuentre con los suyos.

@JRomanOrozco

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