“Las víctimas queremos luz en esta oscuridad”
En el mismo lugar en el que el 24 de julio de 2013 cayó el vagón número cuatro del Alvia Madrid-Ferrol había ayer un discreto pedestal. Las dos organizaciones de víctimas —Asociación Perjudicados por el Accidente Ferroviario Alvia Santiago (Apafas) y la Plataforma Víctimas Alvia 01455— junto con los vecinos de Angrois conmemoraron ayer en un acto cargado de sentimiento el primer aniversario de la tragedia ferroviaria que dejó 79 muertos en las vías y más de 140 heridos, muchos de ellos aún con secuelas.
Las flores y los mensajes de recuerdo a las víctimas se duplicaban en el puente que pasa sobre las vías en Angrois. El tren Alvia 01455 de Madrid destino Ferrol pasó por la curva de A Grandeira a las 20.41 horas. Lo hizo a mucha menos velocidad que el año anterior y fue recibido con un profundo silencio. “Las víctimas queremos luz en esta oscuridad”, pedía el sevillano Cristóbal González, herido en el accidente y presidente de Apafas. “Aún nuestro dolor sigue esperando un sinsentido”, añadió en referencia a la larguísima y complicada investigación judicial. Un grupo de víctimas del sector más crítico con la Administración se manifestó ayer mismo por la mañana en la plaza del Obradoiro por la “mala justicia”, en referencia a los atrancos que está sufriendo el procedimiento.
A pesar de ser un acto “de respeto y silencio hacia las víctimas”, según explicó uno de los representantes de la asociación de vecinos de Angrois, las connotaciones políticas se dejaron ver en cada intervención del sobrio homenaje, que duró apenas dos horas. “En aquel viaje todo fue de lo más vulgar. Como para cualquier pasajero de un tren de alta velocidad”, narró Carmen Beás a un público visiblemente conmocionado. Y recalcó con un tono mucho más alto: “¡De alta velocidad!”. Entre su voz temblorosa —ella resultó herida pero su pareja, con la que llevaba ocho años “inseparables”, murió— se dejaba entrever la indignación. Una sensación que ayer compartió una amplia mayoría de los afectados. La Plataforma Víctimas Alvia 01455 denuncia la “gran mentira” de la alta velocidad, al menos en el tramo Ourense-Santiago, además de acusar a los políticos de “entorpecer” la investigación.
Teresa Otero, una vecina de Angrois de 67 años estaba decepcionada. “Estoy contenta con el aniversario pero pensé que iba a haber más recogimiento”, explicó. Ella cree que cualquier alusión política o incluso técnica respecto a cómo debían ser los frenos “sobra”.
Uno de los momentos más emotivos de la tarde llegó cuando una decena de niños hizo la ofrenda de flores —una rosa blanca con el nombre de cada fallecido— en el crucero de hormigón que se erige sobre la famosa curva de A Grandeira.
Se respiraba familiaridad, compañerismo, respeto. A veces, incluso un llanto desconsolado. Personal de Cruz Roja, emergencias, policía local y protección civil vigilaban la seguridad de una cuesta cementada de este pequeño barrio al que unos 300 afectados —entre heridos y familiares de víctimas— se desplazaron para conmemorar este día. El Ayuntamiento de Santiago puso a disposición de las asociaciones tres autobuses para facilitar el translado desde la Catedral, en la que horas antes se celebró una misa por los fallecidos, y Angrois.
Pese a que parte de las víctimas no querían tampoco políticos en la misa, en la Catedral había espacios reservados para ellos en las primeras filas, en los que se sentaron Feijóo; el delegado del Gobierno, Samuel Juárez; el alcalde de Santiago, Agustín Hernández, y otros cargos del Ministerio de Fomento. Cuando entraron y salieron del templo, en grupo, se escuchó algún improperio aislado y general contra ellos.
La víspera del Día de Galicia —que se celebra hoy— estuvo cargada de actos por las víctimas; mesa redonda, manifestación, misa, entrega de medallas... Y las víctimas, unidas en muchas cosas pero con discrepancias en otras, se encontraban en medio de todo sin una organización concreta.
Por la mañana, el presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, entregó la medalla de oro de Galicia —máxima distinción que entrega esta comunidad— a las víctimas del accidente de tren de Santiago, a los servicios de emergencias, voluntarios y a otros colectivos (policía, bomberos, psicólogos...) que aquella noche del 24 de julio de 2013 colaboraron en el rescate de heridos y cuerpos ya sin vida. Un par de horas antes de que comenzara el acto institucional en la fantasmal Ciudad de la Cultura —en la cima del Monte Gaiás, a las afueras de Compostela—, medio centenar de afectados se concentró frente al Pazo de Raxoi —sede del Ayuntamiento de Santiago y de la Xunta de Galicia— para exigir responsabilidades políticas y dimisiones por la tragedia de Angrois en la que, hace un año y un día, murieron 79 personas y más de 140. “No queremos ver a ningún político ni representante”, exclamaba Paloma Rodríguez.
Tan solo acudieron a la entrega ocho afectados. “Tres son víctimas y los otros cinco hemos venido a acompañarles. Somos familiares”, comenta Consuelo, de 50 años y residente en Sevilla. Ella vino junto a su hijo a apoyar a su marido, Cristóbal Gonzalez, representante de Apafas. Natalia Máiz Somoza, una joven estudiante de derecho de 22 años nacida en A Coruña, fue la encargada de recibir la condecoración. “Solo puedo agradecer al pueblo gallego este reconocimiento”. Natalia viajaba en el vagón número cuatro, “el que voló por los aires y aterrizó en el pueblo”, aclaró. Estuvo “muy grave” y pasó tres meses inmovilizada por unas fracturas en las cervicales. Le acompañó a recoger la medalla otro superviviente, Óscar Mateos: “Los que tuvimos la fortuna de volver a nacer, sólo os podemos dar las gracias al pueblo gallego por secar nuestras lágrimas”.
A varias decenas de metros del edificio que acogía el acto de entrega, un cordón policial mantuvo alejadas a una veintena de víctimas del siniestro, entre ellas el presidente de la plataforma más crítica con el homenaje institucional, Jesús Domínguez, y una de sus principales voces, la diputada popular en la Asamblea de Madrid Teresa Gómez-Limón. La parlamentaria censuró el despliegue policial para impedirles acercarse al edificio en el que se celebró el homenaje, que a su juicio supuso tratarlos “como a terroristas”, informa David Reinero. Gómez-Limón criticó el incidente también durante el acto de por la trade en Angrois.
Al término de la 30ª edición de las Medallas de Galicia, la joven Natalia Máiz se sorprendía al escuchar que había habido una protesta mientras ella recibía la distinción de la Xunta. Inocente, respondía: “Todo mi respeto a que cada uno lleve el dolor a su manera”.
Feijóo: "Nadie muere del todo si hay memoria"
Sin una sola mención a la investigación del accidente o sus causas, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, dedicó su intervención en la entrega de las Medallas de Galicia a agradecer el trabajo de los héroes de Angrois y a recordar a las víctimas del siniestro. De estas últimas destaco que “les debemos esa forma de inmortalidad que es la memoria; nadie muere por completo mientras tenga un sitio en ella”.
La intervención del presidente, sin embargo, estuvo más centrada en el agradecimiento a los cientos de personas que participaron en el rescate de los heridos en Angrois. “En aquel lugar lleno de dolor estaba un país entero”, dijo, para añadir que entonces “Galicia demostró que juntos somos más”. El presidente destacó que Galicia ha sido siempre “un país mancomunado, pionero en lo que podríamos denominar sociedad de la cooperación” y que desde hace un año, “a partir de esa fecha, terrible y al tiempo memorable, Galicia es sinónimo de solidaridad”.
Antes de su discurso en el acto protocolario, a Feijóo se le preguntó en la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta celebrado ayer, como todos los jueves, por los obstáculos a la investigación judicial del accidente que critican las víctimas. El presidente obvió la pregunta y optó por insistir en su reconocimiento a los héroes y las víctimas. “No voy a entrar en ninguna consideración más, y menos hoy”, sentenció.
En cuanto al resto de formaciones políticas, el PSOE tuvo representantes en la entrega de las medallas por “respeto institucional” y su secretario de Organización, Óscar López, se limitó a mostrar su apoyo a la investigación judicial, obviando la política que reclaman las víctimas. Esta también es una petición de AGE y BNG, que no estuvieron en el acto institucional y volvieron a pedir responsabilidades políticas.
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