Buscando un chapuzón
La actriz cuenta dónde se ha sentido mejor en los tres años que lleva en Madrid, su “nueva casa”
1. Nave 73. Es ahora mi segunda casa. Me gusta llegar dos o tres horas antes de la función y tomar un té en su cafetería mientras hablo con Álvaro, el dueño de la sala. Es el lugar perfecto para un proyecto como Amores minúsculos. Compartimos la misma ilusión y el amor a la hora de hacer las cosas y, por el momento, funciona porque ya nos han confirmado que volvemos en septiembre (Palos de la Frontera, 5).
2. Cines Golem. La primera cita con mi chico. Todavía recuerdo los nervios, el olor a palomitas y la mezcla de frenesí que me provocó ver y sentir la Melancolía de Lars von Trier (Martín de los Heros, 14).
3. El chino subterráneo de la plaza de España (Zhou Yulong). Me ha salvado de muchas noches de tener la nevera vacía y querer comer algo rico y a buen precio cuando ya nadie te sirve a altas horas de la noche. Soy fan de sus tallarines (Aparcamiento de Plaza de España).
4. La T4 de Barajas. Siempre me ha gustado pisar los aeropuertos porque significa que me voy de viaje. Hay algo de sentirse en tierra de nadie que me fascina. La T4 es especialmente bonita por su arquitectura de Richard Rogers. (Avenida de la Hispanidad).
5. El Mercado de Motores. Se organiza el segundo fin de semana de cada mes en el Museo del Ferrocarril. Me gusta pasear por allí y ver los muebles y artesanías. El inconveniente es que sino has cobrado ese mes, te dolerá volver con las manos vacías. Siempre recomiendo el puesto de los libros ilustrados de grandes clásicos, Libros del zorro rojo. Son preciosos (Paseo de las Delicias, 61).
6. Las tiendas vintage de calle de Velarde. Me encanta mezclar estilos y lo bueno de la ropa vintage es que a veces encuentras piezas únicas a muy buen precio. Algunas parece que llevan tu nombre escrito. (Velarde).
7. El Instituto Francés en Madrid. Solía ir mucho al Instituto Francés en Barcelona, así que me pasé por el de aquí. Me encanta su cafetería, sus menús de mediodía y el patio abierto para comer o, simplemente, charlar con un café (Marqués de la Ensenada, 12).
8. La Pedriza. Descubrí la Sierra de Madrid hace alrededor de dos años, fuimos en busca de la Charca Verde, y nos perdimos. Sin darnos cuenta, el camino nos encontró a nosotros. Moría por darme el primer chapuzón de verano. Y a falta de mar, bueno es el río (Manzanares el Real, Sierra de Madrid, Guadarrama).
9. El Matadero. Es de los espacios que más me fascinan en Madrid. Por la oferta cultural que tienen, las actividades que organizan y, además, por su especial arquitectura. Todavía recuerdo la charla que dio [el director artístico británico] Declan Donnellan cuando estuvo con la obra Its pity she's a whore, un lujo. Y lo bonito de su arquitectura, esas naves conectadas por calles peatonales que contienen la estética de la posguerra, y al tiempo rodeadas de diseño y modernidad (Paseo de la Chopera, 14).
10. Mi paseo diario. Cada día recorro las calles de Diego de León, Goya y Retiro con mi perrito Marshall. Todas sus tiendas, el Corte Inglés de Goya, los árboles de Alicia en el país de las maravillas del Retiro y todos los amigos perrunos que hemos hecho en menos de un año forman parte de mi vida.
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