La crisis convierte en pobres 195.800 hogares valencianos en cinco años
El índice de pobreza en la Comunidad es del 25% frente al 22 de España La fundación Bancaja y el IVIE publican el informe 'Pobreza en un periodo de crisis económica'
La sacudida social de la crisis económica para los valencianos ha sido más intensa que para la media de los españoles. El estudio Pobreza en un período de crisis económica (2007-2012), elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación Bancaja, refleja que desde que comenzó la recesión 195.828 hogares han caído en la pobreza.
La pobreza en la Comunidad Valenciana alcanza al 25,12% de la población frente al 22,23% que registra la media española. El informe de la fundación Bancaja y el IVIE no solo mide la pobreza material. Además, elabora un indicador global, que denomina pobreza humana, compuesto por cuatro factores.
Junto a la carencia de bienestar material (la pobreza económica que alcanza al 25,12% de los valencianos), se añaden otros tres registros: la calidad de la atención sanitaria, la educativa, y el riesgo de exclusión.
Para el cálculo de estos conceptos, los investigadores definieron cuatro indicadores: el porcentaje de población por debajo del umbral de pobreza, entendida como bienestar material; la probabilidad al nacer de no sobrevivir más allá de los 60 años; el porcentaje de abandono escolar temprano; y la tasa de desempleo de larga duración.
Los investigadores han constatado que en el periodo 2007-2012, todas las comunidades autónomas han mejorado en los indicadores de salud y educación, por los avances médicos y por el retorno al estudio de una parte de la población, pero la Comunidad Valenciana continúa por debajo de la media nacional en ambos casos. Si hay dos conceptos que definen esta crisis económica son la incapacidad para satisfacer necesidades materiales básicas y el desempleo de larga duración.
Cuatro dimensiones de la exclusión
Pobreza en Salud. El informe de la Fundación Bancaja y el IVIE define como pobreza en salud la privación de disfrutar de una vida larga y saludable medida como la probabilidad, al nacer, de vivir hasta 60 años. El dato ha mejorado en todas las comunidades autónomas entre 2007 y 2012 pero la valenciana está entre las que menos han mejorado, situándose en el décimo puesto de las 17 comunidades.
Pobreza en Educación. El porcentaje de población que abandona tempranamente los estudios se ha reducido en la Comunidad Valenciana un 17,17%, frente al 19,72% de la media nacional. En 2012, la Comunidad Valenciana era la sexta comunidad con mayor abandono escolar temprano, con un 25,86%.
Bienestar material. El porcentaje de personas por debajo del umbral de la pobreza, entendido como el gasto que realizan las familias, ha aumentado un 25,62% entre 2007 y 2012. El informe calcula el 25,12% de la población valenciana estaba en 2012 por debajo del umbral de gasto de 21.716,5 euros anuales para una familia de cuatro miembros o 10.023 para una persona que viva sola.
Paro. El desempleo de larga duración es uno de los aspectos más destructivos porque tiende a reforzar la situación de necesidad. El informe de la fundación Bancaja y el IVIE sitúa a la Comunidad Valenciana como la séptima en crecimiento de la tasa de paso de larga duración. En 2012, la tasa de paro de larga duración superaba en dos puntos la media estatal.
Índice de Pobreza Humana: Es el valor combinado de los cuatro indicadores anteriores. La valenciana era en 2012 la cuarta comunidad autónoma en Índice de Pobreza Humana con un 0,75. Canarias presentaba la mayor tasa con un 0,87, seguida de Andalucía y Extremadura. Todas ellas se encontraban por encima de la media nacional, situada en 0,68. La comunidad que más empeoró en el periodo 2007-2012 fue Extremadura, con una tasa de variación mayor a las demás comunidades. Cantabria fue la comunidad que más redujo su índice de pobreza con una variación negativa.
La Comunidad Valenciana es una de las que más ha aumentado el porcentaje de población pobre. Pero, ¿qué se considera ser pobre? Los analistas han tomado como referencia el gasto de la unidad familiar y han situado el listón para medir la pobreza en el 60% de la mediana del gasto de los hogares. En el caso de una pareja con dos hijos, el umbral está en un consumo inferior a 21.716,5 euros anuales y si se trata de una persona sola en 10.023 euros.
El desempleo de larga duración en la Comunidad Valenciana también supera la media nacional con una tasa de 14,93% frente al 12,98% del conjunto del Estado. La agregación de todos los datos no deja mucho espacio al optimismo, al situar a la Comunidad Valenciana en el cuarto puesto de las 17 comunidades autónomas con un Índice de Pobreza Humana de 0,75 frente al 0,68 de la media nacional.
Este estudio abunda en la idea de la vulnerabilidad del modelo productivo de la Comunidad Valenciana, en el que la construcción ha tenido un peso desmesurado, y su riesgo social.
El pasado mes de febrero, el último número de Papeles de Economía Española editado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ya subrayaba con abundantes datos esa realidad. La estructura productiva de la Comunidad Valenciana presentaba un peso muy elevado de las actividades inmobiliarias y de construcción (el 22,2% del PIB), y este ha sido uno de los factores que más negativamente han contribuido a la caída de su PIB en los años de crisis en un 9%.
El informe incidía en que las consecuencias de la recesión sobre el nivel de vida de los ciudadanos de la Comunidad Valenciana iban incluso “más allá” de la evolución observada en el PIB per cápita y la tasa de paro. Además, afectaban a factores relacionados con el desarrollo humano o la pobreza económica. En el período comprendido entre el segundo trimestre de 2008 y el primero de 2013, la destrucción del empleo en la Comunidad Valenciana fue del 21% y la tasa de paro prácticamente se triplicó al aumentar del 10% al 29% en la población activa.
Según el estudio de Funcas, la Comunidad Valenciana, que contaba con un índice de desarrollo humano ligeramente inferior a la media española, entre 2007 y 2011, fue una de las comunidades que sufrió mayor deterioro de dicho índice (seis puestos, del siete al 13) por la fuerte caída de la renta y el gasto medio de las familias. En este indicador se combinan indicadores de salud, educación y bienestar material.
Frente a la crudeza de esos datos, la Comunidad Valenciana es la que menos gasta en servicios sociales de toda España, dedicando 196 euros al año por habitante frente a 307 euros de media estatal. Asimismo, es la que menos invierte sobre PIB: solo el 1,03% frente al 1,41% de la media española, según señala la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales de España.
Los menores, el colectivo más vulnerable
Las familias al borde de la exclusión social, los niños sin comedor escolar y las personas en situación límite son los colectivos que más aumentaron su presencia en los comedores de Casa Caridad de Valencia durante 2013. El VIII Informe de la Pobreza en Valencia, realizado por esta entidad, apuntaba que el número de menores atendidos había aumentado un 44% y suponía ya el 20% de las personas que acuden a los comedores sociales.
El creciente problema de la pobreza infantil en la Comunidad Valenciana está en todos los estudios. El último en consignarlo ha sido el de la Cruz Roja, presentado hace unos días: el 27% de la población infantil valenciana está en riesgo de pobreza y constituye uno de los colectivos más vulnerables. La organización humanitaria ha puesto el énfasis en el apoyo a la infancia donde ha centrado buena parte de sus esfuerzos.
Durante el año pasado, Cruz Roja realizó 6.026 entregas básicas de ayuda a menores y atendió a 5.842 niños con clases de apoyo escolar, libros, alimentación y prestaciones básicas. Según resaltó el presidente de Cruz Roja Valenciana, Rafael Prosper, la organización se ha centrado en la prevención de la exclusión social de los menores, porque “es fundamental que sigan estudiando ya que es una garantía en el futuro para ganarse la vida”. Ante ese panorama, Cruz Roja ha instado a las autoridades locales a que garanticen la alimentación de los menores una vez terminado el periodo lectivo. Asimismo, la organización está estudiando acciones complementarias en las localidades donde la Administración no financia los comedores escolares.
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