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Anatomía del departamento de Anatomía

Históricas rivalidades entre los dos departamentos de la facultad de Medicina de la Complutense se mantienen hasta hoy y complican su fusión

Patricia Ortega Dolz

Ahora es uno. Antes fueron dos. Y antes de antes eran uno. El departamento de Anatomía de la Universidad Complutense es la única área que ha estado desdoblada en la facultad de Medicina. La razón, según fuentes de la facultad, son rivalidades irreconciliables entre catedráticos que los separaron en 1993 y que se han mantenido hasta hoy. Pero el pasado viernes, precipitada por el escándalo de los cientos de cadáveres que se hacinaban en sus sótanos y el uso que supuestamente se hacía de los cuerpos en cursos de dudosa regularidad, se votó la fusión de ambos en el Consejo de Gobierno de la Universidad. Desde entonces, de nuevo sólo hay un departamento de Anatomía, aunque esté aún en parada cardiorrespiratoria. No late.

La convivencia no va a ser fácil. Y menos teniendo en cuenta que son muchos los que consideran que esos históricos piques están detrás de las filtraciones que destaparon el escándalo más macabro que ha menoscabado el prestigio de la más importante institución educativa madrileña.

El enfrentamiento comenzó en la época del catedrático Francisco Orts Llorca (Tampico, Tamaulipas 1905 - Madrid 1993), conocido popularmente como “Don Paco”, uno de los impulsores de la orientación embriológica de la Anatomía en España. Una autoridad mundial en ese ámbito. Llorca tuvo dos discípulos principales. El gaditano Juan Jiménez Collado, también después catedrático de Anatomía y Embriología y académico de la Real Academia Nacional de Medicina. Y Javier Puerta, por aquel entonces “el benjamín”, luego convertido en catedrático estudioso de las anomalías cardiacas, y de quien hoy --tras su muerte en 2004-- lleva el nombre el impresionante museo anatómico de cera de la Facultad de Medicina de la Complutense. Ambos con ideas de la investigación y de la Medicina tan distintas que dieron lugar a una división de los departamentos en el año 1993. Sería Jiménez Collado, el supuesto alumno aventajado --y de quien se dice en la facultad que “tenía en la mesa de su despacho un timbre con la forma de una mama con su correspondiente pezón para llamar a la secretaria”--, el que desbancaría al maestro, ya enfermo y fallecido precisamente ese mismo año. Algo debió ocurrir entre el maestro y el pupilo porque toda la obra intelectual y científica de Orts Llorca se ha conservado desde entonces y hasta hoy en una vitrina en el departamento de Anatomía I, el otro, donde fue ‘acogido’.

El departamento llamado de Anatomía II, siguió su camino sin maestro, con Jiménez Collado al frente y sus pupilos, entre los que se encuentra el actual director de departamento y protagonista del escándalo, el profesor José Ramón Mérida.

Dos corrientes médicas, dos corazones desarrollados en organismos distintos, vuelven a encontrarse reunidos en un mismo cuerpo desde el pasado viernes. El departamento de Anatomía I con sus cámaras ordenadas y sus cuerpos sobre estanterías en bolsas de polietileno. El de Anatomía II con sus cadáveres hacinados desde hace años, esperando a que una empresa evacue todos aquellos que no sirvan para el estudio en los próximos días. El uno, en parada cardiorrespiratoria tras salpicarle todo el escándalo, sin actividad en sus salas de disección, y habiendo realizado cursos gestionados mediante una empresa externa a la universidad “para dotarse de unos medios más que escasos” –en opinión de su catedrático, José Ramón Sañudo--. El dos, aún más infartado, precintado, con un historial de cursos gestionados desde su propia secretaría y habiendo pagado cantidades de dinero “en negro”, según han declarado técnicos del mismo ante la Inspección de Trabajo. Quizá sean demasiados latidos para un solo cuerpo.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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