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Los investigadores creen que los padres de Asunta le hicieron fotos sedada

El sumario incorpora datos rescatados de los móviles familiares y el portátil de Basterra

“En las fotos que han salido en la prensa y en la tele, la cara de la niña aparece difuminada, pero lo que resulta más inquietante en ellas” no es la ropa que lleva o las sábanas que la envuelven como si fueran un sudario, sino “la mirada de Asunta”. Los investigadores del asesinato, a finales del pasado septiembre, de la cría compostelana aseguran que “por los ojos”, en buena parte de las fotografías abiertos, “parece que está drogada”.

La instrucción del caso Asunta ha incorporado en su recta final una serie de imágenes cuando menos “inquietantes” y diferentes archivos “recuperados recientemente” de los teléfonos móviles de la familia (el iPhone de la madre y el iPhone que heredó de esta la hija) y del ordenador portátil del padre, Alfonso Basterra. Tanto él como su exesposa, Rosario Porto, permanecen encarcelados desde hace nueve meses como únicos sospechosos del asesinato por sofocación, tras ser dormida con una dosis tóxica de lorazepam, de la pequeña de 12 años. A pesar de que una mano invisible cambió el disco duro del ordenador antes de dejarlo a la vista de los agentes en el piso de Basterra, se pudo recuperar el rastro de una serie de archivos que, según las fuentes consultadas, “son básicamente material pornográfico, protagonizado, entre otras, por mujeres asiáticas”. Lo hallado revela que “ese no era un portátil que se usase para trabajar... Contenía, sobre todo, un material de muy escaso gusto”, siguen. “Lo que hay está ahí, pero no es un delito”.

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La mayoría de las fotos de Asunta, en cambio, eran archivos de uso compartido a través de una nube informática a la que también tenía acceso la niña. “No todas se hicieron con el mismo teléfono. Cada una tiene un origen distinto”, explican las mismas personas, “tienen una relevancia relativa. No se trata de ninguna prueba: como mucho son un indicio”. En ellas Asunta, que en los últimos meses de su vida fue sedada varias veces con fuertes dosis de psicofármacos, aparece vestida con malla y medias de ballet, tumbada en una butaca tras una función; pero también acostada y envuelta casi por completo en ropa de cama con extraños pliegues. La colocación semeja la de un cadáver en una mortaja. “Son rarísimas”, dice un investigador. “Para los que vimos a Asunta muerta, estas imágenes son impactantes y muy desagradables. Parecen un calco de aquel día”. Respecto a las otras, las de la ropa de ballet, concluye esta persona, “no es que parezcan fotos inocentes, pero la gente se ha echado al monte buscándole un contenido sexual”.

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