El Teatro Madrid, del esplendor al olvido

Botes de pintura derramados forman un collage involuntario en el escenario que alguna vez fue la referencia de la danza a nivel nacional. Butacas corroídas, cristales rotos, luminarias tendidas en el suelo, extintores vacíos y grafitis en las paredes también forman parte de una escenografía que parece más cercana a la farsa que al ballet. Y un traje de Papá Noel olvidado en una butaca.

El Teatro Madrid se inauguró en 1992 y cerró en 2011, cuando finalizó su última concesión. Un año después, los recortes lo dejaron sin una partida de 600.000 euros para volver a circulación. Desde entonces, solo se ha deteriorado. Requiere de “una completa puesta a punto” valorada en dos o tres millones de euros, según el Ayuntamiento, para poder cumplir, entre otras cosas, con la normativa antiincendios. El edil de Las Artes, Pedro Corral, dijo hace unos días: “Seguimos buscando alternativas para que tenga el futuro despejado antes de que termine la legislatura. Puede haber fórmulas muy imaginativas e innovadoras”.

El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky lo visitó ayer acompañado por los ediles Pedro Zerolo y Ana García D’Atri. “O defendemos entre todos lo que significa la cultura para Madrid y el papel que debe realizar el Ayuntamiento en su fomento y protección, o acabará por desparecer con la gestión de Ana Botella”.