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‘Ai, Feliu, quina alegria’, homenaje de Terrassa a Formosa

El Centro de Artes Escénicas rinde tributo al poeta y traductor

Lectura de poemas de Feliu Formosa —con él en el escenario— en el Centro de Artes de Terrassa.
Lectura de poemas de Feliu Formosa —con él en el escenario— en el Centro de Artes de Terrassa. Cristóbal Castro

“Porque ya teníamos ganas. Porque hay que reconocer a los referentes. Porque nos gusta escuchar al pesado de Brecht en catalán”. Éstas fueron algunas de las razones por las que Terrassa rindió homenaje el pasado sábado al poeta, traductor y hombre de teatro Feliu Formosa (Sabadell, 1934), quien cumple ahora ochenta años. Formosa llegó a Terrassa en 1967 y desde entonces ha sido un puntal para el desarrollo de sus artes escénicas. El acto, que llevaba por título “Ai, Feliu, quina alegria”, llenó el Teatre Alegria de conocidos, amigos y fans, que aplaudieron y ovacionaron a quien se considera el introductor de Bertolt Brecht en Cataluña.

“Cuando me propusieron montar este acto me dijeron que sería más una fiesta que un homenaje”, comentó emocionado el propio Formosa. La velada fue, en efecto, una fiesta en familia. Organizado por el Centro de Artes Escénicas de Terrassa y dirigido por Jordi Vilà, el espectáculo mezcló música, baile, recital poético y palabras de reconocimiento de sus compañeros de trayectoria. Se recitaron fragmentos de los poemarios Llibre de les meditacions (1973) y Cançoner (1976), entre otros, y también se lanzaron guiños al Formosa traductor: Brecht, Kafka o Bernhard son algunos nombres que pueden leerse en catalán gracias a Formosa. Tras algunos comentarios agradecidos de ex alumnos, el director de escena Pau Monterde, impulsor junto a Formosa del Instituto del Teatro de Terrassa, repasó su obra y le definió como “un pedagogo, un formador que nos enseñó cómo ha de decirse el verso, y cómo ha de decirse en catalán”.

Formosa ha sido galardonado, entre otros, con la Creu de Sant Jordi (1988), el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes (2005) y el Premi Nacional de Teatre (2007). Esta vez la celebración se hacía en casa y no traía más premio que el cariño y la deferencia de su gente, cultivados a lo largo de una vida entera dedicada al teatro.

 

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