Una encuesta no tan buena
Todos los sondeos coinciden en pronosticar un desplome absoluto de los populares
La encuesta que presentaron los socialistas el pasado jueves, como todas, está cocinada; pero no tanto como malévolamente afirma el vicepresidente del Consell, José Ciscar. El paso por el microondas se nota especialmente en el índice de participación. Pensar que un 66,9% del censo electoral acudirá a votar en las próximas elecciones autonómicas es, a estas alturas, un puro disparate; pero si no se estima esa afluencia a las urnas, los números no salen. Ese el punto más débil del sondeo y no el más pequeño. Por lo demás, la encuesta no difiere gran cosa de las más rigurosas que se conocen. Que los socialistas estén por delante del PP en voto directo y en voto más simpatía es un dato que ya aparecía en el último barómetro del CIS sobre intención de voto; pero para el PSPV es una gran noticia porque es la primera vez que eso ocurre desde 1992.
En ese sentido, la proyección de voto para el PSPV no es un despropósito, le sitúa en un porcentaje similar al que obtuvo en las elecciones de 2011 (28%). En cambio, para el PP todas las noticias son negativas; pero no porque lo diga el barómetro socialista. Todos los sondeos coinciden en pronosticar un desplome absoluto de los populares, con independencia de la empresa que los haya hecho. El partido al frente del cual figura Alberto Fabra pierde entre 12,1 y 19,6 puntos, según la fuente demoscópica que se consulte. Un batacazo en toda regla que no hay masterchef que lo disimule.
No todo en el sondeo del PSPV son noticias positivas para sus patrocinadores. Los datos de la provincia de Alicante son muy preocupantes para la formación de Ximo Puig. Ya no es solo que quede por debajo del PP en votos y escaños, es que no se vislumbra solución alguna para contener la hemorragia. Los socialistas se han abierto en canal en las dos principales ciudades de la provincia. Las agrupaciones de Alicante y Elche son, en estos momentos, dos jaulas de grillos donde todo el mundo se pelea con todo el mundo con el único objetivo de mantenerse en el machito, haciendo buena aquella observación de un dirigente laborista británico que no dudaba en proclamar: “Gane yo, aunque pierda mi partido”. En esa miseria están, mientras que desde la dirección regional del PSPV no se sabe qué tecla tocar ni a qué candidato encomendarse para frenar tanto desatino. No es extraño que José Ciscar confíe muy seriamente en ser el próximo presidente de la Diputación de Alicante por mucho que se hunda el PP.
El barómetro de los socialistas, comparado con otros, arroja algunos elementos de los que deberían tomar nota los partidos emergentes, tanto a la izquierda como a la derecha del PSPV. Desde la encuesta realizada por EL PAÍS en octubre del año pasado, Compromís se mueve en una franja que oscila entre el 13,3% y el 15%. Un magnífico resultado para la formación del tándem Morera/Oltra que en las autonómicas de 2011 logró el 7,1% de votos. La coalición más que dobla sus votos; pero no pasa del 15% (de momento). En una situación muy similar se encuentra Esquerra Unida, que también multiplicaría por dos los apoyos obtenidos hace cuatro años, pero que permanece estancada sobre el 11% (también de momento). UPyD tiene garantizada su entrada en las Cortes; pero los sondeos no se acaban de poner de acuerdo. Su intención de voto oscila entre el 13,3 y el 5,4. Entre el todo y la nada. Habrá que ver. Las elecciones europeas, con todo, serán mucho mejor termómetro de lo vaya a ocurrir. Pero interesante sí que va a ser, sí.
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