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El otro aeropuerto de Castellón

El Consell activará este año el Tram, un proyecto que anunció en 2004 Ha costado 80 millones y da servicio en 1,5 kilómetros

Plataforma del Tram inaugurada en 2012, y desde entonces vallada y sin uso, en la avenida del Mar de Castellón.
Plataforma del Tram inaugurada en 2012, y desde entonces vallada y sin uso, en la avenida del Mar de Castellón. ÁNGEL SÁNCHEZ

Castellón debía tener hoy un transporte público único en España y que solventara uno de los principales problemas de comunicación entre municipios de la zona metropolitana. Hace diez años que el Gobierno valenciano ideó para Castellón la construcción de una línea de transporte en vía reservada para conectar Castellón con su distrito marítimo y con Benicàssim, y otra para enlazar con Vila-real, Almassora y Burriana. Se trataba de un autobús pionero, guiado por fibra óptica y cuya principal novedad era que circularía sin conductor.

El plan implicaba un gasto de 332 millones. A día de hoy, las dificultades para ejecutar un trazado que parte la capital en dos (muy criticado por el Colegio de Arquitectos) y que se ha tenido que ir cambiando sobre la marcha hacen que ni siquiera se haya finalizado el tramo que une la Universidad con el distrito marítimo. Las dificultades económicas han paralizado la ejecución del resto de trazado y de toda la línea 2.

El Consell se ha gastado más de 80 millones en una línea de solo 15 kilómetros (a 5.300 euros el metro) en un transporte que poco se parece a lo que se proyectó. Solo está en servicio el kilómetro y medio que une la universidad con el centro. La oposición critica el “despilfarro” de lo que ha acabado siendo un transporte urbano (no metropolitano) “carísimo”. “Para esto, con mucho menos dinero, podrían haber pintado la vía e invertir en autobuses eléctricos”, critica la socialista Amparo Marco. Algunos ya lo pintan como “el segundo aeropuerto de Castellón”.

“Ha sido un proyecto a golpe de ocurrencias”,

La última previsión de la consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig, es que será a partir de octubre cuando los trolebuses circulen desde la universidad hasta el Grau. Hace unos días que el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, viajó a Polonia junto con la empresa adjudicataria de la gestión del Tram para, según dijo, “comprobar in situ” que los plazos para la construcción de los vehículos se cumplan, sin tener en cuenta que hace tiempo que este transporte debía estar ya funcionando.

Los contratiempos en este proyecto han estado a la orden del día casi desde su nacimiento. “Al principio se dijo que por la calle de Colón (en pleno centro y peatonal) circularían los trolebuses de ida y de vuelta, pero pronto se dieron cuenta de que no podría ser así y de ahí la necesidad de hacer el desvío del bucle central”, explica Marco. El proyecto pasó así de afectar a tres calles y una plaza a hacerlo a seis más del pleno centro castellonense.

La consejera Bonig fija ahora en octubre su puesta en marcha

Otro ejemplo de la falta de planificación han sido los constantes cambios en el proyecto. El tramo que liga la avenida del Mar con el Grau iba a contar con una estación subterránea llamada a ser una referencia de la vanguardia del nuevo Castellón. La estación ha acabado siendo como las demás: en superficie. En este mismo tramo el Consell había previsto construir un puente sobre una rotonda partida por el centro para salvar el paso de la autovía del puerto (A-22), que transcurre por debajo. La complicada obra se descartó y ahora el trolebús invadirá la calzada y paralizará el tráfico en este punto. “Ha sido un proyecto a golpe de ocurrencias”, dice Amparo Marco.

“El Tram iba a ser un transporte supramunicipal que conectara toda la comarca, era el motivo de gastarse todo este dineral que ahora deja de tener sentido, comprando autobuses eléctricos hubiera bastado”, afirma el portavoz de Compromís, Enric Nomdedéu. También la portavoz de EU, Carmen Carreras, ha criticado la “inutilidad” de un proyecto que no ha contado con la participación ciudadana. Pero el equipo de gobierno y el actual regidor lo defienden como transporte “moderno y ecológico” que ha permitido renovar (por las obras) 17 calles del centro. Si el nuevo plazo dado por el Consell se cumple, el primer trolebús que conecte la universidad con el Grau circulará a finales de año.

Pero no es solo el desembolso millonario lo que puede dificultar su puesta en marcha. El mayor problema al que se enfrenta el Tram es su controvertido paso por el parque Ribalta, una obra anulada por el TSJ. El Ayuntamiento espera que el Supremo dé un vuelco y permita que los trolebuses circulen por este conjunto histórico-artístico y evitar la construcción de un nuevo desvío que supondría, según el alcalde, Alfonso Bataller, “un coste económico difícilmente asumible por los ciudadanos”.

Con retraso

Presentación. El expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, presentó el proyecto en 2004. Dos líneas de vía reservada para conectar el área metropolitana de La Plana con un coste de 332 millones. Diez años después todavía está en obras el último trazado para conectar la Jaume I con el Grau (15 kilómetros). El coste supera los 80 millones. El plazo para su puesta en marcha viene posponiéndose desde hace años.

La gestión. El Consell sacó a licitación la gestión del Tram y solo se presentó una empresa, que recibirá casi 16 millones en 15 años para compensar las pérdidas previstas. El Tram prevé ingresar 1,9 millones el primer año. Los costes serán de 2,3 millones. El desembolso inicial que debe hacer la adjudicataria es considerable porque cada vehículo cuesta 850.000 euros frente a los 180.000 de los convencionales. Deberá gastar casi seis millones.

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