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Sargadelos afirma que los primeros en cobrar la deuda serán los despedidos

La cerámica achaca su situación financiera a las indemnizaciones del ERE

Galería Sargadelos en Santiago de Compostela.
Galería Sargadelos en Santiago de Compostela.ANXO IGLESIAS

“Es nuestra prioridad y nuestro principal empeño”, afirma José Luis Vázquez Montero, presidente de la junta de accionistas de Sargadelos, cuando se le pregunta si los 70 trabajadores despedidos en el ERE de diciembre ven peligrar sus indemnizaciones con la solicitud, ayer, del concurso de acreedores. Muchos de ellos son artesanos con tres décadas de antiguedad en la empresa, que entraron siendo aún adolescentes, no desarrollaron su vida laboral en ningún otro lugar y finalmente fueron despedidos con 20 días por año trabajado y un máximo de dos anualidades.

“En el preconcurso estuvimos tratando de solucionar las indemnizaciones, pero no llegó el tiempo”, sigue explicando Vázquez Montero, titular del 8,95% del capital social, que sumado a otras fracciones en posesión de miembros de su familia conforma el grupo accionarial más amplio de la empresa. “Ahora”, continúa, “hay bastantes proyectos en marcha para conseguir esa financiación, pero necesitamos un poquito más de tiempo. Esperamos que sea breve. El de los extrabajadores y trabajadores es nuestro compromiso”. Y concluye: “Vamos todos en el mismo barco”. Aunque 41 de la fábrica de Sargadelos en Cervo y 29 de la de Cerámicas do Castro, en Sada, sean náufragos que cayeron en pleno viaje por el declive de una firma gallega emblemática.

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Una nota que difundió ayer por la tarde el grupo Sargadelos explica que, entre las alternativas que se probaron en los últimos meses en busca de financiación, además de tantear a la Administración y los bancos se intentó “vender patrimonio”. El presidente de la junta de accionistas reconoce, en esta línea, que es necesario deshacerse de “edificios ociosos”. Y efectivamente, el valor de algunos inmuebles de los que es titular la firma, como el mastodóntico IGI (Instituto Galego de Información), un edificio a las afueras de Santiago del que el grupo posee casi toda la superficie, y la propia Galería Sargadelos del centro de la capital gallega, son también las tablas de salvación a las que se aferra la plantilla. Los trabajadores calculan que con su venta se cubriría la deuda de aproximadamente cinco millones que tiene la empresa (indemnizaciones del ERE, dos pagas extra de los trabajadores, préstamos de BBVA, Novagalicia y Santander), junto a los aplazamientos con Hacienda y la Seguridad Social. No obstante, fuentes del accionariado aseguran que, de momento, en el panorama económico actual, parece imposible encontrar comprador para las casas y que además el edificio de la Galería Sargadelos se halla hipotecado. El edificio está valorado, según un representante del comité de empresa, en tres millones de euros.

En su comunicado oficial, la firma cerámica dice que “el importante deterioro de las ventas en los últimos años ha provocado que la empresa se encuentre en una delicada situación financiera”, aunque a continuación achaca la gravedad del estado actual, además de a “las pérdidas”, a “la deuda contraída como consecuencia del ERE que afectó a 70 trabajadores”. No obstante, antes del ERE, que tuvo lugar en fin de año, ya se declaró el preconcurso, el 6 de noviembre. Entonces Sargadelos ya no tenía dinero para despedir a sus empleados, pero los despidió.

Rogelia Mariño, presidenta del comité de empresa de la factoría de Cervo, calcula que la media de lo que Sargadelos puede deber a cada uno de los despedidos puede estar en “unos 30.000 euros”. Sería la suma de la indemnización, más la paga extraordinaria de 2013 y una de beneficios, además de “un acuerdo que había por el que la firma abonaría el paro consumido en caso de despedir después del anterior ERE de suspensión”. José Luis Vázquez, sin embargo, no facilita la cifra total de lo que la empresa ha quedado a deber a los 70 que ya están fuera y la vincula a los acontecimientos que están por venir, ahora que se ha solicitado el concurso voluntario de acreedores. De todas formas, el comité de empresa no quiere perder la esperanza: “Por lo que hablamos con la empresa, con este desenlace en ningún momento se van a resentir los trabajadores y nuestros compañeros despedidos”.

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