Eugenio Trías, medalla de oro de Barcelona a título póstumo
La escritora Rosa Regás recordó al filósofo en el acto celebrado en el Saló de Cent del Ayuntamiento
Barcelona otorgó ayer al filósofo Eugenio Trías la medalla de oro de la ciudad, a título póstumo. El propio alcalde, Xavier Trias, lamentó que no se le hubiera dado antes. El parlamento corrió a cargo de la escritora Rosa Regás, amiga del pensador desde 1959, cuando ambos se conocieron en el patio de la que era entonces la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona.
Regás, tras recorrer la trayectoria intelectual de quien fuera su amigo, cerró su intervención con las palabras de Antonio Machado en las que se define a sí mismo como un hombre bueno. Entonces, dijo, “éramos tan jóvenes” y “con todo nos atrevíamos”. Y así empezó una relación fraguada en discusiones en las que él azuzaba la polémica “convencido de que solo con el debate se llega al conocimiento”.
En aquellos años, Trías destacaba ya por su comprensión del pensamiento, por su conocimiento de los autores y por tener una “mente imaginativa y turbulenta, aunque serena y precisa”, lo que le permitía plantear a un tiempo diversas soluciones a un mismo problema filosófico.
Luego, trabajando ya ella en Seix Barral, llegó allí el pensador con su primer libro: La filosofía y su sombra. Carlos Barral, que entonces dirigía la editorial, aceptó publicarlo con una portada provocativa. Después llegaron más de 30 títulos en los que se trataba desde la estética hasta el cine, desde la música hasta Hegel, incluyendo un vívido volumen autobiográfico.
“Filósofo justo”
Regás recordó que se conocieron hablando en castellano, idioma que siguieron utilizando en sus conversaciones y correspondencia en los 50 años siguientes. De ahí que, aunque inició su discurso en catalán, cambió luego a la lengua en la que ambos se habían comunicado. Trías, dijo, fue un filósofo “intelectualmente justo y de pensamiento amplio”, destacando la “originalidad de su pensamiento, transmitido en las aulas, los libros y las conversaciones”.
El acto se cerró con la interpretación de unos fragmentos de Mendelson, tras unas palabras de David Trías, hijo del filósofo, que en su nombre y en el de Elena Rojas, la compañera de Eugenio Trías, agradeció la distinción y recordó que, en 1995, recibió en el mismo Saló de Cent el premio Ciudad de Barcelona, compartido con Ana María Moix, fallecida el viernes.
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